A la final y con récord

El gol de Kaptoum permite a un Barça experimental prolongar hasta los 29 partidos su racha sin perder

Los jugadores del Barça felicitan a Kaptoum por su gol al Valencia que alarga la racha del equipo sin perder.

Los jugadores del Barça felicitan a Kaptoum por su gol al Valencia que alarga la racha del equipo sin perder. / periodico

MARCOS LÓPEZ / VALENCIA

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Douglas-Cámara y Kaptoum, la extraña conexión que permitió al Barça de Luis Enrique no solo empatar en Mestalla (1-1) y colarse en la final de la Copa del Rey sino agrandar un récord que no existía antes. Ya son 29 encuentros consecutivos sin perder. Ni siquiera u7-0 hipnotizante en el Camp Nou eclipsó las ganas de un equipo también extraño para abandonar Mestalla, un estadio fantasmal, con un empate que vale una fortuna.

Sabido es que Luis Enrique no es de muchos números, acostumbrado como está a vivir al día, pero le guste o no es un registro galáctico, jamás conseguido antes. Y su Barça vive solo en la cima superando al Barça de Guardiola, que se quedó en 28 partidos.

Puesto a buscar estímulos, y después de dejar a 10 de sus 11 jugadores titulares en Barcelona (solo contó con Rakitic en Mestalla), Luis Enrique ideó un nuevo Barça. Nuevo no solo por los nombres, sino por el dibujo táctico que empleó: un inusual 3-5-2. Una línea de tres centrales (Bartra, Vermaelen y Mathieu), escoltados además por dos laterales largos (Aleix por la derecha y Adriano, el capitán, por la izquierda) ejerciendo, en determinados momentos Rakitic de falso nueve. A Samper, que le tocaba llevar el timón, lo eclipsó la potencia y onmipresencia de Sergi Roberto, un chico con tal confianza que se comió a todos.

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ERROR DEFENSIVO

Vermaelen, en ese innovador formato, le tocaba asumir el rol de bisagra con un doble papel: cerrar atrás cuando el Valencia empujaba, que no era muchas veces, y dar un par de pasos al frente para iniciar la salida del balón. El Barça tenía la pelota, pero no asustaba, desperdiciando, al mismo tiempo, esos minutos que le podían dar el empate, al menos, que necesitaba.

Y llegó entonces el gol de Negredo, un delantero que anda pesado, fuera de forma. Tanto que necesitó hasta dos disparos para burlar la salida de Ter Stegen, víctima de su indecisión y víctima, sobre todo, de la tremenda desconexión defensiva que sacudió al Barça. Tan extraño era todo, no había gente en Mestalla, el silencio dominaba la rara noche, que Luis Enrique, cansado de ese error, saltó como un resorte desde el banquillo para abroncar a sus jugadores.

UNZUÉ, AL MANDO

No ejerció anoche el asturiano de primer entrenador porque delegó esa tarea en Unzué, su ayudante. Luis Enrique, eso sí, se levantaba enfadado cuando veía que su experimental equipo cometía alguna tontería ante un Valencia atolondrado, que no solo ha perdido la fe en Gary Neville sino que se ha quedado, además, sin alma.

Ese gol de Negredo activó al Barça, aunque necesitó, curiosamente, los cambios de Luis Enrique para agitar a un equipo que se había ido consumiendo hasta casi dar por perdida la noche valenciana. Pero entró Douglas, que no jugaba desde finales de octubre, apareció Cámara para rasgar la banda izquierda y llegó, finalmente, Kaptoum, un joven atrevido que tuvo la pausa necesaria.en el corazón del área. Tres toques, tres cambios y un gol para prolongar una racha que parece de otro mundo.

DESDE EL 3 DE OCTUBRE

No pierde el Barça desde el pasado 3 de octubre (Sevilla) y ni siquiera con un once lleno de suplentes, donde solo estaban intocables como Ter Stegen (el portero de la Copa y de la Champions) y Rakitic, además de Sergi Roberto. Fuero ellos, precisamente, los que se ganaron, y muy bien el jornal. A otros, en cambio, se les escurrió la oportunidad.

Y Unzué, más metido que nunca en su rol de primer entrenador, inyectó energía a un equipo que no se quería refugiar en aquel 7-0 que sacudió al Valencia. Pero habituado al éxito en la última década, nadie festejó, ni en el Camp Nou hace una semana ni tampoco en Mestalla, otro pase a una final de Copa. Como si fuera lo más normal del mundo. Y lo es para el Barça del tridente que descansó en su casa.

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