UNA POSICIÓN POLÉMICA

Más que un defensa central

El estilo del Barça ha convertido esa demarcación en un puesto con una especificidad difícil de cubrir

J. T.
BARCELONA

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El Madrid fue campeón de Europa en el 2000 con Iván Campo y Aitor Karanka como centrales. Al Barça, en cambio, parece que no le sirve un zaguero cualquiera sino que el aspirante a esa posición requiere, según establece el estilo azulgrana, de unas condiciones cada vez más complicadas de hallar en el mercado. O bien porque no existe o bien por el precio (el caso de Thiago Silva, el mejor del mundo en su puesto y con diferencia). «Para jugar en el Barça de central, a parte de calidad y una buena salida de balón, has de ser muy rápido porque se defiende muy lejos de la portería y cuando miras hacia atrás, te puede entrar una sensación de vértigo», explicaba gráficamente hace unos días Carles Puyol, de largo, el mejor central barcelonista de la última década.

Tal tesitura ha llevado al club a tener una dificultad añadida a la hora de cubrir esa demarcación. De hecho, acaba de llegar Mathieu (un lateral zurdo reciclado), pero desde hace un lustro no se ficha a un central en el Camp Nou. El último fue Chigrinskiy. Y duró un año.

Maestro de la reconversión

Escamado el club ante el fracaso (y precio) del ucraniano, siempre se ha ido con el freno de mano y el miedo en el cuerpo a la hora de ir a pescar un central. Tal ha sido el temor, que los técnicos han preferido reconvertir a jugadores que ya tenían antes que lanzarse a la piscina o tomar decisiones. El maestro en el arte de la reconversión fue Pep Guardiola, que convenció al anárquico Touré Yaya para jugar en esa demarcación (lo hizo en las finales de Copa ante el Athletic y en la de la Champions, en Roma, ante el United). Y, posteriormente, también convenció a Abidal, lateral zurdo, y Mascherano, mediocentro con el Liverpool y la selección argentina. Tanto les gustó, que fruncían el ceño cuando se les proponía regresar a su puesto natural.

Adriano y Busquets también han llegado a jugar ocasionalmente de centrales, este último ante la imposibilidad y riesgo de colocar en ese zona a Song, de los pocos que no ha superado el reto. Ahora le llega el turno a Mathieu, reconvertido por Ernesto Valverde en el Valencia y que llega al Barça para jugar, básicamente, de central, aunque nadie pondrá la mano en el fuego para asegurar que cualquier día empieza pegado a la banda izquierda. Al tiempo.

Mientras, el club sigue buscando otro defensa. Marquinhos es el preferido. Este, sí. Un central puro, más cerca de los Migueli y Alexanco de antaño (a veces, añorados) que de los tiempos modernos.