Importante ventaja azulgrana

Un grandioso Valdés lidera a un Barça que se escapa a 8 puntos

El Villarreal planta cara en un partido que los azulgranas ganan gracias a un extraño gol de Piqué

Busquets, anoche en el estadio de El Madrigal, recupera un balón y evita una acción de peligro de Rossi.

Busquets, anoche en el estadio de El Madrigal, recupera un balón y evita una acción de peligro de Rossi.

MARCOS LÓPEZ
VILA-REAL

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H ay partidos que los ganan los porteros. Si el Barça, si ese experimental Barça que presentó Guardiola en El Madrigal, arrancó un triunfo que es más de media Liga, se lo debe al felino Valdés. Felino porque se tiró, enrabietado y preciso, a los pies de Rossi para quedarse con una pelota que era gol. Gol o gol. Pero la pelota no terminó en la red sino en las inmensas manos del meta azulgrana. Ese fue el primer aviso del Villarreal. Primero, pero no último. Ya se sabe cómo se las gasta elsubmarino amarillo. Hay pocos equipos capaces de discutirle el gobierno del balón al Barça. Y uno de ellos es el conjunto de Garrido a través del criterio de Borja Valero -¿cómo pudo dejar escapar el Madrid un tipo así?- y el ingenio de Cazorla, futbolistas vestidos de amarillo a los que el azulgrana le sentaría de maravilla.

En el primer gol que no fue de Rossi, Valdés estuvo especialmente rápido de reflejos y, sobre todo, de flexibilidad porque moldeó su cuerpo de tal manera que ahogó las piernas delbambinoitaliano nacido en New Jersey (EEUU). Y en el segundo gol, que tampoco fue de Rossi, Valdés estuvo plástico con una estirada de portero grande. De esos que mantienen a su equipo con vida en el primer cuarto de hora, justo cuando el Barça aún digería el reventón del Sporting a la Liga.

No se entiende el partido del líder sin saber lo que sucedió horas antes en el Bernabéu. Incluso a Guardiola, poco dado a los cambios, incluso en situaciones de máxima necesidad, articuló un equipo tan novedoso como extraño. El dibujo era el de siempre. O sea, el 4-3-3 de toda la vida. Pero los actores eran distintos. A Busquets le tocó ejercer de Puyol sin ser lo rápido y agresivo, y fiero, que es el capitán. A un inmenso Mascherano le reservó el papel de pivote defensivo y hay noches en que elJefecito no suele fallar. A Afellay le tocó asumir el rol de Villa desplazado al centro, enredado entre una marabunta de jugadores amarillos. A Thiago, un joven en quien Guardiola confía más que su padre (la cita es textual), le correspondió leer el mapa del partido que lleva con maestría Xavi desde hace más de una década.

Demasiados cambios. Y Messi, además, en el banquillo. Por lo tanto, el Barça no tenía su línea de vida tradicional: Puyol-Busquets-Xavi-Messi. No es extraño, por tanto, que tardara casi 40 minutos en disparar por vez primera a la portería del Villarreal. Y le tocó tal honor a Adriano, el lateral izquierdo, quien enganchó un zambombazo desde fuera del área. Ni rastro de Villa, poca cosa de Iniesta, Alves no percutió como siempre, y hasta Guardiola, al detectar que Cazorla había hallado un tesoro -él dio los dos pases de gol a Rossi-, cambió a los centrales de posición. Envió a Busquets a la derecha, recostado junto a Alves, y situó a Piqué en la izquierda. Así, gracias a Valdés, se acabó la primera parte como había empezado. Sin los dos goles delbambino.

CAMBIO TOTAL / Llegó entonces la segunda mitad y cambió todo. Guardiola arengó a los suyos. Y el equipo, con la dignidad que jamás abandona, puso una marcha a su fútbol cansino, se olvidó de lo que pasó en Madrid y se volcó en la pelota. Poco a poco, con la paciencia necesaria, y ya con Messi en el campo, acobardó al Villarreal dejando Valdés otra parada para la leyenda de su noche perfecta. Con Leo en su sitio, el equipo comenzó a jugar bien. Hasta llegó un extraño gol de Piqué, ayudándose con la mano, en un saque de esquina lanzado en largo. ¡Todo un acontecimiento! Peinó Busquets, un central, la engatusó Piqué, el otro central, con el pecho y el brazo para fusilar a Diego López en un gol que engrandece las manos y los pies, así le paró a Cazorla otro gol o gol Valdés.