protagonista

Neymar se crece con las patadas y firma un doblete

Neymar ante Juanfran, anoche.

Neymar ante Juanfran, anoche.

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Podrá jugar peor o mejor (cada vez más lo segundo), podrá ver puerta o quedarse seco (últimamente tiene un idilio con el gol), pero lo que no se puede decir de Neymar es que se esconda cuando vuelan los cuchillos. Más bien todo lo contrario: le motiva la calentura, tanto, que se crece en los ambientes hostiles. Y el de anoche, en el Calderón, lo fue como pocas veces.

Pero ahí estaba Neymar, que a cada palo que recibió contestó con un golazo. A cada provocación, se inventó una filigrana para sacar los colores a su defensor. Le cascó Raúl García, se las tuvo con Juanfran, con Giménez y alguno más. Pero nada le asusta, para fortuna del Barça. Por eso corrió como un poseso y cruzó con la derecha para batir a Oblak y se recreó en el tercer tanto burlando la salida del portero con un suave toquecito para marcar a puerta vacía. Ante las tarascadas, fútbol. Esa es la filosofía de Neymar, que encendió al Calderón con sus goles y sus poses.

«ES UN VALIENTE» / Qué diferencia entre la afición rojiblanca y la del Camp Nou, cuando en la final de la Liga despidió a los atléticos con una atronadora ovación a pesar de haber perdido el título con un gol legal birlado a Messi. Anoche, el Calderón coreó cada entrada a los azulgranas. Como para que Antiviolencia entre de oficio.

Tanto miedo pasó Luis Enrique con la caza a Neymar (a Messi tambien le dieron de lo lindo, pero ya sabemos que ni se queja ni protesta) que acabó por sacarlo del campo. «El partido se puso feo y decidimos cambiarlo. Es así y nada le cambiará. Es un valiente». Sí, hay que serlo cuando ves al contrario que trata de atizarte una y otra vez. «Siempre hace esos gestos... Solo cuando gana», se quejó Gabi del brasileño, que ya ha marcado cinco tantos al Atlético en las nueve veces que se ha enfrentado al equipo rojiblanco, sin duda, una de sus presas favoritas.

«No juega fuera del reglamento, pero sí duro», dijo Mascherano del Atlético. Puede que sea así, pero roza el límite constantemente y, a menudo, lo rebasa.