Viaje al mundo interior de Luis Enrique

"Es un cachondo mental. El primero que ríe, el primero que hace grupo", dice uno de sus pretorianos en una de las definiciones que retratan al técnico del doblete del Barça

Luis Enrique, sentado a la mesa junto a sus colaboradores en la Ciutat Esportiva Joan Gamper, en un momento de la filmación del documental que se emite este martes.

Luis Enrique, sentado a la mesa junto a sus colaboradores en la Ciutat Esportiva Joan Gamper, en un momento de la filmación del documental que se emite este martes. / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / BARCELONA

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"Es un auténtico cachondo mental. El primer tío que ríe, el primer tío que contagia su risa, el primero que hace grupo, el primero que quiere a la gente enchufada pero, sobre todo, feliz. El problema es que él es como es y hace mucho tiempo decidió que no piensa cambiar ni un ápice su forma de ser para agradar a todo el mundo. Y como detesta poseer su propio lobi de periodistas aduladores, ha preferido tragarse las críticas que lo señalan como una persona arisca, crispada, poco simpática. Pero aquí, en la Ciutat Esportiva, jamás ha habido tan buen rollo como ahora y se trabaja en familia, con un espíritu de grupo fabuloso".

Una de las diez personas que, durante los dos últimos años, no se ha separado ni diez metros ni diez minutos de Luis Enrique Martínez (Gijón, 1970) desde que llega, en bici, a la Ciutat Esportiva Joan Gamper a las ocho de la mañana hasta que se va, a las ocho de la noche, considera que desde el primer día que fichó por el Barça a ‘Lucho’ solo le interesa su trabajo y el estado de ‘la guardería’, como algunos llaman, cariñosamente, al vestuario de las estrellas azulgranas.

EL DOCUMENTAL

Ese espacio, en el que conviven 24 futbolistas y 26 auxiliares, es un santuario al que han tenido acceso las cámaras de Barça TV durante algunos meses para poder grabar y presentar esta noche en TV-3 y el canal del club (21.55 horas) el documental de 45 minutos ‘Els homes de Lucho’, donde, evidentemente, ninguno de los que dan la cara quiere hablar en esos términos porque el reportaje es, simple y llanamente, una presentación de los hombres de Lucho y una perspectiva de cómo trabajan diariamente. Y punto.

El resto, por ejemplo cómo se integran Messi & Cia en ese día a día, será, dicen, o tal vez no, motivo de otro documental, que probablemente las estrellas vetarán un día de estos. En el documental se ve, dicen, al auténtico Luis Enrique. Al que se asoma a la puerta del despacho de sus analistas y, tras picar con los nudillos, grita "¡holaaa, soy el ‘cucu’!" o quien, al presentar a su amigo y psicólogo de cabecera, Joaquín Valdés, dice "¡bendito psicólogo!, es el único al que aguanto y el único que me aguanta, pero quiero que esté constantemente a mi lado porque me ayuda a gestionar las situaciones de estrés que vivo".

UN SEMINARIO DE 'COACHING'

Y es que la personalidad del ‘mister’ azulgrana da para un seminario de 'coaching' y, bajo ese punto de vista, lo han analizado para EL PERIÓDICO personas de su entorno, que prefieren mantenerse en el anonimato: "Si Lucho sabe que he hablado contigo, me mata". Luis Enrique es tímido, pero muy abierto con los suyos y, sobre todo, en entornos confortables, que es el que ha creado él en la Joan Gamper. Firme, convencido de sus ideas, pero con una capacidad inmensa de escuchar a los suyos, a esos que ha integrado en su grupo. Enérgico, vital, optimista y muy dinámico, sabe que tiene mucha energía y necesita quemarla "y, no solo lo hace en el trabajo, en el día a día, sino en sus actividades deportivas paralelas", que empiezan por ir cada día en bici desde su casa de Gavà a la ciudad deportiva, 20 kilómetros de ida y 20 kilómetros de vuelta.

