El Barça da una lección de madurez

El once de Luis Enrique, sin Messi ni Suárez, gana al Athletic sorteando con fútbol el hostil ambiente de San Mamés

Munir celebra el 0-1 en Bilbao.

Munir celebra el 0-1 en Bilbao. / AP

MARCOS LÓPEZ / BILBAO

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Un triunfo de verdad, un triunfo de madurez, un triunfo auténtico, más allá de que el postrero error de Alves animara a San Mamés, que ha vivido la noche copera asombrado porque no había pasado ni media hora de partido y ya perdía 0-2, con goles de Munir Neymar. Pero el Barça, sin Messi ni Suárez, ha ofrecido una lección, especialmente en la primera mitad, de autoridad y contundencia, dominando todos los registros del juego, incluso el emocional porque no se dejó arrastrar por la tensión de La Catedral. Y a donde no llegó el buen fútbol del Barça, liderado por un Iniesta inmenso, emergieron las manos de Ter Stegen.

Empezó el Athletic como si le fuera la vida. Y le iba. En los minutos iniciales, el Barça no superaba la presión de los 11 leones ni de los miles que llenaban las gradas del maravilloso nuevo San Mamés. Parecía algo aturdido el equipo de Luis Enrique, sintiéndose extraño al no ver a Messi sobre el césped. Ni tampoco a Luis Suárez, el  voraz a incansable nueve que empuja a todas las defensas hacia el salón de su casa.

EL TESORO DE ARDA

Sorteados esos inquietantes minutos iniciales de agobio, el Barça halló un tesoro en la banda derecha. Por allí llegó el 0-1 que silenció San Mamés, una catedral que debe entender mucho de fútbol, y entiende, pero que no tolera a exquisitos virtuosos como Iniesta, a quien convirtió, junto a Neymar, en el centro de la diana de sus broncas. Más chillaba el entendido público vasco, mejor jugaban Andrés y Ney, domando la pelota con calma, teniendo la personalidad que se le supone al capitán del Barça y a quien está llamado a ser el nuevo rey del fútbol mundial. Cuando Messi, por supuesto, diga que abandona por voluntad propia su trono. Pero la reacción nació justamente en la otra punta del campo cuando Ter Stegen inició una jugada realmente deliciosa.

    Deliciosa porque tuvo la calma necesaria para eliminar jugadores del Athletic a través del pase. Era un contragolpe camuflado, en realidad, de jugada puro Barça. El portero pasó a Piqué. Piqué pasó a Alves. Y, de repente, un turco, que se lo pasa bomba en Barcelona, inventó una acción genial atrayendo hasta tres futbolistas del Athletic, a pesar de que estaba más cerca de la cal de la banda que de Rakitic, a quien oteó en el horizonte para que este sirviera un venenoso centro a Munir. El letal remate del canterano estuvo a la altura de tan hermosa jugada.

RESPUESTA MORTÍFERA

San Mamés no entendía nada. Obsesionado en pitar a Iniesta y Neymar, empeñado en intimidar al Barça sin Messi ni Suárez, observó el marcador y descubrió que ya perdía. Sin intuir que lo peor estaba todavía por llegar. Ese gol de Munir aturdió al Athletic, que perdió la fe, por lo que esa ordenada presión inicial se transformó en una alocada aventura individual que terminó llevándole a la perdición porque delante suyo estaba el solvente y eficaz Barça. El Barça de Neymar. Ni más, ni menos. Un equipazo, capaz de responder con buen fútbol y goles a un ambiente hostil.

PATADA TRAS PATADA

El Athletic perdió el control emocional del partido y creyó que intensidad era repartir patadas, con la complicidad de González González, ese árbitro que tanto preocupó a Luis Enrique. Con razón. El Barça dio una lección de madurez hasta que Alves, que ya había cometido un error en la primera parte, metió al equipo en un pequeño problema con el gol de Aduriz. De repente, San Mamés, que había visto como su equipo dejaba patada tras patada, impotente en una gris segunda mitad, se sintió con energías para empatar el partido. Entonces descubrieron todos que Luis Enrique no solo tiene en Bravo a un meta excelente, sino que cuenta con Ter Stegen, otro guardameta decisivo.

    Estuvo el  alemán felino, con unos reflejos extraordinarios, sosteniendo al Barcelona, que abandonó San Mames dejando rastros de grandeza en la primera mitad y un parcial de 8-1 en tres días.

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