"El césped nos perjudicó en el juego y benefició en los goles"

Luis Enrique defiende el cambio de sistema al 3-4-3 "para tener más el balón"

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MARCOS LÓPEZ / MADRID

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A su manera, Luis Enrique se acordó, y con toda la intención del mundo, de Simeone. No necesitó ni citar a su colega del Atlético. Tampoco hacía falta. Se le entendió todo, absolutamente todo, al entrenador del Barcelona. "Nos ha perjudicado el campo en el juego", confesó Luis Enrique en un claro reproche hacia la decisión del técnico argentino, quien no regó la hierba. Pero con ser ese un grave problema no fue realmente el único. Además, dejó Simeone el césped muy alto para dificultar, como reveló Lucho, la circulación del balón azulgrana.

"Nos perjudicó, pero nos ha beneficiado también el campo en los dos goles", admitió el técnico asturiano, quien arropó a su equipo, consciente de la debilidad que sufre. "A ellos el campo les perjudicó, por ejemplo, en la transición de Griezmann", recordó Luis Enrique en alusión a esa acción, recién iniciada la segunda parte, en que disparó con veneno, pero se topó con Ter Stegen. El problema fue que el balón, debido al alto césped, no le llegó al delantero francés del Atlético como creía.

"FIJAR A SUS DEFENSAS"

"No". Seco, cortante, y con pocas ganas de hablar, respondió Simeone cuando le preguntaron si la hierba, como había dicho Luis Enrique, le había perjudicado. Pero esa lentitud del césped ayudó al Barça en esos dos goles metalúrgicos que le reenganchan a la Liga. El de Rafinha, cuando parecía que iba a ser sustituido, y el de Messi, cuando el Atlético tenía la sensación de que el partido se extinguía con el empate. «Cambiamos el sistema, con un 3-4-3, para tener más el balón y, al mismo tiempo, para fijar más a sus defensas», dijo un orgulloso Luis Enrique. Orgulloso de la respuesta de sus futbolistas.

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"En la segunda parte han aparecido más nuestros jugadores más determinantes y hemos tenido más control", subrayó el entrenador azulgrana, mientras para Simeone el triunfo del Barça no estaba revestido de la justicia adecuada. "No lo han merecido, te vas de los partidos con el Barça con la sensación de que podías haber ganado, pero ellos han sido más decisivos en las áreas", argumentó el técnico argentino.

CUESTIÓN DE CONFIANZA

En los cuatro partidos, el Atlético ha creído que tenía al equipo de Luis Enrique en su mano, pero se la ha escapado: dos victorias del Barça y dos empates que certifican la desilusión rojiblanca. "Son partidos difíciles y se sacó adelante. Queda mucha Liga y nos sirve para agarrar confianza", proclamó Luis Suárez. "Todos corrimos, debíamos recuperar esas ganas y esa ambición", confesó el delantero uruguayo, feliz de trasladar ese cambio de imagen en un Barcelona que ha perdido sus señas de identidad, pero ha recobrado, en cambio, la fe.

"A nivel general hicimos un grandísimo partido. Seguimos ahí, aunque no dependemos de nosotros mismos aún. El entrenador planteó un sistema distinto y salió de una forma espectacular", pregonó Suárez, mientras Iniesta ponía en valor un triunfo que lo tiene. "Más allá de bonito o no, hemos solventado el partido. Siempre viene bien una victoria así en un campo así. Aquí se sufre", aseguró el capitán Andrés Iniesta, mientras todos recordaban, por encima de ese decisivo gol de Messi, un gesto que no pasó desaparecibido para nadie. Estaba el partido en el tiempo añadido, con el Calderón empujando a su cansado Atlético, cuando la estrella corrió desesperadamente hacia atrás para robar un balon convertido en extremo derecho. Lo robó, claro.