Cuñado rico, cuñado pobre

CARLOS ZANÓN

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Vivir en Liverpool en el año 1964 y detestar a los Beatles. Vecino de Manila y no soportar la lluvia. Criticar en twitter a Pablo Iglesias. Solo tratando de recrear esas situaciones podremos, quizá, conocer cómo se ve Barçalandia desde los ojos de un perico. Siempre a la defensiva. Siempre sospechoso. Siempre dando explicaciones. El Barça para un perico se asemeja mucho a ese cuñado insoportable al que no puedes objetivamente odiar pero, dios, cómo le odias. Sí, ese tipo que se casó con la hermana guapa de tu mujer. Al que nunca le gusta hablar de dinero pero siempre sabes en qué se lo ha gastado. El que tiene 60 años pero aparenta 30 porque es adicto a la homeopatía y trabaja en nada concreto y le pagan, a tu juicio, demasiado. De los que viajan por los USA en octubre. En definitiva, el cuñado condescendiente que, en un ejercicio de piadosa vanidad cristiana, te trata como si fuerais iguales. Siendo del Barça puedes vivir sin reparar en que hay otro equipo en la ciudad o que tus hijos tienen más tíos que tus hermanos.

Derbi a hora lorquiana. Un partido que tengo la convicción de que vamos a ganar. “Granada es una trampa” me avisó el otro día Sergi Pàmies. Fue decírmelo y atisbar apaches embozados en desfiladero. Empieza el encuentro y la tónica habitual. El Barça hace de los partidos una novela de John Irving. Cien primeras páginas maravillosas, 200 con lapsus y el resto largo, diletante, innecesario hasta el final en el que no marcamos o tememos que nos marquen. Están bien Alves –sin peluca ni globos-, Iniesta –sin piscina con escudo en el fondo-, Mascherano –previo abordaje al 'pressing catch'-, Neymar –como Peter Pan, buscando su sombra- y Messi con barba… Este marca golarro y los chavales del cuñado empiezan a ponerse, digamos, intensos.

Pasan los minutos, se aparecen los fantasmas del pasado y uno teme no llegar vivo a Granada. Calienta Mathieu, que siempre da la sensación de que no te han atado bien al Dragon Khan. Pau López, el portero del Espanyol, acude a la cita de su ya característico 'moonwalker': punta talón, te piso, me sorprendo y me caigo. Hace meses bailó con Messi. Hoy con Suárez. Queda Neymar pero ya la temporada que viene. Todo parece preparado para un contrataque perico. Un 'pinball' de los nuestros: Piqué, el poste, un helicóptero que pasaba por ahí y el cogote de mi prima Montse. Pero por fortuna, el guionista se echa una siesta y el Atlético empata para acabar perdiendo. El Madrid gana pero sufrirá y el Granada se salva del descenso. Con lo que uno presume que los del ferrocarril distribuirán agua de fuego toda la semana a los apaches y estos no se jugarán Muerte o Reserva. Llega el gol de Suárez y uno ya respira y vuelve a recuperar ese cariño por el cuñado y sus chavales, ya voluntariosos más que intensos. Nos habían anulado un gol legal pero Suárez lo compensa en su segundo gol con una falta a Javi López muy de “métete en el taxi que viene mi mujer”. Más goles. 'Jacko' López ejerce de amigo y hace sentir futbolista a un compañero que sale de una lesión. Cinco a cero. Los amigos del cuñado molón empieza a canturrear “Que se te acabe el paro” y “Tu hijo mayor no sirve para estudiar” y en declaraciones a Movistar+ Víctor Sánchez cuando le preguntan por esos cánticos dice que “cada uno es de su padre y de su madre”, lo cual arroja más confusión familiar a este artículo. Ya de vuelta, el cuñado molón, escuchando a Coldplay en su Toyota híbrido, cuando su mujer le dice que su hermano estaba raro empatiza: “Hay que entenderle: lo están pasando mal”.