El enigma Messi

ANTONIO BIGATÀ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Creo que nunca ningún club de fútbol ha tenido que preparar su siguiente temporada bajo la espada de Damocles de un enigma tan decisivo y trascendente como el que tiene el Barça en relación a Lionel Messi. Menciono enigma (es decir, cuestión difícil de entender e interpretar) porque me parece más expresiva que las palabras misterio o incógnita.

El Barça dispone del que todos consideran que es el mejor jugador del mundo, pero existen serias dudas -objetivas, razonadas- de  que pueda continuar rindiendo como tal a pesar de que tiene la edad ideal para hacerlo. A partir de eso, el Barça prepara todo un nuevo ciclo a partir del tremendo poder decisivo y de la capacidad de marcar diferencias que tiene este jugador, ya que sería un despilfarro no hacerlo y porque no tiene derecho (sería tremendamente injusto) a no creer en él. Pero al mismo tiempo ficha y organiza su plantilla de una forma que todos, dentro y fuera del club, entienden que tiene en cuenta el factor por si acaso, para el caso de que no se vuelva a tener al mejor Messi.

El nuevo proyecto de Luis Enrique se perfila para la doble posibilidad de que el jugador argentino vuelva a su nivel… o no lo haga. El Barça es muy grande, pero tiene también a veces los problemas más grandes del mundo.

Con la pareja Messi-Neymar todavía por explotar y rendir a la altura de sus inmensas expectativas, la contratación de Luis Suárez (una apuesta económica que sumada al gasto de la temporada anterior roza los límites de lo que puede hacer esta entidad), únicamente tiene lógica en función de ese deseo secreto -pero conocido por todos- de disponer de un plan B. Pasamos de apuesta por un dúo a hacerla por un trío para el caso de que Messi continúe caminando en vez de corriendo, o entrando realmente en juego en ocho o nueve jugadas por partido en lugar de hacerlo las 20 o 30 de sus momentos de esplendor.

Esa extrema complejidad del eje ofensivo condiciona todo lo que se está dibujando en el Barça en relación al centro del campo y, por extensión, en cierto sentido, a la defensa. El planteamiento global del trabajo de todo un equipo puede diferenciarse bastante si quienes están delante gozando del privilegio de no estar siempre absolutamente pendientes de la tarea defensiva son uno, o dos o ya, como en esta caso, tres jugadores. Aludo a esto porque aunque el mejor Messi bajaba en ocasiones para marcar a los laterales ofensivos de los equipos contrarios, y el Neymar desequilibrante no desatendía nunca la función de darle consistencia al centro del campo (cosa que también ha hecho regularmente Luis Suárez en el Liverpool), estos tres jugadores saben que acabarán siendo juzgados por lo que fundamentalmente hagan en los espacios del equipo contrario.

Pero insisto en que el gran enigma es Messi. Hace una temporada y media se lesionó y perdió el estado de gracia. Después, el verano pasado, efectuó una mala pretemporada y evidentemente no se preparó debidamente ni en el aspecto físico ni en el mental. A continuación, en la etapa de Martino, ha estado mal entrenado -poco exigido- y rodeado de jugadores que también habían perdido la puesta a punto ideal. En paralelo, a la preocupación psicológica que le debía causar su notoria caída de rendimiento, se le sumó el doble calvario mental de sus problemas con Hacienda y del engaño del club al disimular que Neymar, en el fondo, ganaba bastante más dinero que él… ¿Queda todo eso atrás? ¿Queda asimismo atrás el lastre de la evidencia de que Argentina no ha ganado un Mundial que habría sido suyo si hubiese estado al 80% en vez de al 50%?

Si el gran Messi vuelve, los problemas tácticos derivados de jugar con tres cracks por delante quedarán diluidos por los goles y las victorias que sin duda volverá a conseguir el Barça. Si seguimos con el Messi B, el Barça puede llegar a tener una temporada todavía más difícil y desasosegante que la que dejamos atrás.