SEMIFINALES DE LA LIGA DE CAMPEONES

Messi+Messi = Dios

El primer gol llegó con un furioso zurdazo, el segundo con una magistral y dulce vaselina con la pierna derecha tras noquear al gigante Boateng con un sutil regate que pasará a la historia

Messi se dispone a marcar el primer tanto del Barça ante el Bayern en el Camp Nou

Messi se dispone a marcar el primer tanto del Barça ante el Bayern en el Camp Nou / periodico

MARCOS LÓPEZ / BARCELONA

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En el primer gol pareció Messi viajar a Wembley. Ese violento y furioso zurdazo que aplastó las costillas de Neuer, un gigante que pese a estirarse tan bien no llegó a la escuadra que encontró el genio junto al poste izquierdo, evocó al imponente zurdazo que batió a Van der Saar y al United en el 2011. En el segundo gol, una obra de arte que perdurará por los siglos de los siglos, escogió un camino mucho más delicado y sutil, lleno de talento y, sobre todo, con una belleza impresionante. Messi+Messi=Dios. Y el Camp Nou, que no se cansa de descubrir acontecimientos sobrenaturales provocados por la magia infinita de ese futbolista, entendió que lo de este miércoles, lo que hizo a Neuer, al Bayern, a Pep Guardiola, en la ida de semifinales de la Champions (3-0), trascendía de todo lo visto antes.

Sí, sí, la gente podrá decir que estuvo en el estadio un 6 de mayo del 2015, justamente 10 años después de su debut, para disfrutar de un gol. Perdón, de una inolvidable obra de arte. Hubo un momento en que el Camp Nou se miró asombrado al ver desplomarse a Boateng, un gigantesco defensa. Dio la sensación de que alguien le había 'disparado' desde la grada. Se desplomó con tanta virulencia que quedaran para siempre sus restos en el área del Gol Nord. No solo se rompió su cintura el jugador del Bayern, sino que su cuerpo, inmenso, poderoso y esculpido en anónimas horas de gimnasio, cayó como si esa bala le hubiera abatido.

Sin trastabillarse

Cayó el defensa de Guardiola, todo hay que decirlo, con cierta 'elegancia', sin trastabillarse ni tropezarse consigo mismo. Ahí, en primera línea, y con una visión privilegiada, Boateng siempre podrá decir que lo vio mejor que nadie. Vio cómo Messi, que había acelerado como Ronaldo, el extraterrestre que asombró al mundo en 1996, se detenía en el área como si fuera Romário, el delantero de dibujos animados que diría Jorge Valdano.

Vértigo y pausa. Velocidad y calma. De 1.000 a 0 en unos segundos que detuvieron el paso del tiempo en el Camp Nou. Neuer, inmenso como es, creía tapar el disparo de Messi. Pero no imaginó que el 'Dios Leo' iba a inventarse una acción llena de dulzura y precisión. Boateng, en el suelo, la gente de pie y Leo, con una aparición divina, quiso darle la razón a Guardiola. "No hay sistema defensivo ni entrenador que lo pueda controlar".

77 goles en la Champions

En su partido 100 en Europa no solo marcó dos goles (suma 77 en la Champions, máximo goleador histórico) sino que ofreció una lección que conmovió por su belleza. De pronto, el Barça, y el pueblo culé, sintieron que habían viajado a 1994. Y que entonces Alkorta era Boateng. Y que la cola de vaca de Romário se transformó en un sensacional regate de Messi para crear un ambiente mágico. "No os diré lo que pienso de Leo. Pero el Barça no es solo Messi, es muy equipo", dijo Guardiola derrotado por la obra que ayudó a construir durante cuatro años. "La vida es más fácil con Leo, sin ninguna duda. Es un placer verlo cada día, es un jugador de otra dimensión", sentenció Luis Enrique. Es Leo Messi.