LA LIGA DE CAMPEONES

La eficacia goleadora facilitará el viaje a Dónetz

El Barça se aprovecha de las facilidades defensivas del Shakhtar

JOAN DOMÈNECH
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Con un verdadero tesoro viajará el Barça a Dónetz. El resultado sería extraordinario ante cualquier rival. Frente el Shakthar, además, el 5-1 tiene un valor incalculable. Los azulgranas han colocado un pie en las semifinales ante un adversario formidable, infinitamente mejor de lo que reflejó el marcador. El juego anduvo mucho más parejo con la pelota de por medio -desde ayer ya nadie tomará a Guardiola por un alarmista de pega- y la gran diferencia se saldó en la eficacia en cada área. Mientras el Barça es ya un equipo hecho y derecho, desde el portero hasta el hombre más adelantado, el Shakhtar tiene un excelente ataque y una pésima defensa. Chigrinskiy no jugó, lesionado. Mejor para él. Se salvó de ver cimentada su mala fama.

Los dos primeros minutos resultaron, paradójicamente, un perfecto resumen del encuentro. El Shakhtar amenazó y el Barça pegó. Willian se coló entre la zaga azulgrana y falló, y segundos después fue Iniesta quien se coló para superar con suficiencia a Pyatov. A lomos del ilusionado y recién papá cabalgó el cuadro azulgrana hacia una goleada de mérito. Más brillante y trabajada que otras.

LA MANO TRANQUILIZADORA / El gol de Xavi que sirvió para extender la manita salvaguarda al Barça de vivir un tormento el martes que viene. Los cuatro goles de renta le protegen de una noche aciaga, pero hará bien en reducir la gran cantidad de de-sajustes defensivos que tuvo en casa. Anoche sufrió bastante y cometerá un pecado si cree que el Shakhtar -mejor dicho, sus brasileños- remata tan mal como lo hizo anoche. Rakistkiy acertó con la rodilla y Luiz Adriano chutó al poste.

El Barça también tiene brasileños, más allá de Alves y Adriano. Pasarían por tales peloteros como Xavi, Messi e Iniesta, que parecen portar en su genética la misma belleza y la misma sutilidad en el manejo de la pelota. Los tres fueron clave para marear a la recia zaga ucraniana, llevándola de un lado a otro hasta que forzaban un boquete por el centro.

LOS BRASILEÑOS SE DESANIMAN / Hasta que el Barça no tomó la medida al Shakhtar (y eso sucedió hacia la media hora) vivió con el ay en el cuerpo. En cuanto encadenó un par o tres largas posesiones y observó que los brasileños del rival, en el fondo, no han nacido para correr detrás del balón, sino para jugarlo. Mientras vieron que de vez en cuando lo tocaban, los cuatro titulares, que parecían cuatrillizos, estuvieron dando guerra. A la que menudearon sus intervenciones, y vieron que el Barça no perdonaba, fueron bajando los brazos uno tras otro.

Desactivar a los cuatro pasaba, además, por presionar a los defensas y que no pudieran dar buenos pases a los atacantes. Keita se puso manos a la obra y Mascherano se colocó junto al menudo Jadson, el primero que desapareció como primer paso del éxito final. En cierto modo, incomodar a los defensas es el método que desactiva al Barça, que anduvo más paciente gracias a la experiencia que ha adquirido cuando la Champions alcanza las eliminatorias de vértigo.

El demoledor ataque azulgrana no llegó por la eficiencia de sus delanteros, sino por las llegadas de la segunda línea. Solo Iniesta, que jugó de extremo izquierdo (en la pizarra, porque se movió por la zona ancha para ayudar a tejer la telaraña de pases donde parió una asistencia genial a Alves), anotó. Messi y Villa perpetuaron su mala racha. Llegó Alves, llegó Piqué en una jugada de estrategia, llegó Keita y llegó Xavi. En el otro bando, solo apuntaron maneras los morenos, pero alcanzaban el área de Valdés tras correr maratones.

DISCURSO CERTERO / El discurso temeroso de Guardiola se reveló certero. Es un señor equipo el cuadro de Lucescu. Aunque se llevara cinco, que será lo que quedará para la historia. Como otros, sucumbió a los juegos de mano azulgranas. Pero da miedo, sobre todo su delicioso ataque. Bien es cierto que Douglas y Willian, los extremos, se midieron a Alves y Adriano, cuyo espíritu defensivo no es italiano, precisamente.

Dando por bueno el análisis de Guardiola sobre el Shakhtar, ¿qué decir del Barça?