La reacción azulgrana

Messi y Neymar sí deciden

Neymar celebra el primer gol al Granada, ayer en el Camp Nou.

Neymar celebra el primer gol al Granada, ayer en el Camp Nou.

DAVID TORRAS / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Quien quiera montar una consulta que lo haga, pero no debería ser necesario si la cuestión es decidir si Leo Messi ha sido, es y, mientras quiera y pueda, será el mejor. Por más que desde Madrid haya quienes se empeñen en negarle ese derecho, por lo civil o por lo criminal, con el Ejército si hace falta, cuando Messi es Messi nadie está a su altura. Ni siquiera el hat-trick de ayer de Neymar ni los 10 goles de Cristiano le roban el protagonismo. Dos goles, dos asistencias y, sobre todo, la sensación de hacer lo que le venga en gana sea cual sea el enemigo. Messi no consulta, Messi sí que decide.

No lo hizo solo, pero podría. Ayer, Neymar volvió a convertirse en su mejor socio y le ayudó en la ejecución. Entre los dos decidieron sin preguntar. Pero la intervención de Leo en el castigo que recibió el Granada (6-0) fue imponente. Primero se dedicó a regalar goles, en esa faceta de asistente a la que parece haber cogido cariño, y, cuando le pareció, intervino como siempre ha hecho: sin pedir permiso a nadie. No iba a dejar pasar otra vez la ocasión de redondear la cifra de los 400 goles y, ya de paso, metió otra para no perder el tiempo, decidido a romper otra frontera, la de los 500, que igual cae antes que otras.

La irrupción creciente del 10 ayudó a que el Camp Nou saliera de la modorra inicial y acabara mucho más espabilado. Con Messi todo es más fácil. O fácil a secas. Con el Messi de siempre, el que no tolera sospechas ni que se le mida por los kilómetros que corre o deja de correr, una consecuencia de la paranoia que provocó el Barça de Martino y que hay quien sigue reduciendo infantilmente a la crisis de la posesión y a un entorno maligno. Que Messi no pareciera Messi ya dice mucho de lo mal que se hicieron las cosas.

GANAS DE CORRER / De entrada, hubo más goles que juego, aunque a la que se hinchó el marcador se empequeñeció el Granada y se despejó el juego. Así que de los deberes pendientes de Málaga, resolvió el más determinante. Viniendo de no chutar a portería, remató más (19 tiros) y mejor (12 entre palos), aunque el 6-0 no respondió a un festival de fútbol. Pero una buena presión y ganas de correr, las que antes no había por desidia o porque nadie las inculcaba, valió para derribar a un equipo de Caparrós, que nunca es sencillo.

La tarde dejó unos cuantos detalles significativos. El primero, que Mathieu ya es uno de los suyos, del Camp Nou, tan generoso siempre con los que más corren. Y al francés no le gana nadie. La pareja con Mascherano es la que manda. Otro, el reencuentro con Xavi, que empezó tímido, como si debutara, y acabó como el Xavi que era y que es. Otro es el método Luis Enrique, fiel a sus convicciones, retratadas por ejemplo en su fe en Munir y en enviar a Piqué a la grada. Así parece que será siempre. Y en este cambio de vida del Barça, uno de los que más ha salido ganando es Neymar. No es el Neymar idealizado por casi todos, pero en un mes (6 goles) lleva casi tantos que en toda la temporada pasada (9).

La Liga sigue igual, aunque empieza a tener pinta de seguir el misma camino que la última, salvo que el Valencia diga algo. El Madrid, a cuatro puntos, ha dejado de hacer el tonto y, tras la primera minicrisis, se ha puesto manos a la obra. Ahora, hasta Casillas vuelve a parar. El Atlético, que sigue a dos, también ha recuperado el pulso. Ha sido bajar el Cholo del palco al banquillo y ver la mejor versión del campeón (4-0 al Sevilla). Por primera vez en esta Liga, han ganado los tres grandes.

Ahora, al Barça le toca mirar hacia Europa, que siempre tiene otro aire. El martes le espera el PSG de Ibrahimovic. Una cita de altura.