La Liga se hace valer

El Barça supera la presión tras la sufridas victorias de Atlético y Madrid y acaba goleando al Sporting con otro póquer de Suárez

Los jugadores azulgranas celebran uno de los goles ante el Sporting

Los jugadores azulgranas celebran uno de los goles ante el Sporting / PERIÓDICO

DAVID TORRAS / BARCELONA

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La Liga sigue igual, decidida a no dejarse conquistar hasta última hora, ahora que tiene tres pretendientes después de que su preferido, el campeón, tonteara más de la cuenta y no le hiciera el caso que merece, tan facilona como la veía. Así que se puso seria y le obligó a pelear por ella, a empezar casi de cero y bajo la amenaza de que ante cualquier desliz, adiós. Y así anda el Barça, tensionado por esa presión y el aliento de sus perseguidores, que no dejan pasar ese hilo de esperanza que ya daban por imposible, pero dispuesto a recuperar lo que era suyo. Y ha emprendido esa reconquista con goles (0-8 y 6-0 ante el Sporting), con Suárez en plan matador.  

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La Liga no se movió de sitio, pero avanzó una casilla y dejó al Barça un poco más cerca de un final que parecía escrito hace semanas y que inesperadamente tiene que reconstruir con mucho cuidado. No es fácil meterse en ese nuevo papel de ganar lo que estaba ganado, con el temor a perderlo. Sería un fracaso demasiado grande siquiera para pensar en ello. Pero es fácil que esa idea baile por la cabeza y que, por ejemplo, altere el pulso del equipo, como ocurrió durante un buen rato, entre la impaciencia y los murmullos del Camp Nou, incapaz de entender que el Sporting le pudiera complicar la vida, y no liquidarán una sesión tan cómoda en un plisplás. Costó mucho más de lo que dicta el marcador y entre el 1-0 de Messi y la primera carta del póquer que se marcó Suárez, el partido se hizo larguísimo. Y muy aburrido.

Pero a la que el pistolero recordó que tenía una promesa que cumplir con Candela, a la que también contribuyó el árbitro, con unos cuantos regalos en una actuación de locos, ya nada fue igual. Y empezó un paseo excesivo y demasiado cruel e inmerecido para Abelardo y los suyos. Cayeron cinco goles, con tres penaltis incluidos, que Messi dejó pasar para que Suárez engorde su cuenta en el reto que mantiene con Cristiano, y para que Neymar no se fuera de vacío, perdido como está, tan torpe que no parece él, y flirteando con los pitos de la grada. Messi ya no necesita ni goles para sentirse bien ni para imponer su jerarquía, que volvió a exhibir con unas cuantas asistencias descomunales. Incluso en esto se ha hecho más grande. Es el mejor en todo.    

LESIÓN DE BENZEMA

Así que la doble espera en Madrid, en la Castellana y en el Manzanares, no valió de mucho. El Barça salió a jugar tercero y acabó el día por delante. Pero consciente de que sus dos enemigos no van a ponérselo fácil. En la calle del payaso Fofó, el Madrid empezó dando risa, con una defensa de circo, pero acabó poniéndose serio, empujado por Bale, el único de la BBC que aguantó el tipo después de que Benzema se retirara con molestias –Cristiano no jugó por precaución-, y por la chispa de un suplente, Lucas Vázquez. Total, que cuando parecía que iba a perder el rastro de la Liga, se rebeló contra esa segunda despedida –ya dijo adiós cuando estaba a 12 puntos- y volteó el marcador bajo la lluvia para desesperación de Paco Jémez, a quien le espera una final más que sufrido para salvar el pellejo.

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En cuanto se cerró la función de Vallecas, empezó la del Calderón, una olla que no descansa y que aprieta tanto o más que el equipo. El Atlético también tuvo que pelear para ganar pero no hay manera de que se rinda y, por un camino o por otro, siempre acaba saliendo adelante. Otro 1-0 y gracias, con un gol de rebote, y un repertorio de las reglas que se imponen en el régimen cholista, no todas de buen gusto. En esa filosofía del fin justifica los medios, se les fue la mano lanzando un balón para frenar un ataque del Málaga, un gesto de lo más antideportivo que le valió la expulsión a Simeone. Le trae sin cuidado. Ahí vale todo. No es el mourinhismo pero se le parece, y a todo eso se enfrentará el miércoles Guardiola con su Bayern, ya muy cerca de su tercera Bundesliga.

Será una larga semana para el Barça. Europa se pone en juego en busca del nuevo rey. Una dura condena. Pero la Liga está más cerca.