El Barça se asoma en el Calderón a un domingo clave

Luis Enrique confía en que el equipo se reencuentre con sus señas de identidad para ganar al Atlético y apretar al Madrid

Piqué, Messi, Suárez y Neymar, en un entrenamiento.

Piqué, Messi, Suárez y Neymar, en un entrenamiento. / periodico

MARCOS LÓPEZ / BARCELONA

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Llueve sobre el Barça sin parar desde que el París SG le sometió a una tunda que sacudió todas las estructuras del club. Desde el entrenador (Luis Enrique lleva días y días encerrado en su despacho buscando soluciones para configurar un Barça reconocible) al presidente (Josep Maria Bartomeu, quien por mucho que ande por China explorando nuevos mercados no se le va de la cabeza aquella derrota) pasando, por supuesto, por la estrella. Messi hizo un viaje fugaz a Egipto para cumplir un compromiso ya anulado tras el desastre parisino, atormentado por esa goleada, que le dejó sin ganas de celebrar penaltis decisivos.

Llueve sin parar sobre el Barça, aunque, al menos en la Liga, no con tanta fuerza y virulencia como en Europa desde que el Valencia demostró el miércoles que el Madrid no es todo lo fiable que se creía. O, al menos, no tanto como hacían ver. Esa depresión profunda que se instaló en el vestuario tras las heridas abiertas de la Champions ha dado paso a un aire de esperanza si el Barça es capaz de ganar en el Calderón.

EN BUSCA DEL LIDERATO PROVISIONAL

Tras una semana realmente atípica después de los dos días de fiesta que concedió Luis Enrique a la plantilla (Piqué inauguró una pista de pádel, Messi voló hacia las pirámides egipciasSuárez se refugió en la nieve junto a la familia), el equipo ha aprovechado estas últimas horas para preparar un duelo decisivo.

Un partido que, quizá, valga una Liga. En realidad, sería un domingo que puede aclarar mucho el título. Se juegan dos partidos decisivos. En lo bueno y en lo malo, condicionado, además, por lo que ocurra antes en el Calderón (16.15 h), que tendrá incidencia directa en lo que ocurra luego en el Estadio de la Cerámica entre el Villarreal y el Madrid (20-45). Un domingo que arrojará luz sobre el campeonato.

Pero todo pasa porque el Barça, como reclamó Piqué y sostienen también los técnicos, sea, de nuevo, «reconocible». Después de esa desconexión mental que realizó Luis Enrique con sus jugadores, toca resetear las líneas maestras de un equipo que ha ido perdiendo en el camino, y detalle a detalle, sus rasgos más esenciales.

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A ello se ha dedicado el técnico y la plantilla, consciente de que la derrota de Mestalla les abre un horizonte nuevo para reengancharse a la Liga, que serviría, además, como empujón anímico de cara al inmenso desafío de superar el 4-0 en Europa.

TRES PARTIDOS, TRES MEDIOCENTROS

Ese viaje instropectivo que está realizando el equipo de Luis Enrique tiene que pasar necesariamente por recuperar el balón. A cada partido que ha ido jugando con el Atlético esta temporada, el Barça (dos empates, una victoria y un pase a la final de Copa), ha sido más ahogado por Simeone, quien ha encontrado argumentos sólidos para desactivar a los azulgranas, quienes solo gobernaron con autoridad el primero. Hasta que se lesionó Messi Messi y, dos minutos después, empataba Correa.

A cada cita, un mediocentro distinto, símbolo de la irregularidad que ha trasladado el Barça esta temporada. Del Busquets en la Liga (70% de posesión) al Mascherano de la Copa en el CalderónMascherano  (más juego directo que nunca, representado en el 0-1 de Suárez, robó el ‘Jefecito’, anotó el uruguayo) acabando en André Gomes como faro del juego azulgrana en la vuelta de la semifinal copera, que terminó con el Camp Nou pidiendo desesperadamente la hora,André Gomes  al borde de la histeria, fallando incluso Gameiro un penalti (m. 80).

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A pesar de la victoria del Barça en el Calderón en la ida, dio la sensación que aquella segunda mitad en la que se levantó el Atlético obró un efecto terapéutico. Minimizó al equipo de Luis Enrique, aumentó la fe y hasta el fútbol del conjunto de Simeone. Dolido como anda el cholismo por verse fuera de la Copa, siente ahora este cuarto, y quizá último partido de una serie de duelos volcánicos, como la oportunidad perfecta para devolvérsela a los azulgranas, quienes han tenido una semana limpia para prepararlo.

CON GODÍN ¿Y OBLAK?

No tendrá Luis Enrique a Mascherano, quien no se ha recuperado aún de las molestias musculares que sufrió, precisamente, en el último Barça-Atlético copero. Simeone, en cambio, sí que confía en tener a Godín, el caudillo de su estructura defensiva, mientras medita si coloca a Oblak bajo los palos (no ha jugado desde hace casi dos meses y medio por su lesión en el hombro izquierdo) o apuesta, de nuevo, en Moyà como portero titular. El Barça, como ya es habitual, se encomendará a Messi, de quien se espera que haya recobrado algo de alegría tras la triste victoria sobre el Leganés. A Messi, al tridente, a Busquets, a Iniesta, a Piqué... O sea, busca ser realmente el Barça.