La cuesta de Luis Enrique

El Barça perdió el equilibrio después de caer en el Bernabéu y se enfrenta ahora a un exigente calendario

Luis Enrique, en el aeropuerto de Almería el pasado 8 de noviembre.

Luis Enrique, en el aeropuerto de Almería el pasado 8 de noviembre. / JORDI COTRINA

MARCOS LÓPEZ / BARCELONA

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Al fondo, una chimenea, con un par de troncos ardiendo, y en primer plano  la pierna derecha cubierta por un tejano azul proyectando una imagen de calma en un fin de semana sin Liga. Desprendía sosiego una de las últimas fotos que ha colgado Luis Enrique en su cuenta de Twitter. Fue el sábado cuando el técnico del Barça la compartió con sus 482.025 seguidores en la red social. Una foto y una sola palabra acompañándola: «Relax!!!!!!» Pero se terminó el descanso para el entrenador, que inicia ahora una fase decisiva de la temporada tras tocar fondo en Almería con un triunfo que, como reconoció él mismo, no servía para «tapar las cosas que hicimos mal».

Sube ahora la cuesta de otoño Luis Enrique con un calendario tan exigente (nueve partidos en 30 días antes del parón navideño) como complejo. El sábado llega el Sevilla, quinto clasificado, al Camp Nou. Y luego toca viajar a Mestalla para medirse al Valencia (tercero) en dos encuentros ante sendas revelaciones de la Liga que medirán la capacidad de respuesta de un equipo que se ha deshilachado desde que cayó en el Bernabéu. Desde entonces (25 de octubre), el Barça ha perdido el equilibrio que mostró en el arranque.

No solo por la inmediata derrota en casa con el Celta ni por el juego gris que exhibió en Ámsterdam para superar al Ajax o el «peor partido de la temporada», según Luis Enrique, que protagonizó en Almería, pese a ganar. De pronto, el Barça se ha hecho vulnerable, como retratan las cifras. Encajó solo tres goles, los del París SG, en los 10 primeros encuentros. En los últimos cinco, Bravo y Ter Stegen han recibido seis.

EVITAR LA HUIDA DEL MADRID

Con o sin Piqué (descartado ante el Celta, suplente ante el Ajax y el Almería), el equipo se ha partido, quedando descosido ante los rivales. Los interiores han tenido menos peso que nunca en el juego, a pesar de que Luis Enrique probó, y sin éxito, todas las fórmulas. Pasó de jugar en el Bernabéu con Busquets, Xavi e Iniesta, el modelo clásico, a terminar en Almería con Busquets, Rakitic y Rafinha, los nuevos, símbolo de la indefinición futbolística que ha sacudido al equipo en este último mes. La idea inicial de Luis Enrique se ha difuminado.

«TRABAJO DURO EN SILENCIO»

 Ni los que estaban ni los que han llegado han gobernado los partidos como quiere el técnico, obligado ahora a rescatar la mejor versión del equipo para evitar que el Madrid, líder y con dos puntos de ventaja, tome carrerilla en la Liga. «Trabaja duro, pero en silencio; deja que el éxito se encargue de hacer todo el ruido», retuiteó el técnico hace ya 15 días tras haber encajado las dos derrotas de la temporada: París SG (3-2) y Madrid (3-1).

En el silencio más absoluto está el equipo desde Almería porque la mayoría de los jugadores están repartidos por medio mundo con sus selecciones. El técnico, entretanto, se encerró en la ciudad deportiva con seis jugadores en el campo (Xavi, Alves, Montoya, Adriano, Masip y Douglas) y cinco en la enfermería: Iniesta, Mathieu, Rafinha -que se fue tocado de Almería y volvió lesionado de China con la selección olímpica brasileña-, Sergi Roberto -que trabaja con el grupo pese a no tener aún el alta- y Vermaelen, el defensa invisible.

MATIZ NUEVO AL PLAN

 Asumido, como es obvio por el impacto del tridente (Messi, Suárez y Neymar), que el centro de gravedad del nuevo Barça se ha instalado en la delantera, a Luis Enrique le corresponde ahora encontrar el ecosistema táctico adecuado. El técnico necesita fortalecer su plan original -las tres bestias por dentro y las bandas para los laterales- para recuperar el equilibrio y, sobre todo, intentar que las distancias entre las tres líneas no sean tan peligrosamente largas.

Tal vez con un matiz nuevo, como se comprobó, y con acierto, tanto en la segunda parte del Ajax y del Almería, con Suárez ejerciendo de nueve puro y Messi arrancando desde la banda derecha. Pero nunca siendo un extremo clásico. Tendrá libertad, como siempre, para moverse el delantero argentino, mientras Suárez, que fue liberado por Uruguay de jugar mañana ante Chile, llegará hoy a la ciudad deportiva de Sant Joan Despí empeñado en romper su inoportuno desencuentro azulgrana con el gol. En cuatro partidos no ha marcado aún. Pero ha dado Suárez tres goles (dos a Neymar y uno a Jordi Alba) a la espera de que Luis Enrique, tras un fin de semana de relajo y reflexión, haya dado con la tecla.