La situación azulgrana

«No leo críticas hace tiempo, me lo recomendó mi médico»

Luis Enrique recalca que su equipo, que recibe hoy al Huesca, sigue evolucionando bien

Luis Enrique se encamina a la ciudad deportiva del Barça en Sant Joan Despí, ayer.

Luis Enrique se encamina a la ciudad deportiva del Barça en Sant Joan Despí, ayer.

EMILIO PÉREZ DE ROZAS
BARCELONA

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Y de pronto dijo: «No leo nada, no leo críticas desde hace tiempo. Es más, Lázaro me pone siempre sobre aviso de por dónde van los tiros, y nunca mejor dicho, pero yo no leo nada. Entre otras cosas porque me lo recomendó mi médico de cabecera». Por suerte, Luis Enrique, técnico del Barça, no dijo «mi psicólogo». No, dijo mi médico, cuando le preguntaron, por la vuelta hoy ante el Huesca (0-4 en la ida para los azulgranas), y por si había leído las críticas que ha sufrido su equipo y, más especialmente, el juego desplegado.

El míster azulgrana no solo no lee, tampoco tiene en cuenta «para nada, eso os lo dejo a vosotros» las estadísticas que dicen que ya ha perdido tanto como el Tata Martino y que el Madrid le ha levantado 10 puntos en 12 partidos, de +6 (el Barça era líder) a --4 (segundo). «Los datos admiten diversas lecturas». No, hay datos que solo admiten una lectura: el Bar-

ça, con respecto al Madrid, el líder, ha ido hacia atrás. Los hay que creen que, incluso, en juego, en sensaciones, en probabilidades de éxito.

GANAR JUGANDO BIEN / Eso sí, a los que aseguran que el Barça no sabe a qué juega, Luis Enrique respondió con su apuesta que, en teoría, es la apuesta de siempre del Barça. «¿Ganar o jugar bien? ¿El resultado o el juego bonito? La eterna pregunta en esta casa. Nosotros buscamos la victoria a través de un buen fútbol, de un fútbol de calidad. Queremos el balón, buscamos un juego bonito y efectivo. Tenemos clarísimo, todos, que jugando bien hay más posibilidades de éxito, claro que sí. Pero, hay partidos que hay que ganar como sea».

Luis Enrique, que reconoció que «probablemente» en estos momentos hay equipos que están igual «o, tal vez, un nivel algo superior» al Bar-

ça, como Bayern, Chelsea y Madrid (ese fue el orden), insistió en que las rotaciones, las alternativas tácticas, los entrenamientos, los ensayos, los partidos, los cambios «van destinados a llegar al mes de marzo con posibilidades de ganarlo todo». Vieja tesis del maestro Johan Cruyff, que siempre decía que eso era «lo mínimo» que se le podía pedir al Barça.

LA FÓRMULA GANADORA / Es evidente que Luis Enrique no solo tuvo que hacer frente ayer, con cierta sorna, a las críticas vertidas sobre el juego del equipo sino también al 22 de 22, a 22 alineaciones distintas. «Nunca me planteo la alineación anterior cuando confecciono la nueva. Siempre he pensado que cuantos más futbolistas estén implicados en el proyecto, más fuertes seremos como equipo. Entiendo que esa es la fórmula y así lo pienso desde el primer día». Y recordó que «hasta ahora», ese sistema siempre le ha ido bien.

De vez en cuando, solo de vez en cuando, el técnico asturiano reconoció que «siempre hay cosas que mejorar y, evidentemente, cuando empatas o pierdes, todavía hay más cosas que arreglar». Lo que tranquiliza a Luis Enrique es la implicación de la plantilla y «la extraordinaria actitud de todos, en entrenamientos y partidos». Y, aunque ni lee ni revisa las estadísticas, el entrenador azulgrana sentencia: «Lo mismo que nos ha pasado a nosotros (de +6 a -4), le puede ocurrir a cualquier otro equipo». Eso sí, el Barça ha de seguir trabajando para llegar a la excelencia (no, no, no utilizó esa palabra) «esté en la posición que esté».

ORGULLOSO DEL BARÇA / Y, al final, estuvo a punto de estallar a reir, o casi, cuando una auténtica JASP (Joven Aunque Sobradamente Preparada) le preguntó si entendía que Tata Martino se hubiese ido de Barcelona sin entender nada. «Yo tengo una ventaja con respecto a Tata Martino: estuve ocho años de jugador en este club y viví la guerra de guerrillas». Solo le faltó añadir «hasta nos acusaron de hacerle las alineaciones a Bobby Robson». Pero no lo dijo, no. Sí concluyó con un contundente y cristalino mensaje, muy rotundo: «Sabía dónde venía: al mejor club del mundo. Y lo estoy disfrutando».