Análisis

Cuando el inventor del 'villarato' quedó en ridículo

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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No oigo aJosé Mourinho. No oigo a los inventores delvillarato. No oigo aJorge Valdano, amante, defensor, amigo del juego del Barça y enemigo, personal, deMou. No oigo aFlorentino Pérez,que pagó por el portugués para acabar, dicen, con el dominio azulgrana. No oigo aEmilio Butragueño.No se sabe nada deZinedine Zidane. ¿Dónde estáMiguel Pardeza, dicen que nombrado director deportivo del Madrid? ¿Se sabe algo de ese prodigio de los anuncios, conocido comoCristiano Ronaldo? ¿Alguien vio al Real Madrid que, decían, no daban por perdida la Liga? Y, sin embargo, sí oigo las carcajadas deManuel Pellegrini.¿Y saben por qué? Porque tras el empate azulgrana de anoche en el Bernabéu, ya es imposible que el mejor entrenador del mundo del 2010, el caballero que enmudece cuando le interesa, el jefe deAitor Karanka ya no puede, ni siquiera, empatar a puntos conPellegrini, que fue despedido por elser superiortras sumar 96 puntos.Mou solo puede sumar 95.

Y es que el Real Madrid que vimos anoche (otra cosa será, dicen, el del miércoles en Valencia y, cuentan, en la Champions, ya, ya) fue una caricatura de aquel Inter con el que el portugués eliminó al Barça en el Camp Nou. Fue un simulacro deRiali Madridpobre, cutre, barato, miedoso, temeroso, pequeño, insuficiente, encogido, resultadista, que decidió, como no, entregar no solo el balón, sino el partido y la Liga. Un Madrid que dejó crecer el césped, que ordenó a los recogepelotas que se escondiesen y no diesen el balón rápido y que nunca, ni antes ni en el descanso, encendió los aspersores.

Y eso que siempre tuvo de su lado al asturianoMuñiz Fernández, ese árbitro engominado que no solo se tragó un penalti escandaloso aVilla, a los 25 minutos de juego, que hubiese podido empezar a decidir el partido, sino que le regaló de forma vergonzosa y descarada (¿verdadAlfredo Relaño? ¿verdad?) el empate al conjunto blanco. EsteRiali, que no tiene a los jugadores que tenía el Inter campeón del pasado año, arrancó un empate al campeón, que regresó a Barcelona con la tercera Liga consecutiva en el bolsillo, convirtiéndose así, ahora sí, en el único equipo europeo que puede conseguir el triplete (Liga, Copa y Champions), ya que ayer mismo, en Wembley, el Manchester City eliminó al United en la competición del KO inglesa.

Ese Barça, que tenía anoche mucho más que perder que el Real Madrid, pues su obligación, su necesidad, su planteamiento, su deseo, su intención era confirmar el título de Liga en casa de Mou y Flo, prefirió guardarse la sentencia para el miércoles, cuando, según se vio anoche, volverá a enfrentarse a un Real Madrid que le regalará la pelota, jugará al contragolpe y, posiblemente, vuelva a esperar los favores arbitrales para no perder el segundo título en cuatro días ante el Barça.