El Barça para las rotaciones

Como si no pasara el tiempo, el Barça de este final de temporada es el mismo del de la pasada campaña. La alineación se recita de memoria, de tan repetida por el entrenador. Los cambios de un año a otro son inexistentes. Por el camino, el movimiento de rotación en el equipo ha sido constante, hasta que se ha detenido casi por completo. El último parón de selecciones que marcaba la frontera del esprit final de temporada de los clubs fijó un punto de inflexión en la movilidad del equipo. De ser habitual ha pasado a ser mínima.

Hasta el partido frente al Villarreal, Luis Enrique hacía un promedio de entre cuatro y cinco futbolistas en cada alineación. Luego ha bajado a poco más de dos. Hubo una memorable renovación de 10 futbolistas del Barça-Eibar al Villanovense-Barça de Copa y del Valencia-Barça de Copa (tras el 7-0 de la ida) al Barça-Celta y un par de 9 jugadores sustituidos tras sendos partidos coperos, en una permuta fluida y un reparto más o menos solidario de minutos para todos.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Hasta el \u00faltimo par\u00f3n,","text":"\u00a0hab\u00eda un promedio de 4-5 cambios en cada alineaci\u00f3n; luego se han reducido a algo m\u00e1s de 2"}}

EQUIPO MÁS FRESCO

«Mañana no habrá rotaciones», dijo Luis Enrique la víspera de la visita al Levante en febrero, en una de las escasas veces que contestó sobre el movimiento del equipo. Mintió. Hizo cuatro cambios respecto al partido anterior, quizá en su afán declarado de «no dar pistas nunca al los rivales». Igual de insistentes han sido sus negativas a las preguntas sobre un peor estado físico de los futbolistas respecto al año pasado.

El técnico siempre ha mantenido que el equipo llegaba «más fresco». Basaba su aseveración en los datos de los chalecos con GPS que visten sus pupilos en los entrenamientos. «El año pasado era porque cambiaba mucho y este año como algunos no rotan, tampoco os parece bien», se quejó a principios de abril sobre las críticas a la ausencia de cambios.

POR FUERZA MAYOR

Tal vez por ello, pero fundamentalmente porque el equipo ha llegado más apurado de resultados, Luis Enrique ha reducido drásticamente los movimientos en el once titular. Ni por asomo practica rotaciones; en todo caso, cambios,  y la mayoría por fuerza mayor, Es decir, obligado.

La excepción fue el partido de la Real Sociedad. Era el anterior al duelo de Champions ante el Atlético. Hubo cinco cambios. Aparte del habitual relevo en la portería, Alba, Rakitic, Iniesta y Suárez (sancionado) cedieron sus puestos a Sergi Roberto, Rafinha, Turan y Munir en Anoeta y los recuperaron en el Calderón.

La desastrosa derrota (1-0) propio que Luis Enrique ya no hiciera ningún relevo más, excepto las dos entradas de Roberto por Alves en los partidos del Camp Nou ante el Sporting y el Valencia y la de Bartra por el sancionado Piqué en la visita a A Coruña.

CATORCE JUGADORES

El de Reus es el jugador número 13 de la plantilla. Y Arda Turan, el 14, considerando a Ter Stegen el 12. Los demás tienen en las últimas semanas una aportación residual, y la diferencia de minutos entre el once titular y los demás será abismal. Aleix Vidal lleva 10 partidos sin aparecer, aunque estuvo lesionado; Bartra y Vermaelen han jugado cuatro veces desde febrero, Rafinha, que ha reaparecido, y Munir, solo en tres; Adriano solo una, como Douglas en el 2016.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Messi ha jugado 28 de los 30 partidos\u00a0","text":"\u00a0del 2016 y ha sido el \u00fanico del tridente que ha sido sustituido una vez y por lesi\u00f3n"}}

«No son máquinas», dijo Luis Enrique para disculpar la breve crisis goleadora que sufrieron los delanteros, al tiempo que argumentaba que no hacía cambios porque no veía posibilidades de mejora en el equipo.

Desde enero, Messi ha jugado 28 de los 30 partidos, Suárez 23 y Neymar 26. Solo Leo ha sido sustituido una vez, y por lesión. Los tres han disputado íntegramente todos los partidos. La figura de Pedro, con  28 apariciones entre enero y junio ha desaparecido; Munir solo sumaría 10 si jugara en los tres próximos encuentros. Tiene un argumento indiscutible para justificarlo: «Es el mejor tridente del mundo».