LA LIGA DE CAMPEONES

Luis Enrique se queja

"Este equipo se merece mayor crédito, más fe. Y no con el 2-1 sino con el 0-1", dice el técnico azulgrana

MARCOS LÓPEZ / BARCELONA

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Estaba algo asustado el Barça ante el Leverkusen. Tanto que Luis Enrique, en una decisión inusual, ha cambiado la idea del equipo. En el descanso, y tras el 0-1, ha metido mano de manera drástica no solo en la idea futbolística azulgrana. Ha abandonado el tradicional 4-3-3 para apostar por un 4-4-2, primero con Neymar de media punta, después con el brasileño formando entonces pareja con Suárez. El bisturí del técnico ha surtido efecto. Estaba herido, diríase que malherido tras el gol de Papadopoulos, pero se ha levantado con tanta energía que ha provocado las quejas de Luis Enrique al Camp Nou con la victoria ya certificada (2-1).

"Estos jugadores se merecen más apoyo. Y no con el 2-1 ni con el 1-1, sino con el 0-1. Se merecen mayor crédito, más fe", ha contado el técnico al acabar, cansado de escuchar algo más que murmullos en el Camp Nou, especialmente hacia Ter Stegen, tras el error compartido en el gol y, luego, con Sandro tras enredarse con el balón. "Cuando no estamos acertados, necesitamos mayor confianza", ha implorado Luis Enrique. Más bien ha sido una queja en toda regla. "Este equipo se merece un crédito mayor", ha insistido después, dolido porque la afición, que no ha llegado ni a las 70.000 personas en el estreno en casa del campeón de Europa, no ha sabido ayudar al equipo.

"SON SILBIDOS INMERECIDOS"

Tras sufrir una noche agónica, con la lesión de Iniesta, otro faro que pierde en menos de una semana, Luis Enrique ha decidido alzar la voz. "A veces se gana por fe, a veces por corazón, a veces por efectividad...", ha comentado. "Pero queremos el apoyo antes, cuando no salen las cosas", ha exigido, recalcando que "los silbidos se oyen mucho aquí abajo, sobre todo cuando no te salen las cosas". Se oyen demasiado, tanto que alteraron la estabilidad anímica de un Barça que no tiene ni al '10' (Messi) ni al '8' (Iniesta) y el '6' de Xavi lo lleva ahora Alves. "Son silbidos inmerecidos, me gustaría ver otra cosa en el Camp Nou", ha reiterado.

Aun así se ha marchado a casa como líder del grupo tras dos minutos volcánicos que han dado un triunfo que vale un tesoro. Por eso, Luis Enrique estaba enfadado. Y no se ha cansado de pedir "un crédito inquebrantable" para un equipo que en junio, hace tres meses y medio, alzó la quinta Champions en Berlín. Ha sido una noche contradictoria. En todo.

Ha empezado con pitos al himno de la Champions, algo nunca visto hasta ahora (la culpa es de las sanciones de la UEFA y FIFA), al tiempo que el grito de "¡independencia!", sacudía las entrañas del estadio antes de llegar al minuto simbólico 17.14. Y ha acabado con todo el estadio coreando el nombre primero de "¡Messi, Messi!", además de ponerse, curiosamente, al lado de Luis Enrique. El mismo técnico que luego ha reprochado a los aficionados esa actitud de desconfianza hacia sus jugadores. Ni ha querido reparar demasiado el asturiano en las continuas modificaciones que ha realizado para agitar un Barça que se consumía en la pobreza.

LA FE DE LOS JUGADORES

"El entrenador, al descanso, ha visto cosas que nosotros no hemos visto y varió el sistema", ha revelado Suárez en torno a esa modificación del sistema táctico. Cambió el Barça y el 'nueve' fue infalible. "Somos los campeones y sabíamos que debíamos demostrarlo en el segundo tiempo", ha afirmado el uruguayo.

"En la segunda parte queríamos los puntas por dentro y los laterales más largos, con Neymar por detrás de los delanteros. No es fácil superar la presión del Leverkusen", ha subrayado Luis Enrique. "Pero creo que ha sido más la fe de los jugadores y ese primer gol", ha añadido después el míster, insistiendo en que "este equipo se merece un crédito mucho más grande". Por eso, ha chillado a todos. Hasta al Camp Nou.