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"No es nada diplomático y, por supuesto, no tiene ganas de gustar a todos. Sabe que eso es imposible y que eso le llevaría a falsear su personalidad y Lucho pretende salir de todo este lío del fútbol siendo Luis Enrique Martínez, no su personaje", comenta uno de sus amigos del alma. Es, dicen, muy atrevido y eso que no tiene una rama creativa muy destacada, pero sí está abierto a soluciones diversas, fruto de esa cualidad tan suya de escuchar a todo el mundo antes de decidir. "Radical y transgresor, seguramente asociado a su dinamismo y energía, cree que el mundo está en continua evolución y que lo que hoy es una solución, mañana puede ser un problema. Y, en ese sentido, trata siempre de seguir mirando las cosas desde el lado correcto".

CADA COSA TIENE SU SOMBRA

Muchos creen que la fuerza del grupo que dirige o en el que convive Luis Enrique se basa en tratar de comportarse siempre en el punto medio. "En 'coaching' se dice que ‘cada cosa tiene su sombra’. Al hablar de firmeza, si se exagera, llegas a la rigidez; si hablamos de flexibilidad, y se exagera, caes en la laxitud; y si hablamos de fortaleza, y se exagera, te comportas con prepotencia". Todo eso, en un hábitat como ‘la guardería’, donde el ‘mister’ está siendo observado continuamente, desgasta muchísimo al jefe, que, desde fuera, puede sonar a hueco cuando su voz de mando y autoridad es uno de los tesoros del secreto del actual Barça.

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Ese Luis Enrique que lo controla todo, al que le faltan horas y días para pensar en el Barça ("el día que perciba que no soy útil, me iré a casa a pasar más tiempo con mi familia, especialmente con mi pequeña Xana, pues Pacho y Sira ya son adolescentes y casi no los veo"), llegó a definir la ciudad deportiva como Disneylandia por lo mucho que disfruta en su interior. Ese Lucho aprendió muy pronto que debía delegar, pese a querer acapararlo todo. Y eso le ocurrió, cuentan, la primera semana que empezó a trabajar con el Barça B y Toni Alonso, el delegado del filial, no paraba de consultárselo todo. "Mira, Toni, yo no voy a poder decidirlo todo, así que empieza a tomar tú las decisiones de tus cosas y lo que hagas me parecerá de maravilla".

UN PRESIDENTE QUE NO MOLESTA

"No dudar de los futbolistas y de la gente de tu equipo es fundamental en este trabajo, en el día a día, de un equipo de fútbol", señala otra fuente. Lucho, según explican los suyos, "recibe más información de lo que pregunta, pues todo el mundo le aporta diariamente la parte de su parcela que debe conocer el ‘mister’". Ese conocimiento de todo le permite sobrevolar los problemas solo interviniendo en aquellos que requieren su atención. Lo que peor lleva, lógicamente, "son los días de luto, que siguen a las escasas derrotas que sufre el equipo, y ahí se esmera para que pasen lo mejor y más rápidamente posible".

Ese conocer y, sobre todo, la ayuda del grupo, de los capitanes, de los jugadores influyentes y, cuentan sus colaboradores, la intervención esporádica del presidente Josep Maria Bartomeu, "que no molesta, que deja hacer, que no se inmiscuye, que interviene lo justo, pero muy acertadamente", es lo que le permitió a Lucho superar la crisis de confianza que tuvo, el pasado año, con Leo Messi, quien, en la final de Copa, "le dio el abrazo más emocionado y sincero que muchos de nosotros le recordamos en años".

UN MICROMUNDO ESPECIAL

Ese abrazo, dicen todos, refleja el carácter y la personalidad del grupo azulgrana, de esa curiosa ‘guardería’ donde cada uno juega un rol muy especial y donde muchos se sorprenderían de la importancia, vitalidad y poder de decisión que tienen algunos futbolistas como, por ejemplo, Andrés Iniesta, "que parece una mosquita muerta y, sin embargo, forma parte del núcleo duro que mantiene al grupo unido y motivado".

