Los Mossos crearon el primer gran fichero policial de Europa

Así se difundían las señas de un asesino en 1764: "disfrassat; esto és, vestit com a pagès, ab calçons, espardenyas y un barret ab las alas baixas. És home de las senyas següents: alt, moreno, amb la parlaria grossera"

El jefe del Servei Històric de los Mossos, Félix González Fraile, en BCNegra.

El jefe del Servei Històric de los Mossos, Félix González Fraile, en BCNegra. / FERRAN NADEU

ERNEST ALÓS / Barcelona

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En septiembre de 1764, el mosso d'Esquadra Joan Torrell avisaba al cabo Josep Veciana de que un informador había visto por un camino, apacentando a un burro, al asesino de su hermano Manuel Torrell. El sospechoso era un individuo, patrón de una barca que había entrado tabaco de contrabando desde Francia y que ahora circulaba disfrazado de payés por el país. Pero el mosso no se limitó a hacer llegar el recado, o a salir tras el criminal con el mosquete en la mano y un par de pistolas en la cintura. El procedimiento era más complicado, ya que el cuerpo de seguridad catalán había desarrollado un sistema de recogida y distribución de información, a través de un archivo central y subordinado a la autoridad judicial, con las primeras fichas policiales que se conocen, que lo convirtió en laprimera policía judicial de Europa, según ha explicado el jefe delServei Històric dels Mossos d'Esquadra,Fèlix González Fraile, durante una conferencia en el festival BCNegra.

Un pasado que este diario explicó en un amplio reportaje en septiembre pasado y del que el subinspector ha dado algunos interesantes detalles documentales.

Así que, según la ficha que el subinspector ha utilizado como muestra con los asistentes a BCNegra (de nuevo con La Capella a rebosar), Torrell describía así al marinero asesino: "un home que'l coneixia bé al dit patró se encontrà per lo camí de Tarragona, entre Reus y La Canonja, ab un ruquet disfrassat; esto és: vestit com com a pagès, ab calçons, espardenyas y un barret ab las alas baixas. És un home de las senyas següents: alt, moreno, ab la parlaria grossera, vestit com tinch dit". Acto seguido el mosso pedía que a su superior que se comunicase la información al jefe de los Mossos d'Esquadra, "don Feliph", para que tramitase las "diligèncias" y encargase a la escuadra de L'Arboç la persecución. Parece una pérdida de tiempo, pero, explica González Fraile, toda esta información volaba de posta en posta por los caminos de la Catalunya de la época ya que cada escuadra de los mossos tenía dos agentes destinados únicamente a ejercer de mensajeros.

Toda esta organización es fruto de la labor organizativa del fundador de los Mossos,Pere Antoni de Veciana,un auténtico predecesor de los Vidocq, Pinkerton, Fouché, Ahumada o Locard. Una figura no muy vindicada desde el propio cuerpo quizá debido al vergonzante origen del cuerpo: un instrumento de control del campo catalán por parte de las autoridades borbónicas, pensado para sofocar los últimos rescoldos de la rebeldía catalana pocos años después de la guerra de sucesión.

"Una muestra de la importancia del archivo central de los Mossos, ubicado en Valls, es que a pesar de que fue saqueado durante las invasión napoleónica aún se conservan unos 12.000 documentos en el Arxiu Comarcal del Alt Camp y en el Servei Històric de los Mossos", explica el responsable de este. En la información se conservan fichas policiales, relaciones de chivatazos, informes de confidentes...

Otra muestra que González Fraile ha traido bajo el brazo a BCNegra. Una relación, de febrero de 1737, enviada por el responsable del cuerpo en Puigcerdà, "de los paisanos que se ha podido averiguar crusaban las montañas de este distrito de la governación de Puigcerdà, de mi cargo, y que lebaban armas, sus nombres y sus circunstancias". En castellano, lengua con la que se relacionaban los mandos, y estos con la Real Audiencia, la autoridad judicial establecida con los decretos de Nueva Planta, mientras que muchos de los mossos de a pie seguían escribiendo en catalán, la única lengua que conocían. Escribiendo, porque el volumen del papeleo era tal que desde 1750 los mossos analfabetos quedaron apartados del cuerpo.

Un castellano, por cierto, peculiar. Por ejemplo, uno de los cuatro fichados en Puigcerdà, el vecino de Puigcerdà Jacinto Ricart, se había escapado de la cárcel donde había sido encerrado "por contrabandista de tabacos y de haver tirado un pistoletaso a un traginero de Francia". El resto de sospechosos habituales del lugar eran "un tal llamado Farrás, vecino del lugar de Tuisén", y dos vecinos de Alp, Bartolomé Masferrer, alias Rodó, desertor del Ejército español y alistado como miquelet en Perpinyà y Miquel Bunet, alias Lamitja, "iudiciado de haver urtado en Francia algunos bueyes".