ANÁLISIS

Tras una mala noche europea

Luis Enrique, el pasado miércoles ante el Apoel.

Luis Enrique, el pasado miércoles ante el Apoel.

ANTONIO BIGATÀ

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Con ganas de conservar el liderato, dispuesto a intentar mantener en el desplazamiento a campo del Levante los cero goles recibidos hasta ahora en su puerta, el Barça prosigue este arranque de temporada gradual, creciente y prometedor que tiene como único lunar lo mucho que sufrió y dio que pensar la noche del Apoel. Porque en este debut en la Champìons hubo momentos en que reapareció la espesura mental, la pesadez, el aburrimiento y la impotencia vividas la temporada pasada. Ante un equipo simplemente ordenado y correoso el atisbo de pesadilla tuvo incluso la guinda mustia de la reaparición de un Messi poco vivaz, participativo solo a ráfagas y perdedor de bastantes más balones de los que normalmente cede el mejor jugador del mundo.

Separando el trigo de la paja, el barcelonismo debe reflexionar sobre algunas lecciones de aquella noche. Y reconocer, en primer lugar, la racionalidad y valentía de Luis Enrique. Precisamente porque enfrente había un rival muy asequible, tenía más sentido aplicar frontalmente la filosofía de la rotación y alinear algunos de los hombres que hasta ahora han jugado menos, que la gloria de la goleada divertida (aunque no muy trascendente) que en principio, creo, prefería la afición.  Y los clasificables como reservas intervinieron, para su propia experiencia y rodaje, en un partido que se convirtió en objetivamente difícil y exigente, que para su puesta a punto resultó mucho mejor que la participación en un paseíllo plácido.

De Ter Stegen a Samper

Segunda evidencia: la afición barcelonista recibió varios regalos de alta calidad pese a lo insípido que fue el partido. Luis Enrique hizo debutar en partido oficial a Ter Stegen y aunque intervino poco la grada sabe desde ese miércoles por la noche que tiene un portero con muchas posibilidades de ser un lujo de cara al futuro. También hubo presentación formal en sociedad de Sergi Samper, acontecimiento muy esperado por todos los que están atentos al crecimiento de la cantera. Respecto a él salió idéntica conclusión que con Ter Stegen y para una de las posiciones sobre el campo más complejas y decisivas . Debutaron a nivel Champions Munir Sandro, dos de las ilusiones culés de este inicio de temporada y de era. Y reapareció Xavi en su nueva función de gran comodín de apoyo pero no ya primer protagonista. No, no fue un miércoles banal.

Tercera cuestión: descansaron RakiticBusquets y Alba una noche en que además de poder hacerlo posiblemente les convenía. Para mí el único error de Luis Enrique fue no sumar a ese grupo a Messi. Algunos dirán que lo peliagudo que se puso a la hora de la verdad el cerrojo del Apoel  le dio la razón al técnico, pero es legítimo pensar que con Messi sustituido por un jugador más fresco también habría ganado el Barça.

Cuarta lección: la afición también debe poner su parte en esta nueva etapa de crecimiento del conjunto de la plantilla y del equipo. Y eso implica saber sufrir -entendiendo la jugada-- algo más de lo deseable a cambio de que se hagan con coherencia pruebas de posiciones, rodajes y rotaciones. Hay caminos que a corto plazo son más placenteros, como buscar goleadas fáciles ante los rivales más flojos de la primera ronda de la Champions. Pero cuando se buscan objetivos que únicamente pueden lograrse en abril o mayo, todo lo que se haga en septiembre son simplemente medios y no fines.