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«Juego cada partido como si fuera el último»

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¿Qué quería ser de niño? Pues, delantero. Sí, unnueve. Ni más, ni menos. Siempre tuve claro que quería jugar a fútbol y siempre he querido parecerme a Luis Enrique. Sí, es verdad que él no era unnueve,nueve. Pero siempre me gustó. Y no solo porque saliera del Sporting ni tampoco por su gran trayectoria. No era un ídolo para mí, era una referencia, un espejo donde mirarme en cada momento. Me gustaba todo, su personalidad, su forma de disputar cada partido. Ha sido una referencia muy valiosa que he ido mirando en toda mi carrera.

Desde niño, quería marcar goles y tuve la suerte de poder jugar de delantero. Me he fijado en muchos delanteros, pero siempre he tenido una predilección especial por Van Nistelrooy. Me gustaba por la variedad de recursos que tenía. Era simple y completo a la vez. Había mucho mejores que él. El mismo Ronaldo, aunque no era muy fuerte en el remate de cabeza.

Van Nistelrooy era un rematador, jugaba bien de espaldas, sabía moverse con ingenio, era rápido. Lo veía cuando estaba en el Manchester United. ¿Mi primer recuerdo del Barça? Pues, lo tengo precisamente del Bar-

ça de Ronaldo, de Robson y, claro, de Luis Enrique. Aquella época de Ronaldo fue genial, con esos goles al Compostela y al Valencia... También recuerdo lacola de vacade Romário a Alkorta o aquel pase que le dio Laudrup en Pamplona.

Todo eso forma parte de mi niñez, mientras mi padre, un minero de Asturias, y toda mi familia iba formándome. Tengo el carácter de todos ellos, de gente de pueblo, de pelear día a día por las cosas. He tenido la gran fortuna de tener un trabajo mucho más agradable que el de mi padre. Adoro el fútbol, me encanta mi profesión, no quiero ni pensar el día que tenga que dejarlo. Es algo que me aterroriza.

Juego cada partido como si fuera el último. Sé que soy un jugador que necesito correr, necesito pelear, necesito presionar... Si dejara de presionar cómo lo hago, si dejara de trabajar y de correr, no habría llegado hasta aquí. Seguro que no sería yo.

Ese es mi carácter, eso me ha traído hasta el Barça. Y hasta que dure la última fuerza en mis piernas seguiré trabajando igual. Me encanta el fútbol, me considero un enfermo, casi tanto como Xavi. Veo todo lo que puedo. A veces, pienso que incluso me paso. Me gusta, no solo entrenando aprendes. Si miras fútbol por la tele, también aprendes muchas cosas de los demás.

¿Si me acuerdo de todos los goles que he marcado? Pues, claro... Necesitaría tiempo para pensar, pero con un bolígrafo y una libreta seguro que los describiría todos. Incluso en los campos que han sido y a los equipos que les marqué. Más que goles bonitos, a mí me gusta siempre hacer goles influyentes.

En el 90% de las ocasiones siempre resuelves las jugadas por instinto. No da tiempo a que te vengan tres ideas a la cabeza. Te viene justo una y ya está. Y la ejecutas. Si sale bien, bien. Si sale mal, pues a seguir. No te puedes parar nunca a lamentarte por algo. Es difícil que un futbolista se pueda engañar, tú ya sabes cuándo has jugado bien o has hecho un mal partido. Siempre debes trabajar para mejorar.

Yo, por ejemplo, soy diestro, aunque me ha gustado mucho ejercitarme con la pierna izquierda, otra cosa que he copiado de Luis Enrique. Gracias a eso, tengo mucha más precisión con la derecha, pero en potencia estoy más o menos equilibrado. Con la izquierda hice el gol a Chile en el Mundial.

Y pensé entonces en Luis Enrique. Cuando era niño, vi cómo Tassotti le rompía la nariz en Estados Unidos y luego nosotros ganamos en Suráfrica. Ese triunfo también pertenece a todas esas generaciones. También es suyo.