LA SÉPTIMA JORNADA DEL JUICIO

La letra pequeña de Zurich

La aseguradora de los exdirectivos rechazará en las conclusiones el pago de la póliza de 25 millones por entender que no cubre la responsabilidad objetiva pura

Leo Messi.

Leo Messi.

JOAN DOMÈNECH
BARCELONA

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Por ahora no han hablado. Ni el abogado ni la abogada que han aparecido en las siete jornadas del juicio. Su asiento está en la segunda fila, en una esquina. Aunque la posición física sea visualmente marginal, su posición judicial es relevante. Representan a Zurich, la aseguradora que cubre 25 millones de la hipotética responsabilidad de los exdirectivos si fueran condenados a pagar los 47,6 millones que les reclama la junta de Rosell.

Zurich no ha abierto la boca. Ni una pregunta a ningún testigo. Ese silencio acabará mañana, con la primera jornada de las conclusiones que todas las partes efectuarán. Empezará el Barça, la demandante, para repetir los argumentos por los que pide la condena de sus 16 exdirectivos más Joan Laporta. Luego, según las perspectivas de la sesión de ayer, intervendrá Zurich.

Solo la compañía conoce cuál es su estrategia. Pero los demandados intuyen que rechazará el pago de la póliza que suscribió (84.000 euros pagó Laporta por ella en el 2010) para cubrir la responsabilidad civil de los exdirectivos (incumplimiento del deber, de las obligaciones legales, neglicencia, etcétera) por entender que esa póliza no cubre el supuesto de la responsabilidad objetiva. Zurich, como toda aseguradora, apelará a la letra pequeña del contrato -lo que no se leía Rosell- para eludir el pago de esos 25 millones. Lo que no elude es el pago de las minutas de los abogados de la defensa, que suman más de un millón, repartida en una tarifa plana para cada uno, según informó Catalunya Ràdio la pasada semana.

El error y el maquillaje

Eso sucedería en el supuesto de que, efectivamente, el juez considerara que los 17 demandados incurrieron en una responsabilidad objetiva pura, que está por ver. Esa es la figura del hipotético delito que, en cambio, no está contemplado en la Ley del Deporte, según argumentará uno de los abogados. La responsabilidad objetiva pura exige cierto grado de culpabilidad y en un error del Barça en las diligencias previas quedó excluida la subjetividad. En el juzgado 39 de primera instancia se juzga en base a unas cuentas formuladas por una junta y reformuladas por otra.

La abismal diferencia de unas a otras (11,1 de beneficios, 79,6 de pérdidas) invita a sospechar que en el verano del 2010 hubo un «maquillaje contable» en el relevo de las directivas a juicio de Josep Oriol Amat, el quinto perito de la defensa. «La prudencia llevada al límite es imprudencia». Así definió la reformulación, tras exponer que el plan de contabilidad general es tan interpretable «que la palabra puede aparece 183 veces». «En contabilidad no hay nada que no sea subjetivo; a cualquier concepto podemos darle la vuelta», dijo.

Amat defendió que los clubs añadan a la memoria el valor de su marca o el de los canteranos porque es irreal que «el valor de Messi sea cero». También negó la quiebra del Barça: «No encontrarán una persona que repita cien veces ante un espejo que el Barça no vale nada y no le cambie la cara. No llega a cien». Pero esa persona existe.