La súplica de 'Lucho'

Hasta empleó palabras de Chanquete (“a lo mejor, a lo mejor”) para salir airoso de alguna pregunta incómoda (“¿volverá Alcácer a tener la oportunidad de jugar ante el Sporting’”). Por supuesto, se negó a responder lo que ya se ha negado a contestar tantas veces: “Ya sabéis mi opinión de los árbitros” y “no pienso pronunciarme sobre mi continuidad aunque los jugadores pidan que siga”. Luis Enrique estuvo, como casi siempre, resolutivo, contundente, con pocas palabras, pese a que mañana visita el Camp Nou (19.30 horas) el equipo de toda su vida, el Sporting de Gijón.

Pero sí aprovechó la ocasión para, después de que un periodista le explicase con estadísticas que Busquets e Iniesta ya no son, por mucho, por muchísimo, los pasadores del equipo (“lo es Mascherano, con un 73 de media por partido; Umtiti y Piqué, 70), pedir, reclamar, casi suplicar que “cuando acudáis a las conferencias de prensa de los entrenadores rivales les pidáis que dejen de apretar al Barça arriba. Derciles ‘¡dejar jugar al Barça!', y, así, volveremos a las estadísticas de antes, de cuando Busquets e Iniestas tocaban y pasaban más balones que ahora”.

PRESIÓN MUY ALTA

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Y es que, en efecto, el tormento de Luis Enrique, en su tercera temporada en el Barça (de ahí su graciosa súplica y la petición de que los periodistas intermediemos ante los adversarios), es que los equipos, ya todos, sí, todos (“antes lo consideraban una locura y, los que lo hacían, eran tratados de ingenuos”), aprietan al Barça muy arriba. “Nos presionan más arriba, no nos dejan jugar y ese es su mérito. La posesión es una manera de ganar, un medio para conseguir el principal objetivo. Si te aprietan arriba, crean huecos a sus espaldas y es eso lo que tenemos que aprovechar nosotros”.

Aprovechar es el paso siguiente a preparar el asalto a la portería rival que es, debido a los pocos días de entrenamiento que tiene el Barça (juega tres partidos por semana), una seria dificultad, pues Luis Enrique no ha podido entrenar cómo resolver esa nueva presión en su tercer año. De ahí que siga elogiando el gran rendimiento de sus delanteros y, muy especialmente, los goles de Leo Messi. “Sería ingenuo decir que no tenemos messidependencia, que no dependemos del mejor futbolistas del mundo. ¡Ojalá sigamos dependiendo de él muchos años más!”