Suárez no está para payasadas

El delantero uruguayo solo necesitó dos disparos para sentenciar el derbi después de estar casi un mes sin marcar

Suárez festeja su segundo gol, el 0-3 del Barcelona al Espanyol en Cornellà.

Suárez festeja su segundo gol, el 0-3 del Barcelona al Espanyol en Cornellà. / periodico

MARCOS LÓPEZ / BARCELONA

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Suárez no está para payasadas. Y un mes sin marcar un gol es todo un mundo para un delantero centro. Sobre todo si es él, un tipo que entiende el juego como punto y final. Tenía el balón controlado el Espanyol y el Barça, como había ocurrido durante la primera mitad se intentaba organizar defensivamente. Todo parecía normal para todos, excepto para un jugador astuto, camuflado entre la hierba, con uniforme mimetizado. Falló Jurado con una torpeza  impropia de un futbolista profesional, los centrales del Espanyol se despistaron un segundo y cuando giraron la cabeza Luis Suárez ya estaba festejando un gol decisivo, celebrado con un singular baile en homenaje a Delfina, su hija.

EL 'NUEVE' INVISIBLE

 Así es el nueve. No pregunten por él. A veces, no entra en la circulación colectiva. No está en el partido. O eso se cree. Pero siempre aparece cuando se le necesita, especialmente cuando llevaba cinco partidos sin marcar. Demasiado tiempo. "Es una nimiedad", llegó a decir Luis Enrique antes del derbi. A las pruebas se remitió después cuando el Espanyol no detectó a ese delantero invisible. Y no sería solo por su capacidad para evadirse de los radares defensivos de los pericos. Ni siquiera Jurado, con un irresponsable pase desde el centro del campo en dirección al corazón del área blanquiazul, supo donde estaba el uruguayo.

DE JURADO A AARÓN

De repente, y después de un solidario y gran ejercicio colectivo, el Espanyol comprendió que se había jugado el sueldo contra Suárez. Perdió la apuesta, claro. "Espero que los jugadores aprendan que no se pueden cometer estos errores y menos ante un jugador como Luis Suárez. Son errores puntuales, pero el resultado no refleja lo que ha pasado en este partido", confeso un decepcionado Jordi Lardín, el director deportivo del club blanquiazul.

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Suárez, entretanto, iba a lo suyo. Dos fallos del Espanyol, dos goles decisivos. Y en el primer disparo a puerta del Barcelona ya se ponía por delante. "Ellos hicieron un buen planteamiento defensivo y no le encontrábamos la solución", admitió Suárez. "Pero no perdimos la ambición ni dejamos de trabajar", añadió el delantero azulgrana, el hombre que descubre antes que nadie las grietas ajenas. No solo ocurrió en el primer tanto sino también en el segundo, ya con el partido liquidado.

"¿Una nimiedad dijo el míster? Pues sí, para mí también" (Luis Suárez)

Pero él no entiende de minutos de basura. Ni tampoco de instantes para descansar. Un centro absolutamente intrascendente. Parecía eso. Aarón, un zurdo cerrado, también se equivocó. Uno (Jurado) en un pase largo hacia atrás; otro (Aarón) en el interior del área pequeña, casi en las narices de Diego López. Cuando ambos se dieron cuenta, Suárez ya corría desesperado para festejar su segundo gol en un derbi que rompía la mala racha que arrastraba desde el pasado 5 de abril.

No, no es nada habitual que el nueve esté seco tantos partidos. Hasta cinco encadenó (Málaga, doble duelo europeo contra la Juventus, Real Sociedad y Madrid) antes de presentarse en Cornellà para terminar con su frustración. «¿Una nimiedad dijo el míster? Pues sí, para mí también», admitió el nueve, quien recordó que había vivido «con mucha tranquilidad» ese oscuro período.

SIN OBSESIONES

"No es una obsesión para mí. Mi objetivo es ayudar al equipo y se puede hacer marcando goles o no", aseguró Suárez, un delantero tan certero que solo ha necesitado dos remates para marcar dos goles. Dos errores groseros sostiene el Espanyol, y con toda la razón del mundo, pero el problema en realidad no fue equivocarse sino en hacerlo delante del goleador uruguayo.

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"¿Suárez? No estaba preocupado. Tú", dijo Luis Enrique mirando a un periodista uruguayo, el mismo que le preguntó horas antes del derbi por la crisis del nueve, «sí lo estabas. Y los uruguayos, también», bromeó el técnico azulgrana, recordando que el delantero "aporta mucho más que goles". Mal harían en mirar solo a Suárez cuando remata. Pero no lleva ni tres temporadas en el Camp Nou y suma ya 117 goles, los mismos que Stoichkov.