Conflicto institucional azulgrana

Pep reclama la paz en el Barça

Guardiola da un paso al frente en defensa de Laporta pidiendo que se pare el proceso judicial y coloca a la junta de Rosell en una situación incómoda

Guardiola, junto a Rosell y Laporta, en la celebración de la Liga el año pasado.

Guardiola, junto a Rosell y Laporta, en la celebración de la Liga el año pasado.

DAVID TORRAS

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Desde hace años, Pep Guardiola es fiel al consejo que le dio una de las dos personas que eligió para la presentación en el acto de entrega de la Medalla de Oro del Parlament. «En cualquier decisión que tomes, piensa siempre en lo que le conviene al Barça y no te equivocarás». Se lo dijo Evarist Murta en una epoca de cierto desencanto y distanciamiento hacia el club, tras un adiós precipitado en aquellos tiempos difíciles de Gaspart, y con ese pensamiento empezó a recorrer el camino de vuelta al Camp Nou. Firmó un contrato en blanco, bajó a Tercera y, así, paso a paso, el Barça y Guardiola construyeron una historia única.

Desde hace tiempo, frente a ese chasquido que escucha en su despacho y que le dice que ganarán, Pep siente un incómodo cosquilleo en el cuerpo, unneguitque no acaba de sacarse de encima y al que ha dado vueltas y más vueltas. Hasta que el sábado por la noche, tras el 5-0 al Atlético, cuando no tenía por qué entrar en juego en ese otro partido, siguió como siempre el eco de las palabras de Murtra, convencido de que es lo que más le conviene al Barça, y decidió hacer saber a los culés que, en medio de tantas alegrías, tiene un poso de tristeza.

IMAGEN DE UNIDAD / Que sufre por lo que sufren Laporta y los directivos afectados por la acción de responsabilidad. Que no se lo merecen. Que hicieron grandes cosas por el club. Que su gratitud hacia ellos es infinita. Que no puede quedarse en silencio. Un mensaje de reconocimiento que concluyó casi con una súplica. Que alguien pare este proceso. «Mi estima por Pep también es infinita», escribió Laporta en su Twitter.

Nada mejor que la imagen de esta página para retratar el Barça que desea Guardiola. Ahí está feliz, junto a Rosell y Laporta, uno al lado del otro, los dos sonrientes, acompañados por algunos de los grandes símbolos del Barça que unos construyeron y que otros se esfuerzan en mantener. Dos presidentes, dos estilos, unidos por Guardiola y el equipo, el punto de encuentro de todos los culés por encima de las cuentas pendientes que se libran entre el palco de ahora y el de antes.

Ahora, ya sabemos por si alguien tenía dudas lo que Guardiola habría votado hace un año después de los tres minutos de silencio que pidió Rosell para reflexionar ante la «decisión social más importante de la historia» y en los que también hizo referencia a la frase de Murtra. No habría levantado una papeleta en blanco como el presidente. Habría coincidido con la mitad de la directiva que votó en contra de llevar a Laporta a los tribunales si es que aquel día todo el mundo actuó por conciencia y no por estética.

EL VALOR DE LA PALABRA / La voz de Pep, la misma que se escuchó en el Bernabéu para defender al Barça frente al Madrid de Mourinho en medio del silencio del club, la misma que hace unos días bendijo Catar y que tan bien le fue a la directiva como se demostró en la asamblea -«lo que dice Pep va a misa», se escuchó-, se ha alzado ahora en defensa de Laporta y los suyos. La pregunta es: ¿qué efecto tendría este mensaje ante una asamblea que aprobó aquella decisión por solo 29 votos de diferencia? Este gesto, que en algunos casos tuvo menos eco del que merecía al producirse de madrugada, ha dado paso a un sinfín de interpretaciones. Es un gesto de independencia y lealtad. No es un pulso ni es un desafío, ni un indicio de cuál será su futuro en el Barça, aunque tal vez llegue a condicionarlo. Con un Barça en paz, sin litigios de por medio, ¿por qué tendría que marcharse?

Guardiola ha lanzado un mensaje pero es difícil saber qué efecto tendrá. El inmediato está claro. A la junta no le ha hecho gracia. Tras ganar las tres votaciones de la asamblea, en especial, la aprobación de Catar, la intervención del técnico eclipsó ese éxito y ha abierto un foco inesperado. Guardiola pide paz. Pero este equipo no está en sus manos.