Hasta Mascherano marca

El 'Jefecito' anota de penalti en la furibunda reacción del Barça tras el gol de Osasuna

Los jugadores del Barça felicitan a Mascherano por su primer gol con el Barça.

Los jugadores del Barça felicitan a Mascherano por su primer gol con el Barça. / JORDI COTRINA

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Roberto Torres tuvo la ocurrencia de marcar un gran gol de falta. Pareció romper un tácito pacto de no agresión con el Barça porque Osasuna se encontró con la furibunda reacción local. El líder se tomó ese inocente tanto, tolerado por Ter Stegen, como una ofensa y empezó a castigar al equipo naranja –de mecánica, nada de nada– con una rabiosa sucesión de ataques hasta endosarle cuatro goles en veinte minutos, estableciendo con mayor aproximación la diferencia (7-1) entre el primero y el último de la Liga.

Por marcar, marcó hasta Javier Mascherano. Rakitic, a instancias de sus compañeros, cedió el disparo del penalti para que El Jefecito estrenara la cuenta que abrió en el Camp Nou en el 2010. El argentino ha necesitado 319 partidos para anotar su primer gol, aunque pudo lograrlo antes de una forma más noble, con un cabezazo que Sirigu desvió al poste.

DEL MALHUMOR AL JOLGORIO

Mascherano elevó la mano al cielo, desencadenando las sonrisas de sus compañeros y el jolgorio del Camp Nou, cuando los aficionados ya habían dejado de mascullar con malhumor su arrepentimiento por haber acudido al estadio a soportar el frío y la lluvia en un tedioso encuentro. Ya habían olvidado el verdadero aliciente de la jornada: aplaudir y homenajear a Messi. El 10, capitán ayer, inició la cuenta hacia el 600 con un doblete. Algo que ha dejado de ser noticia porque es el quinto consecutivo que anota.

sí que fueron noticia los dobletes de André Gomes y Paco Alcácer, que por día disfrutaron del cariño de la hinchada, enternecida y feliz por el regreso del mejor Barça. Que no fue ayer, sino el domingo en el clásico.

MEDIO BARÇA

Si hubiera jugado Messi con diez juveniles, el resultado habría sido similar. Así está Osasuna de hundido. Con Messi y medio Barça bastó para atender la visita de un desahuciado. En la última rotación de la temporada, Luis Enrique se sacó de la manga una alineación copera, de aquellas del mes de enero. Digne, Mascherano, Denis, André y Arda entraron por Umtiti, Sergi Roberto, Alba, Iniesta y Luis Suárez, titulares en el Bernabéu.

El Barça entendía que el partido importante no era el próximo, sino el siguiente, el derbi con el Espanyol. Igual que Osasuna, convencido de que no tenía nada que hacer en Barcelona y que quizá le quedaría una brizna de vida el sábado ante el Deportivo. Jugaron los navarros camuflados de holandeses pero mancharon la magia del naranja. No pasaron del centro del campo más que por accidente. Una vez, y lo pagaron  con una cascada de goles.

Tal vez el acierto del denostado Gomes les desarmara. Messi intuía (sabía) que Luis Enrique le sustituiría (entró Aleñá, un relevo simbólico) e igualó el doblete del portugués, picado en su orgullo. Hasta entonces, el juego solo se había desarrollado en la mitad de campo navarro. Luego, Osasuna se vio condenado a sacar de centro una y otra vez, en una triste ceremonia con el Barça enviando un mensaje al Madrid a la espera de que llegue el derbi.  

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Barcelona, 7 - Osasuna, 1","text":null}}