LA ÚLTIMA JORNADA DE LIGA

Xavi levanta la Liga camino del triplete

El Camp Nou celebra el primer título con una gran fiesta pese al empate y brinda un emotivo homenaje al futbolista que mejor simboliza el estilo que le ha llevado a marcar una época

El equipo posa con la Liga, en la fiesta del Camp Nou.

El equipo posa con la Liga, en la fiesta del Camp Nou. / periodico

DAVID TORRAS / BARCELONA

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Pasarán los años, y esté donde esté, en Catar, en Terrassa o, tal vez, en el mismísimo Camp Nou, a Xavi Hernández se le quebrará la voz cuando alguien le pida que le hable de aquel 23 de mayo. No hará falta que pregunte de qué año. No habrá otro 23 de mayo en su vida como el de este sábado. Y entonces Xavi recordará cada momento, el largo ritual que siguió en uno de sus días más tristes y más felices, el día en que empezó a decir adiós al Barça. El día en que levantó su octava Liga, la última, como si fuera la primera. Xavi se está marchando y el Camp Nou ya empezó a echarle de menos.

También él empezó a echar de menos al que «digan lo que digan es el mejor club del mundo», y, así, con esa creciente nostalgia, salió al césped cuando ya no quedaba nadie, rodeado de su familia y sus amigos, celebrando una Liga que nunca podrá olvidar, y a la que puede seguir la Copa y la Champions. Un triplete que haría honor a un futbolista único. Ni siquiera le supo mal el empate (2-2) en un partido que solo tenía un sentido: él. Seguro que prefirió ahorrarse la cruel escena de ver llorar al Depor por caer a Segunda mientras él y los demás estaban de fiesta. Las lágrimas fueron suyas y de muchos culés.

PREMIO A VERMAELEN

Era un día para ir al Camp Nou, para no faltar, igual que ha hecho él en estos 17 años, estar siempre donde debía, en el campo y fuera, desde que iba y venía en taxi hasta ayer. No era el último día pero se vivió como si lo fuera, y así lo interpretó la grada, entregada de principio a fin a uno de los que más siente suyo. Un símbolo de una idea, y de una época, un signo de distinción frente a los demás. Nadie como Xavi representa la manera de ser del Barça de la última década, el que ha marcado una época y una hegemonía indiscutible, y lo ha hecho entre muchos gracias a un tipo de lo mas normal. Y con un palmarés imponente, un símbolo del Barça que ha marcado a España a su pesar y le ha hecho ganar lo que no ganó en años y años de furia.

Fue un día para que los actores secundarios tuvieran el papel que no siempre han tenido y que propició que 22 de los 23 jugadores de la plantilla (todos menos Ter Stegen) puedan decir que han participado en la Liga. Y uno muy especial: Vermaelen, el fichaje inédito, que ha soportado un durísimo calvario. El Camp Nou tuvo un gran gesto y aplaudió cada acción del central, haciéndole saber que le estaban esperando y que celebran que todo haya acabado. En cambio, varios actores principales (Piqué, Busquets, Alves, Rakitic Suárez) se quedaron en la grada, reservados porque, a diferencia de otros (el Madrid, por ejemplo) este cuento no se ha acabado. La historia continúa. Dentro de una semana en el mismo escenario, el Camp Nou, y después en Berlín. Es el camino del triplete, un sueño inesperado, que parecía inalcanzable y que esta ahí delante.

El partido sobró por momentos pero pese a jugar sin jugar y casi dejarse empatar sin nada por lo que pelear, Messi se despidió con un par de goles que debieron ser tres. Un triple que le birló el árbitro para no perder la costumbre y seguir la tradición, como ocurrió el año pasado. La diferencia es que entonces supuso perder la Liga sin que el Camp Nou abiera la boca y esta vez todo estaba hecho y no paso de ahí. Si acaso, el Depor sí lo agradeció.

FIESTA CON NIÑOS

El Camp no dejó de cantar y de brincar. Tenía tanto que celebrar. «Campions, campions», rugió, catalanizando el grito de toda la vida, bajo un mar de olas. «Sí, sí, sí nos vamos Berlín», coreó. Pero el nombre que más se escuchó fue el de Xavi, desde que desplegó su figura en el mosaico inicial hasta el último instante.

La fiesta acabó con vuelta de honor, y una legión de niños detrás de sus padres, correteando sobre el césped y confetis, en un chiquipark de campeonato. «Nos citamos aquí dentro de 15 días, seguro que el Barça será aún mas grande», fue el mensaje de Luis Enrique, ovacionado, en una conexión auténtica, sin la tensión que se vive con el club. «Queremos la Copa y la Champions. Queremos volver el día 7 a celebrarlo con vosotros», proclamó Iniesta, en catalán, ejerciendo como el capitán que será. Pero antes a Xavi le espera un último acto. O, mejor, dos. Levantar la Copa y la Champions.