La gira que salvó la vida al Barça

El Barça regresa a Estados Unidos 80 años después de su primera y memorable experiencia. Entonces, en un episodio clave de la historia culé, la expedición logró salvar la continuidad del club en plena guerra civil gracias a las 460.000 pesetas de beneficio neto obtenido, depositadas por el empleado Rossend Calvet en un banco de París a la espera de que cesaran las hostilidades. Con este saldo, el club de Les Corts logró reemprender camino una vez impuesto el franquismo.

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Echando la vista atrás, aquel Barça del 37 recibió una oferta para embarcarse camino de México, donde disputaría 10 partidos. La situación en la capital catalana aconsejaba la aventura. Era la manera de que los 15 futbolistas y los 5 restantes miembros de la expedición ganaran algún dinero para sus familias practicando su oficio, ya vetado en guerra. En el país presidido por Lázaro Cárdenas, uno de los escasos aliados incondicionales de la República, el FC Barcelona fue recibido como embajador del Gobierno legítimo hostigado por los militares rebeldes.

Tras dos meses de estancia en México, después de medirse con equipos como el América, Atlante, Necaxa, Asturias e, incluso, la selección tricolor, surgió la oportunidad de ampliar ganancias viajando hasta un destino aún más exótico. Una reciente investigación, realizada por David Valero-Carreras con datos de hemerotecas estadounidenses, nos permite repasar el recorrido pormenorizado. Y a fe que entonces no hallaron enfrente ni a la Juve, ni al Real Madrid. El 21 de julio de 1937 aparecía en el 'Brooklyn Daily Eagle' la primera mención dedicada al "equipo español de Barcelona". El equipo Brooklyn Hispano, sito en uno de los cinco populosos distritos que conforman Nueva York, intentaba cerrar varios amistosos con los aventureros europeos. Y lo lograron.

VANTOLRÀ SE QUEDÓ

VANTOLRÀ SE QUEDÓMartí Vantolrà, una de las grandes figuras de aquel Barça, se quedaría ya en México, enamorado de la sobrina predilecta del presidente Cárdenas. Sus compañeros afrontaron cuatro partidos en los alrededores de La Gran Manzana. El 6 de septiembre, fecha del debut contra el Brooklyn Hispano, 6.000 personas llenaron el estadio Comercial Field, respetable cantidad para tan minoritario deporte. Victoria de los foráneos por 2-4, ventaja sellada con dos goles de Josep 'El Mestre' Escolà, gran referencia de aquel vestuario.

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El Barça formó con buena parte del prometedor equipo forjado bajo la breve presidencia de Josep Suñol, el presidente fusilado un año antes en la sierra de Guadarrama, a pocas semanas de iniciada la contienda fratricida. El Barça se estrenó en los USA con Urquiaga en la portería, defensa con Zabalo y Rafa; Argemí, García y Balmanya como trío en el centro del campo y una delantera integrada por Munlloch, Escolá, Gual, Taché y Pagés. Al partido asistió el embajador republicano en Washington, Fernando de los Ríos. Bajo ambiente democrático, de nuevo se identificaba a los colores blaugrana con la lucha por la legítima pervivencia republicana.

TURISMO EN MANHATTAN

Seis días más tarde, en el mismo escenario, los pupilos del irlandés 'Paddy' O'Connell se medirían a un combinado del Hispano reforzado con los mejores integrantes del Saint Mary's Celtics. Volvió a ganar el Barça, esta vez por 3-4. Con tiempo de sobras para hacer turismo por Manhattan se afrontó el tercer lance, esta vez ante una selección de la American Soccer League (ASL), la Liga estadounidense de aquellos tiempos, en la que se incluyeron representantes de New York, Newark, Patterson, Philadelphia y Baltimore. Nuevo triunfo de los barceloneses, esta vez con doblete de Miquel Gual. Aún se añadiría un cuarto partido, todavía más especial, contra un combinado creado para la ocasión bajo el nombre de Jewish All-Stars, forjado por futbolistas de dos clubes de la comunidad hebrea, el Hatikvoh y el Hakoak, derrotados por 0-3.

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En total, algo más de cuatro semanas de estancia en EEUU y un saldo de cuatro victorias ante otros tantos contrincantes, 13 goles a favor y 5 encajados. No vale desmerecer el escaso pedigrí de los oponentes. En una de las anécdotas más jugosas del periplo, Josep Escolà recordaría tiempo después lo mucho que les había costado doblegar a esos modestos, en teoría, oponentes. Como jugaban en estadios habilitados para el béisbol, los organizadores ni siquiera habían previsto el detalle de rebajar el montículo desde donde lanza el 'pitcher' y con ese accidentado paisaje, costaba horrores llegar a portería o dar una asistencia de gol. Una anécdota increíble, tan olvidada ya como la primera gira del Barça por Estados Unidos.