las claves

Un dibujo para Suárez

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Apenas cinco partidos  y ya se adivinan trazos básicos del Barça de Luis Enrique, a la espera, eso sí de rivales más serios que verifiquen su fiabilidad y a la espera también de que Luis Suárez, el nueve que fichó el Barça, se incruste en ese dibujo táctico. Los delanteros por dentro, los laterales (Alves y Alba) vuelan de área a área y los interiores (Rakitic e Iniesta) mirando siempre de cara. Y de reojo hacia atrás. Con un nuevo traje para encajar a las tres bestias del ataque.

EL ORIGEN

Leo desciende a la base e inicia la jugada

Antes, Messi era el falso delantero centro. Y tenía que esperar que los interiores (Xavi o Iniesta) o el medio centro (Busquets) transportara el balón hacia su territorio, generando las condiciones para recibirlo de la mejor manera posible. Ahora, en cambio, a Messi no le importa descender a la base colocándose en paralelo a Busi, incluso en campo azulgrana, para iniciar la jugada, dibujando así un paisaje nuevo del partido. Nuevo para él y nuevo, por supuesto, para los rivales. Así la panorámica del juego, como sucedió, el pasado domingo, en el Ciutat de València contra un Levante con 10 jugadores por la expulsión de Vyntra, resulta distinta para la estrella, capaz de asociarse en corto con los interiores para ir eliminando rivales. O buscar, en cambio, las aperturas más profundas hacia los laterales en otro camino más directo.

A Messi se le vio ante el Levante ejerciendo de Busquets o, incluso, de Xavi, convertido en el piloto que guiaba el balón a 53 metros de la línea de gol de portería de Jesús. Algo que ya apareció en el Barça de Tata, pero entonces no tenía tantas posibilidades, tanto de pase corto como largo, para mezclar con astucia.

PUNTO DE ENCUENTRO

Bisagra entre centro del campo y ataque

Con libertad para moverse por todo el frente de ataque, Messi fue la punta del rombo compuesto por cuatro centrocampistas y también del triángulo formado por tres delanteros. Dos formatos con un mismo jugador para fusionar el juego de ataque del Barça de Luis Enrique, que busca alternativas para el gol. Pese a la presión del Levante, un delicado y curvado pase del argentino dejó solo a Neymar. Gracias a la excelente precisión del lanzamiento y gracias, sobre todo, a la excepcional lectura táctica del brasileño, que atacó el espacio mientras los defensas solo tenían ojos para la Pulga. Con ese delicado pase con la zurda, el argentino eliminó a cinco levantinistas instalados en el semícirculo central del campo contrario, como si fuera su campamento de operaciones.

En la otra asistencia de gol, la de Sandro, Messi ejerce de receptor, ya en el área valenciana, de un excelente pase interior filtrado por Busquets y con el empeine exterior regala el tanto al joven canario. Dos pases de gol. Y distintos. Uno, quirúrgico (0-1) y otro, muy sutil (0-3).

EL FINAL

Instalado por detrás de los dos delanteros

No solo los tres delanteros del Barça están reunidos en la frontal del área adversaria -una de las primeras órdenes de Luis Enrique- sino que, además, se escalonan para que Messi se disfrace de media punta letal. Es el nuevo hogar del asistente. Leo jugó por detrás de los dos delanteros (Neymar y Pedro en los primeros 50 minutos; Sandro y Pedro en los 40 finales), para repartir asistencias, sin olvidar tampoco su capacidad para, a menudo, desequilibrar por la banda derecha, casi 50 metros de carrera, para darle a Neymar el 2-0 ante el poderoso Athletic.