SUCESO EN EL BAIX LLOBREGAT

Dos asesinatos en El Prat elevan a seis los muertos de la guerra de bandas dominicanas

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GUILLEM SÀNCHEZ / BARCELONA

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Dos bandas dominicanas se han enzarzado en una espiral de violencia sin precedentes en Catalunya que ya se ha cobrado seis muertes en un año. Todo comenzó con el robo de un cargamento de droga traído desde Amsterdam (Holanda). Uno de los dos grupos supo de la existencia de esta mercancía, en posesión del clan rival, y asaltó el domicilio en el que estaba escondida para llevársela. Fue una declaración de guerra.

Anoche en el barrio de Sant Cosme (Prat de Llobregat) se vivió el último episodio de este duelo cruento. Un pistolero irrumpió en el domicilio que compartían dos familias dominicanas y liquidó sin pestañear a los dos varones que había ido a buscar. "Ha sido otra ejecución", aclara una fuente policial, para subrayar la determinación que ambos grupos han puesto en aniquilarse mutuamente. 

LA LUCHA DOMINICANA

Los Mossos d’Esquadra dedujeron pronto que los dos cadáveres ajusticiados anoche estaban conectados con la lucha dominicana. Ambos habían recibido disparos en la cabeza y el asesino no se molestó en llevarse nada del domicilio. Posiblemente, actuó a esa hora porque sabía que los encontraría todavía en casa, antes de que salieran. Los dos grupos enfrentados los forman hombres jóvenes que pertenecen al mundo de la noche, al de locales con música caribeña. Por eso no es casual que la primera de las seis muertes ocurriera en una discoteca, la Koko del Paral·lel de Barcelona, el 22 de abril del 2016. 

Los vecinos de Sant Cosme cuentan que, a menudo, veían a los dos dominicanos fallecidos este jueves salir de su casa engalanados con trajes de fiesta antes de la medianoche y regresar cuando se acercaba el amanecer. Iban en compañía de mujeres que no pasaban desapercibidas para los jóvenes que suelen reunirse en las mismas escaleras sobre las que la policía científica este viernes buscaba pistas. Por las ventanas que dan a la calle, también habían visto asomar pelucas que las convertían en rubias por un día.  

BAÑO DE SANGRE

El joven de la discoteca Koko, herido de bala, terminó muriendo sobre la acera, rodeado de sus amigos. Uno de ellos se desahogó contra el cristal de un coche aparcado junto a la entrada y lo rompió a puñetazos. Resulta sintomático que en cuanto las sirenas policiales de los Mossos comenzaron a silbar a lo lejos, todos decidieran huir en desbandada por las calles del Raval. Esto ocurrió hace un año. 

Tras aquella muerte, se produjo un tiroteo contra el bar latino 'Torito' en el mes de setiembre. No hubo ningún herido. Dos meses después, en L'Hospitalet de Llobregat, apareció el siguiente cadáver durante la madrugada del 27 de noviembre. Estaba dentro de un coche aparcado sobre la acera de la Avenida Catalunya. Esa noche llovía y el ruido de la tormenta camufló el de las detonaciones. Nadie vio como acribillaron al conductor, un dominicano de 36 años. El 21 de diciembre un hombre armado entró en un bar de Terrassa y abrió fuego contra uno de los clientes, dominicano. Recibió tres disparos, pero sobrevivió. 

COMIENZA LA VENGANZA

Las dos primeras víctimas formaban parte del clan que reside en el Vallès Occidental, sobre todo en Terrassa. Dos muertos a cero. Un mes después, el 1 de enerocomenzó el ajuste de cuentas con la banda rival, cuyas residencias están en el Baix Llobregat. El día de Año Nuevo fue asesinado Pinto -un líder con galones-. El sicario disparó 11 balas contra un vehículo aparcado en la Avenida Río de Janeiro de Barcelona. Dentro de ese coche había también otro hombre y tres mujeres. Se aseguró de matar a Pinto y dejó en estado crítico al otro varón, que se recuperó milagrosamente. Una de las mujeres recibió un disparo en la pierna.

El 28 de marzo de este año, junto a la carretera BV-2001, muy cerca de la Ciutat Esportiva Joan Gamper -el recinto del F.C.Barcelona- apareció otro cuerpo dominicano. Tenía las manos atadas y un disparo en la cabeza. Costó más averiguar su nacionalidad. Pero era el cuarto muerto. Cada bando, tenía dos víctimas en su haber.

MUERTE SIN FIN

El doble asesinato de este jueves en San Cosme desempata el macabro registro de asesinatos. Hay tanta sangre derramada, tantas familias afectadas, que el motivo inicial de la droga sustraída parecer haber caído en el olvido. 

Los Mossos han practicado varias detenciones y llevan meses investigando "en profunidad" dos bandas que matan a una velocidad superior a la de los juzgados en los que se instruyen por separado cada uno de los crímenes. Pero la presión policial no asusta tanto como el clan rival. 

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