Esa familia de 50 miembros, entre plantilla, técnicos y auxiliares, vive en un micromundo muy especial, donde las reglas las comparten y respetan todos y donde, en la intimidad del cuadro técnico, hay recuerdos, emblemas, pautas (como ese sofisticado gráfico, más parecido a la bolsa que a un organigrama futbolístico, diseñado por Juan Carlos Unzué donde están los días de partido, de descanso, de entrenamiento, las sesiones, la intensidad de cada una de ellas, "cosa de un loco como Juan Carlos", apostilla Lucho); donde hay una fotografía del 'staff' técnico de Luis Enrique en su época en el Celta (cada amigo de Vigo ha recibido la camiseta del doblete de este año dedicada, Lucho jamás se olvida de ellos); donde existe una foto del técnico en bici, vestido de Movistar, enseñando su culo "porque es todo lo que vio Juan Carlos durante las vacaciones" y un curioso cartel, distribuido por otras dependencias de la Joan Gamper, en el que se puede leer en inglés, "You can have results or excuses, not both” (puedes tener resultados o excusas, no las dos cosas).

EL PESO DE LOS JUGADORES

Ahí convive un grupo profesional que emplea todas sus horas en la mejora del rendimiento de los jugadores. "Dicen que estoy obsesionado por el estado de forma de los jugadores, no es cierto; dicen que estoy solo pendiente de su peso, tampoco es verdad, lo único cierto es que el peso es un factor de riesgo de lesión importantísimo. Me interesan más los goles, las victorias, su felicidad, que jueguen alegremente más que su peso, pero el peso dispara mi preocupación, sí", señala Lucho, que reconoce, pero no dice nombres, "haber tenido entrenadores muy buenos, buenos y muy malos; he aprendido de todos, especialmente de estos últimos, porque he aprendido lo que nunca haré".

Luis Enrique, cuenta a los suyos, preferiría seguir siendo jugador. "Me lo pasaba bomba, entrenaba, peleaba por un puesto en el equipo titular y me volvía a casa feliz". Ahora tiene sus preocupaciones y la de los 50 miembros de su familia futbolística. En casa le esperan cada día su esposa, Elena, Pacho, Sira y Xana, con los que disfruta del Mediterráneo de Gavà y de las amistades de toda la vida. Ellos y su grupo de trabajo más íntimo le ayudan a afrontar los momentos más duros y delicados de su trabajo. "Muchos creen que yo solo trabajo con amigos y no es así. Trabajo con los mejores profesionales que puedo. Si solo trabajase con amigos, me traería a mi hermano (Felipe, guardia urbano en Gijón), con el que me llevo de maravilla pero que no tiene ni idea de fútbol. Aquí están los mejores, no mis amigos".

DONDE NO HAY AMIGOS

Donde no tiene amigos Lucho, o no muchos, es en la sala de prensa de la Joan Gamper. Ni los tiene, ni los busca, ni los necesita. Repito, no quiere lobis. Su primer año frente a los periodistas fue duro, tenso. Chocaba a diario. Su segunda temporada ha sido mucho más hábil, dicharachera incluso. Hay quien le recuerda cruzando la puerta de la sala de prensa al grito de "vamos a pasarlo bien", lo que no quita que tenga ya muy fichados a todos sus interrogadores. Hasta hoy, Luis Enrique ha protagonizado 252 ruedas de prensa (124 la temporada pasada y 128 en esta campaña), nadie se ha visto las caras tanto con los periodistas como Lucho. Y, cuando digo nadie, es nadie, ni político, ni deportista, ni artista, nadie.

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A Luis Enrique solo le interesa el fútbol y todo lo que rodea al balón, la preparación del futbolista y su obsesión por no dejar ninguna duda por resolver antes de cada partido, sea el rival que sea y la competición que sea. "Lucho es uno de los grandes conocedores de este invento llamado fútbol. Y punto. No le busquen más vueltas al personaje", señala uno de los grandes colaboradores de Pep Guardiola en la etapa del Barça celestial. "¿Quieres saber quién es, cómo piensa y cómo trabaja Luis Enrique? Mira el ejemplo de Nolito. Luis Enrique cogió a Nolito en el B, le explicó de qué iba este invento del fútbol, le hizo entrenar, que es lo que hacen los buenos deportistas, le motivó, le explicó hasta dónde podía llegar, lo hizo profesional y soñar, y ahí tienes a Nolito, a punto de fichar por el Milán, marcando dos golazos con España y con muchas posibilidades de ser titular de la Eurocopa. Ese es Luis Enrique".