La crisis (y no es semanal)

De derrota en derrota ha ido el Barça de Martino (Atlético, Granada y Madrid) hasta la derrota final. Se fue alejando por voluntad propia del modelo del éxito -un estilo basado, sobre todo, en la cultura del esfuerzo- y cuando quiso darse cuenta ya no tenía ni idea. Ni equipo. Ni le salvó la coartada de los resultados. En Mestalla, allí donde empezó todo en el 2009 para el Barça de Guardiola, quedó enterrada el pasado miércoles algo más que una Copa del Rey. Quedaron allí, y tal vez para siempre, las ruinas de un maravilloso equipo que completó una semana trágica, al quedarse sin Champions, sin Copa y casi sin Liga. Pero no existió mayor derrota para el Barça que no ser nunca el Barça que fue.

La «crisis semanal», ese término que se inventó Tata a inicios del pasado octubre, se ha convertido en una crisis similar a la de 1996 cuando Núñez terminó con Cruyff y el cruyffismo tras ocho años de compleja y maquiavélica relación. También entonces en solo 10 días, el Barça lo perdió todo: Copa y Liga con el Atlético de Antic y la UEFA con el Bayern. Es también una crisis institucional y deportiva similar a la del 2008 cuando Joan Laporta salvó por los pelos una moción de censura promovida por Oriol Giralt contra su gestión: 23.780 socios votaron en contra del entonces presidente (el 60,60%), aunque siguió en el cargo, pese a que dimitió la mitad de la junta, porque se necesitaba el 66% para derrocarlo.

DEL CAMPO AL PALCO / En el 2014, y con Josep María Bartomeu en el palco tras la huída de Rosell a mitad de mandato, el Barça ha caído al precipicio. El equipo ya no está entre los cuatro mejores de Europa (por vez primera en los siete últimos años no llega a las semifinales de la Champions), acaba de perder una Copa (el título que tenía más a mano) y quedan cinco jornadas en la Liga en las que no depende de él. Si se consuma el año en blanco (se ganó, eso sí, la Supercopa en agosto), el Barça retrocedería hasta el 2008, donde tras aquellos dos años instalados en la «autocomplacencia» se quedó en blanco. De momento, y tras Mestalla, Bartomeu guarda silencio.

Tiene prevista la hoja de ruta necesaria para regenerar a una plantilla que ha perdido las señas de identidad que le empujaron al éxito, con Martino preparando las maletas para volver a Rosario tras comprobarse que la solución de emergencia planteada por el ya expresidente Sandro Rosell no dio resultado. Fue él quien contactó con Tata. Fue él quien promovió y asumió la paternidad del fichaje del técnico argentino. Pero ni seis meses duró esa pareja. En estos tres últimos años, el club ha invertido más de 150 millones de euros en cinco fichajes (Alexis, Cesc, Alba, Song y Neymar) pero ninguno ha frenado la decadencia del equipo.

EL INTERÉS DEL PSG EN LEO / Se apagó Messi en tres partidos (Atlético, Granada y Madrid), hasta entonces llevaba 38 goles en 38 duelos, y se apagó el Barça. A oscuras anda el equipo. Y el club. Y la junta, que se reunirá el martes, mientras el ruido sobre el futuro de la estrella aumenta, pendientes todos de la respuesta del público mañana en el Camp Nou ante el Athletic. Sigue Messi sin ver mejorado su contrato a pesar de que se llevan varios meses de complicadas negociaciones entre la junta y su padre, por lo que clubs como el París SG creen que sí podrían ficharlo. Vive Messi ahora en Barcelona, pero es como si estuviera, de nuevo, en Argentina cuando le disparaban desde todos los rincones, convertido, para muchos, en el único problema del club.

Pero el paisaje actual del Camp Nou invita a la desolación. Perdidos ya dos de tres títulos en juego, con el veto de la FIFA a fichar, con Bartomeu (antes vicepresidente deportivo, ahora presidente) y Zubi, los encargados del nuevo proyecto, más cuestionados que nunca, con dos capitanes (Puyol y Valdés) dejando su casa, el club imputado por el caso Neymar.... ¿Quién arregla esto?