REVELACIONES DEL ENTRENADOR AZULGRANA

El día a día de Pep

JORDI TIÓ
BARCELONA

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Atosigado por la presión mediática, que semana a semana le apremiaba para que desvelara si continuaría o no en el banquillo del Camp Nou, Pep Guardiola llegó a afirmar:«Si por mi fuera, renovaría cada seis meses».Nueve meses después de desvelar aquel anhelo, el entrenador del Barça parece haber rebajado ese listón al puro y simple día a día.«Todos los días pienso que mañana me voy»,afirma en la nueva campaña del Banc Sabadell. Lo mejor para él, lo que más le gustaría, seguro, sería un contrato por horas. Y no muchas.

Guardiola, sin embargo, tampoco dice nada que no se sepa respecto a sus reticencias a los contratos largos. «Cuando diriges algo tienes que tener siempre presente la idea de que mañana te puedes ir. Yo trabajo mejor pensando en que tengo libertad para decidir mi futuro. Estar mucho tiempo ligado a un contrato me angustia y eso puede hacerte perder la pasión»,sentencia en una conversación con el director de cine Fernando Trueba, una de varias con personajes famosos que dan contenido a la campaña de la entidad bancaria.

En otro momento de la charla, el técnico explica lo que ya desveló en su discurso en el Parlament de Catalunya al ser distinguido con la Medalla d'Honor.«Para mí, lo más maravilloso de mi profesión es planear lo que va a suceder en un partido. Qué jugadores tengo, qué herramientas puedo utilizar, cómo es el contrario... Intento soñar lo que va a pasar».Una tarea que, como explicó ante la cámara catalana, lleva a cabo en solitario en un pequeño despacho de los sótanos del Camp Nou, donde vive ese instante mágico, «acollonant»: «Ya lo tengo, mañana ganamos».

La fe en las convicciones

Guardiola, cuya imagen de marca ha permitido al Banc Sabadell aumentar su cartera en 300.000 clientes, cuenta parte de la fórmula del éxito que ha empleado en el vestuario los últimos tres años para hacer del Barça el mejor equipo de todos los tiempos. «Siempre intento dar seguridad a los jugadores de lo que se van a encontrar en el futuro. Eso aumenta las posibilidades de hacerlo bien». «Si hacemos esto, seguro que les vamos a joder»,inculca a sus jugadores, a los que no trata a todos por igual aunque sí«con el mismo respeto».«Los entrenadores estamos por debajo de los jugadores, dependemos de ser capaces de sacar lo mejor de ellos».

El técnico admite que desde joven tuvo claro que lo suyo sería el banquillo, más por necesidad que por convicción.«Con 25 años, ya quería entrenar porque siempre he considerado que tenía un físico patético para jugar al fútbol. No sé cómo subsistí».A pesar de sus miedos, su palmarés como jugador fue espectacular. Como técnico, en solo tres años, no tiene parangón. ¿Hasta cuándo?«No tengo ni idea. Si me siguen queriendo y me apetece, seguiré. Si no me quieren, me echarán y haré lo que salga. Llegará un día en que ya no me apetecerá estar con mis jugadores, como a ellos no les apetecerá estar conmigo, y en ese momento habrá que irse».Hoy no será. Seguro.