La eterna genialidad de Messi

Messi sortea la entrada de Oriol Riera en El Sadar.

Messi sortea la entrada de Oriol Riera en El Sadar. / periodico

JORDI TIÓ

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Es más que probable que el lunes no sea el nombre de Messi el que la revista 'France Football' anuncie, a las ocho de la tarde, como nuevo ganador del Balón de Oro 2016. Pero en El Sadar, el astro azulgrana volvió a demostrar que sigue siendo el mejor del mundo. Reapareció una de las mejores versiones de Messi, porque tampoco le hace falta ofrecer todo su potencial para volar más alto que nadie, y el

Barça se reencontró con la victoria en la Liga después de tres trompazos consecutivos (Málaga, Real Sociedad y Madrid).

Se llevó el equipo de Luis Enrique los tres puntos y Messi, de nuevo, la admiración generalizada, esta vez de El Sadar, que acabó aplaudiendo tímidamente al argentino tras firmar el 0-3, el segundo gol de su cuenta particular, tras una jugada convertida en obra de arte, muestra de su eterna genialidad. Recogió el balón a pocos metros de la frontal del área e inició uno de esos eslalons que solo él es capaz de materializar, como si de un juego de Play Station se tratara. Uno, dos, tres, cuatro, cinco y hasta seis rivales de Osasuna sucumbieron ante Leo, antes de picar el balón por el único agujero que quedaba cuando parecía que se había quedado sin espacios. Un gol inverosímil, una muestra más de la inigualable singularidad de Messi, que con esos dos tantos lidera la clasificación del Pichichi, con 11 tantos en 12 partidos, seguido por Suárez (10 dianas en 14 encuentros) y Cristiano (10 en 11).

EL SOCIO POR LA IZQUIERDA

Brilló Leo en la creación, buscando pases entre líneas, especialmente por la izquierda, donde Jordi Alba asumió por un día el rol de socio preeminente de la 'Pulga', el que antes ostentaba Alves, por la derecha, y también destacó en la definición, aunque Nauzet le amargó la primera parte al desbaratar dos mano a mano con el argentino en los que Leo no suele fallar. "Messi me hace mucho mejor a mí por la banda, me da pases al espacio y también aguanta esperando que le devuelva el balón", explicó Alba, contento también por sus dos asistencias: una a Suárez, en el 0-1, y otra a Leo, en el 0-2.

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Messi, además, redondeó su actuación con la consecución de otro registro, uno más, de su trayectoria: se convirtió en el cuarto jugador del Barça en número de partidos disputados, con 550, superando a otra leyenda como Migueli (549). Solo Xavi Hernández (767), Andrés Iniesta (605) y Carles Puyol (593) aventajan a Messi en este registro.

Pero Leo también dejó otro detalle para el recuerdo en Pamplona, este ligado a su honestidad como profesional tras una trayectoria impoluta en la que posiblemente solo haya que reprocharle el balonazo que pegó a la grada del Bernabéu, en el 2011, y el gol con la mano que marcó al Espanyol en el Camp Nou, en el 2007. Messi corría con la pelota pegada a su bota y el cruce de De las Cuevas para interceptar su trayectoria llevó al azulgrana al suelo sin que mediara contacto alguno. Leo se giró desde el césped y con la mano, dirigiéndose al árbitro Martínez Munuera, hizo la señal de que no era falta. El colegiado dejó seguir el juego y Messi prosiguió presionando en busca de la pelota. Un detalle más de un jugador irrepetible que demostró que no hay más balón de oro que el que él lleva pegado al pie.