El Barça se mete en la final

Messi (tres goles) y Suárez (cuatro) destrozan a un Valencia indigno, que salió a defender y se llevó una tunda

Messi y Suárez se retiran del campo con un balón cada uno, recuerdo de sus respectivos 'hat trick'.

Messi y Suárez se retiran del campo con un balón cada uno, recuerdo de sus respectivos 'hat trick'. / periodico

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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Florentino Pérez ya puede ir buscando un arquitecto que le diseñe unas bonitas obras para el Bernabéu. Seguro que conoce a muchos en ACS, su empresa constructora. Los lavabos los tiene ya modernizados desde el año pasado, cuando el Barça se clasificó para la final de Copa. Tendrá que pensar en arreglar los vomitorios, los accesos a la grada, el palco, los vestuarios, lo que quiera, para impedir que el Barça pise el coliseo madridista.

Porque el Barça volverá a la final a defender su título. El Celta y el Sevilla ya saben a quién se enfrentarán el 21 de mayo mientras se empieza a discutir la sede del partido. La Federación también tendrá tiempo de empezar a buscar un anfitrión que quiera acoger al tridente.

Por buscar, que el Valencia empiece a buscar entrenador. Gary Neville cavó su fosa. Mäs allá del resultado, escandaloso, inadmisible para los levantinos, por la imagen que ha dado el equipo, roto, desorientado, ridículo por momentos ante un Barça que se ha regodeado como muy pocas veces –como nunca- de un rival que antes siempre le complicó la vida. Como en la Liga, sin ir más lejos.    

Ni siquiera la reciente existencia de un Getafe que le metió un 4-0 al Barça remontando un 5-2 (mayo del 2007, cómo olvidarlo), puede reprimir el anuncio formal, anticipado, de que el once de Luis Enrique está a un paso de revalidar el primer título de los tres que consiguió en la temporada regular.

UN 7-0 BASTANTE REAL

El 7-0 refleja con bastante fidelidad lo que ha sido el encuentro y la abismal diferencia que se ha abierto los dos equipos, cuya trayectoria es diametralmente distinta. El Barça vuela y el Valencia se hunde en el fango. Sin delanteros (o medio, Rodrigo) se ha presentado el cuadro levantino y con los tres astros los ha recibido el Barça, ávidos de sangre seguramente por el disgusto que se llevaron con el empate de la Liga.

Entre Messi y Suárez se han merendado al rival hasta el hartazgo. Neymar ha intervenido en la fiesta aportando alegría e imaginación con sombreros, túneles y toca clase de lujos que han desquiciado (aún más) a los valencianistas. Messi se ha apuntado el tercer triplete de la temporada y Suárez superó al maestro con cuatro y el cuarto. Carlos Naval, el delegado, buscó dos pelotas para repartirlas entre los héroes.

HOMENAJE A CHERYSHEV

El Barça-Valencia resultó por momentos grotesco, atendiendo al historial de ambos clubs y por el contraste que se vio en la cancha. La hinchada, que ha firmado la peor asistencia de la temporada al estadio, ha aplaudido a los suyos sin parar y ha ofrecido la octava mejor ovación de la noche a Cheryshev, cuya alineación indebida en Cádiz motivó la eliminación del Madrid.

El Barça ha vapuleado, sin dar la sensación de que apretara el acelerador, a un Valencia lamentable, indigno de su historia y de su pasado reciente con una actuación que cuestiona, más allá del resultado, la capacidad de Neville para dirigir al equipo. Ni la expulsión de Mustafi, al filo del descanso, sirve de atenuante, aunque explica la abultada goleada cosechada en la segunda mitad.

DESCALABRO ANUNCIADO

El panorama del pirmer tiempo ya invitaba a suponer el descalabro visitante: habían caído tres goles y habrían podido ser cinco si no lo hubieran impedido los postes (Messi y Neymar, en el penalti)… y el recreo que se tomaron los azulgranas que ante tanta facilidad quisieron adornarse en sus constantes coladas en el área.

Venía el Barça de pasarlo mal ante el Athletic y el Atlético (también ante el Málaga, pero fuera de casa) y se ha soltado ante un flojo rival que le ha dado más facilidades de las esperables. Apelotonados nueve tipos entre Rodrigo y el portero Ryan, el Barça ha sido capaz de encontrar numerosas líneas de pase verticales para percutir constantemente, como un martillo pilón, sobre las filas blancas, lo que traslada la explicación del descosido a la endeblez de un equipo mucho peor, mucho más, que el Villanovense.

El Valencia solo ha ganado el sorteo de campo. Luego, ha desaparecido.

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