Neymar 2021

La nueva cláusula de rescisión de la estrella del Barça es ascendente: 200 millones de euros (16-17), 222 (17-18) y 250 (18-2021)

Neymar y el presidente Bartomeu, tras la firma de la ampliación de contrato.

Neymar y el presidente Bartomeu, tras la firma de la ampliación de contrato. / periodico

MARCOS LÓPEZ / BARCELONA

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Más que una renovación, se trata, en realidad, de un fichaje. Al fin, Neymar firmó su renovación hasta el 2021. Pudo irse el joven brasileño (24 años) a cualquier otro gran club para ser el único dueño. Pero prefirió seguir en Barcelona, con un sustancial aumento de ficha, por supuesto, que le coloca ya en el segundo lugar salarial de la plantilla, asumiendo que aún es mucho más feliz disfrutando del tridente sin la presión de volar solo. No tiene prisa por ser el mejor, dice Ney.

"Me siento en casa, estoy muy contento. Los jugadores que hay en el Barcelona son increíbles. Son mis amigos " (Neymar)

Tiene razón. Sabe él mejor que nadie que el mejor, y con diferencia sobre el resto de las estrellas terrenales, es Messi. «Me siento como en casa, estoy muy contento», comentó el  brasileño tras rubricar un acuerdo que se cerró oficialmente hace tres meses y medio. Su cláusula de rescisión es ascendente: 200 millones de euros (16-17), 222 (17-18) y 250 (2018-2021), todo un mensaje para futuros compradores.

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No tuvo reparos Neymar en admitir que habló con otros clubs, pese a que su viejo contrato expiraba en el 2018. Pudo irse al Manchester United, con Mou, reencontrarse con Guardiola en el Manchester City o emprender una aventura nueva en el Chelsea de Conte. Hasta le tentaron incluso para seguir la ruta de Figo para vestirse de blanco en el Madrid de Zizou donde hubiera cohabitado con el presumible y complejo declive de Cristiano.

MEJOR, CON EL TRIDENTE

Pudo irse Neymar a muchos sitios, donde le hubieran dado la corona de monarca absoluto, pero quiso seguir de súbdito en el Camp Nou. Pero ya no es aquel sumiso delantero que apareció hace tres años, coincidiendo con la fugaz época del paracaidista Tata Martino.

Entonces, el Barça dejó de ser el Barça en una espiral autodestructiva (se quedó, eso sí, a un gol mal anulado a Messi en el Camp Nou de ganar la Liga), que casi se lleva por delante a la propia estrella argentina, a Piqué («pensé en dejar todo, el Barça y la selección», confesó el central) y truncar la carrera de Neymar, recién llegado a un extraño ecosistema táctico para él. Extraño porque había sido siempre el centro del universo de sus equipos (Santos y Brasil), mientras en Barcelona le pedían ser actor principal, pero sin llegar a ser el protagonista de la película.

Le costó, además, porque era su primera experiencia fuera de Brasil ya que no tuvo la escala previa europea de Romário (PSV en Holanda), Rivaldo (Deportivo en la Liga) o Ronaldo (también PSV). A Neymar le costó también unido a su oscuro fichaje, que se llevó por delante al presidente que lo trajo (Rosell) y le hizo pisar junto al actual (Bartomeu) en la Audiencia Nacional, el equipo se abandonó con Tata hasta despeñarse.

MADUREZ EN EL JUEGO

Llegó Luis Enrique y no solo rescató el técnico azulgrana al mejor Messi tras el tsunami de Anoeta y devolvió la ilusión a Piqué sino que conectó a Neymar con el tridente. A partir de ahí, la explosión. Nada que ver con la anarquía inicial. Ahora es más inteligente tácticamente, mezclando grandes registros goleadores (76 tantos en 101 partidos) con más generosidad en su fútbol: 8 asistencias de gol en 13 partidos. Se lo pasa tan bien con Messi y Suárez que no se mueve. Su reinado aún no empezó. Sabe esperar. 

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