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Espejismo real en el desierto

La Qatar Foundation tiene un centro de investigación en las afueras de Doha de unas dimensiones equivalentes a 2.500 campos de fútbol. Las mejores universidades y empresas del mundo están presentes en el complejo

Modernidad 8 Imagen de parte del complejo universitario y de investigación que la Qatar Foundation tiene a las afueras de Doha.

Modernidad 8 Imagen de parte del complejo universitario y de investigación que la Qatar Foundation tiene a las afueras de Doha.

XAVIER Moret

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Cuando uno llega a la espectacular Ciudad de la Educación, construida por la Qatar Foundation en las afueras de Doha, la capital del emirato de Catar, no puede evitar que le invada la sensación de estar entrando en un mundo virtual en el que todo resulta desproporcionado. Y es que en medio de la arena del desierto surgen de repente, como si se tratara de un espejismo, un buen número de edificios de reciente construcción, todos equipados con tecnología punta y diseño sostenible.

De entrada, una cifra: 25 millones de metros cuadrados. Esta superficie, equivalente a más de 2.500 campos de fútbol, es la que corresponde a la Ciudad de la Educación de la Qatar Foundation, una institución privada sin ánimo de lucro fundada en 1995 por un decreto del emir de Catar, uno de los estados más ricos del mundo gracias a sus reservas de gas y petróleo.

«La Qatar Foundation es una gran apuesta para mejorar el conocimiento y la investigación del futuro», explica el jefe de prensa, Tariq Abdulaziz Al-Sada, ante una gran maqueta de la ciudad habilitada en el Visitors Center.«Y lo hace a partir de tres ramas: educación, investigación científica y desarrollo de la comunidad».

Los propósitos de la fundación, que cuenta con un presupuesto aparentemente ilimitado, son fáciles de formular, pero cuando se traducen sobre el terreno adquieren dimensiones gigantescas. Nada menos que ocho universidades norteamericanas y británicas están presentes, tras ser convencidas a golpe de talonario, en el campus de la Ciudad de la Educación, donde unos 4.000 estudiantes de 85 nacionalidades estudian en inglés para obtener títulos homologados. Las universidades Virginia Commonwealth, Cornell Medical College, Texas A&M, Carnegie Mellon, Northewstern y Georgetown figuran entre las elegidas.

«A diferencia de lo que sucede en la Universidad de Catar, en la que hombres y mujeres estudian en aulas separadas, aquí comparten la misma aula»,comenta Oussama Rahal, miembro de la oficina de prensa de la fundación, presidida por la jequesa Mozah Bint Nasser al Missned, una de las tres esposas del emir.

La persona como base

El lema de la Qatar Foundation es que«en cada ser humano hay un potencial a desarrollar»y figura entre sus objetivos que en el año 2030 «Catar deje de ser un país con una riqueza basada en el petróleo y el gas para convertirse en una sociedad basada en el conocimiento y la tecnología». Los cientos de grúas y los miles de obreros llegados de países como la India, Pakistán, Filipinas o Nepal trabajan a toda máquina para que esto sea una realidad en el 2020.

Un recorrido por la Ciudad de la Educación resulta sencillamente mareante, tanto por el calor que hace en el exterior (por encima de los 30 grados en mayo) como por la gran cantidad de edificios. Además de las ocho universidades mencionadas, hay en la ciudad un gran teatro al aire libre, un centro de investigación sobre equitación y un parque tecnológico en el que decenas de empresas, entre ellas Rollys Royce y Shell, investigan aplicaciones.

Una de las joyas de la corona es el Sidra Medical and Reserach Center, que está previsto inaugurar el próximo año y recibe su nombre del árbol símbolo de la fundación, el Sidra Tree, endémico de Catar y capaz de crecer en pleno desierto.

Estadios climatizados

«Dentro de la Ciudad de la Educación se construirá un estadio de fútbol en el que se disputarán partidos del Mundial del 2022», apunta Oussama Rahal.«El calor no será problema, ya que estará climatizado». Oussama también habla de un futuro campo de golf, de residencias para estudiantes, de un metro que recorrerá la Ciudad de la Educación y de Dohaland, 31 hectáreas del centro de la capital que se transformarán en zona residencial y comercial. El coste total previsto es de 4.000 millones de euros.

Cuando nos dirigimos hacia la salida, le pregunto a Oussama cómo ve el acuerdo con el Barça.«El deporte no figura entre los objetivos principales de la fundación».Y a continuación, quizá porque se percata de que ha empleado un tono demasiado oficial, añade con una sonrisa:«Va muy bien para darnos a conocer. Y nos felicitamos de que el Barça esté en la final de la Champions. ¡Y la ganaremos!».