ELECCIONES EN EL CAMP NOU

Rosell, no gracias

Joan Laporta juega con un balón en su sede electoral (foto de la izquierda) y Josep Maria Bartomeu charla con el jefe de prensa de su campaña, Carlos Martín, en el Club Esportiu Laietà.

Joan Laporta juega con un balón en su sede electoral (foto de la izquierda) y Josep Maria Bartomeu charla con el jefe de prensa de su campaña, Carlos Martín, en el Club Esportiu Laietà. / periodico

MARCOS LÓPEZ / BARCELONA

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Ni rastro de él. No se sabe por dónde anda. Ni tampoco qué hace. Ni si hará público a quién apoyará en estas elecciones. Por razones bien distintas, pero todos coinciden en algo. Los seis precandidatos a la presidencia del Barça llevan escrito ese eslogan en sus rostros. «Rosell, no gracias». Algunos, como el último presidente, Josep Maria Bartomeu, para defender su independencia, alejándose como ha venido haciendo en los últimos meses, aún en el palco del Camp Nou, de la obra rosellista, del presidente más votado en la historia del club que se marchó, según Joan Laporta, «corriendo y sin dar explicaciones» a mitad de mandato.

DEL PODER AL OLVIDO

Rosell es la figura invisible de esta precampaña, a la espera de la criba definitiva del próximo sábado. Será ese el último día para recoger las 2.534 firmas necesarias para ser luego proclamado candidato el 6, 7 u 8 de julio. Laporta insiste en vincular a Bartomeu con Rosell («son dos figuras indisociables», reitera). Agustí Benedito, por su parte, revela que «Rosell pide el voto en las peñas para Bartomeu». Y hasta Toni Freixa, la voz oficiosa del rosellismo en la oposición (2005-2010) y la voz oficial en el poder (2010-2014), se aleja del que fuera primero su líder y después su presidente. Tan solo le llamó Freixa para comunicarle que se presentaba a las elecciones, tras estar, eso sí, un año sin cruzar palabra, coincidiendo con la dimisión de Rosell en enero del 2014 por el caso Neymar. Desde el primer día en que se presentó, Laporta ha asociado las dos palabras. Cuando habla de Bartomeu se refiere siempre a «Bartomeu y Rosell» en un mensaje que intentará ir haciendo calar hasta el final. Con la misma contundencia laportiana se defiende Bartomeu, recalcando que «Rosell ya está lejos del Barça», marcando perfil propio. «No le consulto nada».

LOS SUPERVIVIENTES

El hombre que acabó con el laportismo (Rosell obtuvo 35.021 votos, el 61.35%, en el 2010) y con sus otras vías (Marc Ingla conquistó a 7.014 socios y Jaume Ferrer a 6.168) pone ahora de acuerdo, cinco años después de barrer como nadie hizo antes en las urnas, a los seis precandidatos. De aquel proceso, solo sigue Benedito, que fue segundo con 8.044 votos, y que ve ahora cómo su largo trabajo en silencio del último lustro queda aprisionado por la fuerza mediática del choque entre  Bartomeu (el poder actual) y Laporta (el poder que fue).

Jordi Majó, otro superviviente, pero del 2003, ha aportado elementos nuevos a la campaña (el voto electrónico, dio antes que nadie el nombre de su director deportivo, el danés Michael Laudrup), busca su nuevo espacio sin mucho tiempo para recolectar las firmas. Como Freixa, que estuvo hasta el último día con Bartomeu en la junta. Pero pelea cara a cara para diferenciarse de él y de Rosell, dibujando un proyecto deportivo que genere la excelencia de La Masia. Solo Jordi Farré, el líder de Som gent normal, puede presumir, y con razón, de ser la única voz realmente nueva en el complejo panorama preelectoral del Barça, que se irá aclarando en los próximos días.

Es Farré el único de los seis que no había estado antes en ningún escenario, totalmente independiente de las corrientes de opinión que han dominado el barcelonismo en los últimos 15 años. Y pelea contra reloj, al igual que Majó y Freixa, para obtener las firmas. «Habrá dos o como mucho tres candidatos», llegó a pronosticar Laporta, asumiendo la dificultad de obtener el aval del socio con tan poco tiempo. Bartomeu tiene ya más de 2.534 rúbricas, pero no quiere decirlo para dar un golpe de autoridad el sábado.

LA 'BATALLA POGBA'

Por eso, la precampaña, que debía ser novedosa porque el Barça no puede fichar jugadores este verano debido a la sanción de la FIFA, ha girado, de nuevo, a lo tradicional. A lo antiguo. A la batalla por el crack. En este caso por el crack Pogba. Poco importa que no pueda jugar hasta enero del 2016 dejando, de nuevo, otra curiosa y extraña paradoja en el universo Barça. En el verano en que no se puede fichar,  es cuando salen más nombres para un equipo, el de Luis Enrique, que no hace todavía ni un mes que cerró en Berlín una temporada impecable: Liga, Copa y Champions.

Laporta presume de tener hilo directo con el polémico Mino Raiola, agente de Pogba, y de la conexión sentimental de Abidal (su director deportivo) con el centrocampista francés, mientras el Barça volará a Turín esta semana para negociar con la Juventus. Y nadie se acuerda ya del presidente que sacó más votos que Laporta (2003), Gaspart (2000) y Núñez en sus tres elecciones (1978, 1989 y 1997). «No os fallaré», dijo Rosell en su primer día de mandato.