Una buena semana mala

ANTONIO BIGATÁ

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Las cosas del fútbol que se juegan sin balón y fuera del césped han vuelto a proporcionar una semana agridulce a los barcelonistas. Es evidente que los problemas que rodean al club ni pueden ni deben ser silenciados. En otras entidades a veces existe la posibilidad de disimularlos o aplazar su estallido, pero la autoflagelante alma culé no se consiente a sí misma este tipo de trampas. Por ello, en la que tenía que ser la semana magnífica y reconfortante del regreso de Messi a la apoteosis, el barcelonismo ha vivido días de apretar los dientes por Vermaelen y por un mediocre, mal medido y silbado vídeo.

Claro que se ha festejado que la gran figura barcelonista machacase con dos triples los históricos récords goleadores de Zarra, en la Liga, y Raúl, en la Champions. Pero estas dos gestas deportivas, que además van aupando la idea de que Messi vuelve poco a poco al glorioso nivel previo a su año de decaimiento físico y psicológico, el barcelonismo las ha vivido con una euforia limitada.

Un apellido que la mayor parte de la familia culé hace un año ni siquiera conocía y ni siquiera sabía pronunciar, Vermaelen, ha conseguido solapar al de Messi. A estas alturas está claro que alguien se equivocó en la contratación de Vermaelen. Quien debía llegar con urgencia para resolver el problema de un agujero detectado y no tapado desde el declive de Puyol ha hecho hasta hoy una aportación cero al equipo, y hay datos que subrayan que eso era previsible. Todo apunta a un error de los servicios médicos, pues era público que se le fichó lesionado, pero la verdad se desconoce porque en los traspasos se cruzan muchos factores.

Arma arrojadiza contra la junta

En cualquier caso, mientras el presidente no delimite explícitamente de quién es la culpa, hay que decir que la responsabilidad final es suya. Tampoco se trata de ninguna tragedia extraordinaria. En esto, como en todo lo demás, unas veces se acierta y otras no. Encima, gracias a otra incorporación de este verano, Mathieu, y al rendimiento de los defensas que ya estaban en la plantilla hasta ahora, el centro de la zaga no ha constituido un problema especial para el equipo. Pero aunque no haya sido ninguna tragedia sí es un mal incidente, un problema, un factor de malhumor y, sobre todo, un tema utilizable como arma ofensiva desde el entorno hostil a los actuales gestores de la entidad.

Lo del vídeo de Messi ha sido otro error. Era poco brillante e incluía unas inoportunas imágenes de Bartomeu y Zubizarreta que fueron entendidas mayoritariamente como un intento para que ambos capitalizasen parte de la gloria del delantero ahora que están siendo contestados por mucha gente. Tampoco está demostrado que ellos interviniesen o conociesen el vídeo. Fue un mal paso pero tampoco una tragedia.

Análisis recíproco

Pero sí que ha sido una tragedia que estas dos cosas, el vídeo y Vermaelen, hayan compartido las primeras páginas y los grandes titulares de la apoteosis de Messi empequeñeciendola en cierto sentido. Y en un mal momento. Hace una semana escribía que ahora que los barcelonistas parecen estar examinando a Messi para saber si quieren seguir entregados a él, posiblemente ocurre también lo contrario: que Messi esté examinando al barcelonismo para decidir si le vale la pena continuar aquí. Es muy probable que las sombras de esta semana le hayan hecho inoportunamente muy poca gracia.