Dos nombres con mucho peso

Clásico de clásicos

Xavi evoca, de sus experiencias ante el Madrid, «el silencio» del Bernabéu cuando marca el Barça

2001-2002  LA ERA DE LOS GALