EL INICIO DE LIGA AZULGRANA

Valverde y la era postridente

El nuevo técnico del Barça, obligado a crear un nuevo patrón futbolístico tras la huida de Neymar

Ernesto Valverde da órdenes durante el partido

Ernesto Valverde da órdenes durante el partido / periodico

Albert Guasch / Barcelona

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Se sentía fuerte y vitaminizado Ernesto Valverde en la presentación como entrenador del Barça. "Ahora podré disfrutar desde el otro lado y hacer sufrir a los demás". Tantas veces apabullado con su Athletic por el tridente, ensoñaba muchos festivales goleadores. Recuperar la mordiente en la presión arriba, agruparse solidariamente en el campo y, a partir de ahí, que entre MessiSuárez Neymar se repartiesen el pastel ante la portería. ¿Qué podía ir mal?

Nada se asemeja a sus expectativas. Disipado el humo de la ira, llega el momento de constatar el descomunal agujero que ha causado el delantero brasileño con su inesperada huida al PSG. El correctivo de la Supercopa magnificó la evidencia.

Valverde debe ahora tramar una estructura postridente. Sin el heredero, el equipo parece desnudarse por diferentes partes. Como si al tirar de un hilo se descosiera toda una pieza. De golpe, aparenta un grupo menos arreglado y más envejecido. Menos fiable. "Tengo una confianza extraordinaria en lo que voy a hacer", aventó en esa presentación. Va a necesitar de esa fe en sí mismo tal y como se ven en el presente las cosas. 

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Nadie ocupa de momento la taquilla de Neymar en el vestuario. Cuesta arrancar a Coutinho y Dembelé de sus clubs de origen y no se sabe si la amplia comisión deportiva baraja alternativas. Desde Inglaterra llegaron ayer noticias de que el Liverpool habría rechazado otra oferta del Barça por el brasileño. Se va subiendo la apuesta sin éxito. Tercer portazo. 

Ambiente abatido

Según el diario inglés Daily Mail, la entidad azulgrana habría puesto ahora sobre la mesa 125 millones de euros. La primera propuesta se elevó a 80 millones, en plena gira del equipo por EEUU, y la segunda fue de 100 millones, que vino acompañada además del llamado tranfer request por parte del jugador de 25 años. Es la petición formal que insta al club a considerar su traspaso. Todo en vano, para desesperación de directivos, técnicos y aficionados. El cierre del mercado se echa encima ya a toda prisa. Sensación de vértigo.

Por si fuera poco, Valverde no podrá disponer de Luis Suárez en el estreno ante el Betis (domingo, 20.15 horas) ni, de hecho, durante todo un mes por una lesión en la rodilla. De suspirar por alinear al tridente a, veamos, un ataque formado previsiblemente por Deulofeu y Alcácer acompañando a Messi. No es lo que había imaginado el Txingurri.

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Se espera, pues, un ambiente alicaído en el Camp Nou. Por el estado del equipo y, por supuesto, por los brutales acontecimientos en el centro de la ciudad. Un minuto de silencio recordará antes del partido que el mal existe y que Barcelona lo ha sufrido en su arteria más vital y que resistirá sin miedo.

Buen calendario

Algo cuenta a su favor el nuevo técnico azulgrana. Es el calendario. No es de lo más exigente en las primeras jornadas. Betis, Alavés, Espanyol, Getafe, Eibar, Girona, Las Palmás... Por este orden. Tiempo de sobras para reanimar a las tropas y para adaptar a las nuevas piezas que a la fuerza deben incorporarse al plantel.

"Nos tenemos que recuperar desde todos los puntos de vista, pero sobre todo el anímico" (Ernesto Valverde)

"Nos tenemos que recuperar desde todos los puntos de vista, pero sobre todo el anímico. Somos un buen grupo y tenemos que encontrar esos mecanismos que nos hagan ganar. Nos interesa ir ganando, rearmarnos y saber que esto va para largo", comentó Valverde tras el zarandeo sufrido en el Bernabéu el pasado miércoles. 

Una alusión a los estados de ánimo del fútbol. También una petición de calma necesaria en un club nervioso. Las sospechas se acumulan sobre la directiva y empiezan a deslizarse también sobre algunos jugadores. Pero pronto se empezará a debatir sobre la propuesta de Valverde, como nuevo inquilino del banquillo que es. La marcha de Neymar le obliga a replantear la forma de jugar. Pero no se le podrá juzgar hasta que sepa la identidad de la nueva estrella y cómo la adapta al equipo. Queda por ver si ahondará en ese extraño 3-5-2 del otro día.

El espíritu colectivo

Se le analizará también la apuesta por la Masia, tan marginal en la época de Luis Enrique. Fue una de las razones por la que se le fichó, expuso el presidente Josep Maria Bartomeu. Una reclamación permanente de una parte notable de la grada. Pero lo inmediato es recuperar el espíritu colectivo del juego y zafarse de las urgencias.

No ha sido, ciertamente, un inicio convencional para el extrentrenador del Athletic. Casi nunca hay tiempos convencionales en la agitada vida en can Barça.