LA LIGA DE CAMPEONES

Goleada y nuevo récord

Messi celebra con sus compañeros uno de los tres goles que ha marcado al Apoel en Nicosia

Messi celebra con sus compañeros uno de los tres goles que ha marcado al Apoel en Nicosia / periodico

JORDI TIÓ / NICOSIA (Enviado especial)

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Ni un ultradefensivo Apoel ni las impresentables bengalas que lanzaron los radicales del equipo chipriota, dejando el campo en plena niebla, evitaron este martes que el Barça viera la luz con clarividencia en un duelo que ganó con merecimiento y solvencia, sumando de esta forma su primera victoria en Chipre (0-4), un país que quedará en la memoria culé porque en esta isla mediterránea Messi se convirtió en el máximo goleador de la historia de la Champions, dejando ya al madridista Raúl en el olvido.

Leo marcó sus tantos 72, 73 y 74 en la competición europea, y Luis Suárez, el primero como azulgrana. Al fin. Rompió su particular maleficio en el sexto partido de su todavía corta trayectoria azulgrana, pero lo hizo a lo grande, dignificando el título de Bota de Oro conquistado la pasada temporada y evidenciando su instinto asesino cuando pisa el área. El uruguayo convirtió una asistencia en un autopase de tacón que dejó pasmado a Guilherme, que sigue buscando la pelota, y se plantó mano a mano ante Urko, al que batió de un tiro colocado. El Barça encarrilaba el partido al filo de la media hora y el uruguayo se quitaba un enorme peso de encima que empezaba a agobiarle, por más buenas sensaciones y asistencias que hubiera dado hasta hoy. Los 'nueves' viven de los goles y Suárez es uno de ellos.

Tan cazagoles es Suárez, que su llegada ha propiciado ya el habitual desplazamiento de Messi a la banda derecha. Como este martes. Ubicado en esa posición, lo que da más sentido a las subidas de Alves por la conexión que mantienen, el argentino copa la atención de los defensas y deja más espacios para Suárez y las llegadas de Rakitic, aunque el croata sigue sin sacar provecho de su mortífero disparo. El Barça, con Neymar en el banco, salió determinado a no especular por más que un empate le sirviera incluso para disputarle el primer puesto al PSG en el último partido, como así será. Los azulgranas metieron en su terreno a los chipriotas, aunque estos ya les iba bien no salir de la cueva, y empezaron a trenzar con tiralíneas en busca del agujero perfecto.

Ter Stegen, aburrido

Y de hecho Messi lo encontró, pero Urko le ganó el duelo al argentino (m. 2) en unas acciones que no suele fallar. Luego fueron Suárez, que remató flojo a las manos del portero, y Alba, que empalmó de volea alto tras una maravillosa asistencia de Messi. Mientras, Ter Stegen se aburría de lo lindo, e incluso más en el segundo tiempo, cuando se le vio plantado cerca del círculo central, al puro estilo Neuer, contemplando cómo sus compañeros disfrutaban de la noche. Bueno, no todo fue tan plácido para el alemán, al que despertó un potente remate de De Vincenti que Ter Stegen rechazó con una manopla espectacular, que culminó a renglón seguido con un medido pase de 40 metros, algo ya habitual, tal es su dominio con los pies.

El gol de Suárez acrecentó las ya enormes diferencias entre ambos equipos y el Barça empezó a jugar a placer, que no sin intensidad ni determinación, no fuera que el Apoel se le ocurriera salir de su campo y cazar un gol, algo que no sucedía antes del duelo con el Barça por espacio de 275 minutos. Casi nada. También vivieron en calma Piqué Bartra, nada exigidos y apoyados por un sólido Mascherano, concentrado y rápido en cada intento de salida ofensiva de los locales. Messi, de nuevo, puso el punto final al duelo al poco de empezar el segundo tiempo. Alves, quién si no, buscó y encontró al argentino con un suave pase entre líneas y Leo, de nuevo ante Urko, le superó desviando con sutileza la pelota. Liquidado el partido, Luis Enrique empezó a pensar en el Valencia y sentó a Rakitic y Alba, pletórico de nuevo en su mejor versión, y dio entrada a Xavi Adriano.

Roja a Rafinha

Suárez a punto estuvo de marcar su segundo gol y ante festival que se avecinaba, Rafinha le puso un punto de emoción. El hispanobrasileño vio amarilla en las únicas dos entradas que hizo y se ganó la roja. Con 10, el Barça reculó tímidamente, pero ni así le daba para aventurarse al Apoel, que al final se quedó también con uno menos. De nuevo en igualdad, Messi cerró la noche con el cuarto tanto y un nuevo triple para su descomunal historia de récords. Le bastaban dos para superar a Zarra ante el Sevilla y marcó tres y tenía suficiente con uno para despedirse de Raúl y anotó otros tres. Así es la descomunal simplicidad del mejor de todos los tiempos.

Ficha técnica:

0 - Apoel: Pardo; Antoniades, Guilherme, Carlao, Mário Sérgio; Gomes, Vinicius (Djebbour, min.73), Morais, Aloneftis (Efrem, min.46); Sheridan y Manduca (De Vincenti, min.63).

4 - Barcelona: Ter Stegen; Alves, Bartra, Piqué, Alba (Adriano, min.62); Rakitic (Xavi, min.62), Máscherano, Rafinha; Messi, Luis Suarez (Busquets, min.76) y Pedro.

Goles: 0-1, min.27: Luis Suárez. 0-2, min.38: Messi. 0-3, min.58: Messi. 0-4, min.87: Messi.

Árbitro: Gianluca Rocchi (Italia). Mostró cartulina amarilla a Carlao (min. 30) Dani Alves (min. 33), Rafinha (min. 35 y min.70) y Guilherme (min. 53 y min. 83). Expulsó a Rafinha en el minuto 70 tras recibir la segunda amarilla y Guilherme por el mismo motivo en el minuto 83.

Incidencias: partido correspondiente la quinta jornada del grupo F de la Liga de Campeones, jugado en el GSP Stadium de Nicosia, casi lleno (22.000 aficionados).