EL INICIO DEL NUEVO PROYECTO

Noche con 'feeling'

Xavi, en su intervención como capitán antes del partido en la que prometió a la afición que el equipo se dejará la piel

Xavi, en su intervención como capitán antes del partido en la que prometió a la afición que el equipo se dejará la piel / periodico

DAVID TORRAS / Barcelona

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El Barça de Luis Enrique alzó ayer su primer trofeo, el Gamper, una imagen que retrata la caída del equipo, acostumbrado a pelear a estas alturas por una o dos Supercopas, y no por un amistoso casero como en las épocas oscuras. Así que el 6-0 al afable Club León no es para celebrarlo mucho. Pero los culés, los que estaban en el estadio (72.455) y los que no estaban y vendrán el domingo, tuvieron buenas sensaciones. El Barça volvió a correr y mucho. Y a pelear. Todos. Los viejos, los nuevos y los jóvenes. Ya hay mucho ganado.

Nada más simbólico para retratar ese nuevo orden, que el primer gol lo marcara el mejor, el de siempre, el que durante meses no parecía ser él y estuvo bajo sospecha. Leo Messi tardó solo dos minutos en meter el gol que no encontró en el último partido, ante el Atlético. Bueno, sí, lo encontró y se lo birlaron en lo que habría valido una Liga por la que nadie protestó. Y, luego, apareció Neymar, dos veces. Faltó que marcara el tercer tenor que no coincidió con ellos en el escenario y que jugó 15 minutos. Y hasta octubre.

Se hace extraño un Gamper en el que no dejaron de sonar pasadobles (Paquito el chocolatero unas cuantas veces), por más que hace tiempo que el torneo haya perdido el aire romántico de las ya muy lejanas noches en que el Camp Nou era el escenario de las primeras emociones, que acostumbraban a acabar con un precipitado veredicto, el «ja tenim equip» o el «aquest any tampoc» que, por desgracia, solía cumplirse repetidamente en aquellas largas travesías sin un gran título a la vista.

Los tiempos han cambiado, el Gamper no es lo que era y, afortunadamente, tampoco es fácil sucumbir a los malos presagios ni siquiera ahora, después de que el Barça de Gerardo Martino rompiera la sana costumbre de los últimos años de no cerrar el año en blanco. El Barça empieza de cero, con unas cuantas caras nuevas, la primera la del entrenador, una figura que transmite ilusión y confianza, y que refuerza cada vez que hace oír su voz, con firmeza, con seguridad, con responsabilidad. Y es algo que sienten la mayoría de los culés, y en especial quien ha puesto este proyecto en sus manos: Josep Maria Bartomeu, el presidente.

Diez años después

"Luis Enrique es el fichaje mas importante del año. Aporta pasión, liderazgo y capacidad de sacrificio. Esperamos mucho de él", proclamó Bartomeu en el Congreso Mundial de Peñas, con una complicidad que nunca tuvo con Martino y otorgándole la etiqueta que el propio técnico se otorgó:  es el líder del equipo. "No os preocupeis, nos hemos reforzado en cantidad y en calidad. No tengo ninguna duda, espero estar a la altura", fue el mensaje que el entrenador lanzó a los peñistas y, luego, a los medios.

Después, ya sobre el césped del estadio que volvió a pisar 10 años después de su último partido, bajo una sensación "indescriptible", insistió en un discurso que el culé celebra escuchar: "Este grupo de jugadores es único, diferente y puedo dar fe que se comportan de manera ejemplar en cada entrenamiento. El mayor objetivo es que, a final de temporada, os sintáis orgullosos del equipo, lucharemos por ello en cada partido". Y nadie duda de la palabra de alguien que predica con el ejemplo.

Luis Enrique no está solo. A su lado, aparecieron el amplio equipo del vestuario, 26 personas nada menos, y a continuación una plantilla imponente. Uno a uno fueron desfilando todos. Los que siguen, los nuevos (ocho y 158 millones), con un cariño especial para Luis Suárez, el fichaje más aclamado, y, para cerrar, los capitanes. Por si había dudas, que no debería haberlas, Messi sigue estando donde estaba. En lo más alto del podio. El rey indiscutible.

Recuerdos muy sentidos

Curiosamente, el último en salir fue el que hasta no hace tanto estaba más cerca de marcharse, de alejarse de su querido Camp Nou. De estar en Catar o Nueva York, Xavi pasó ayer a tomar la palabra y hablar como el primer capitán que es, y en sus primeras palabras tuvo el honroso y valiente gesto de acordarse de quienes no están. "Lo primero es dar las gracias a los que nos han dejado y que llevaban muchos año aquí, como Txema Corbella, Víctor Valdés Carles Puyol", dijo, lanzando la promesa de que van a dejarse "el alma y la piel", justo lo que, a menudo, se echó más de menos la pasada temporada. Además de recuperar el orden, el Barça de Luis Enrique tendrá corazón.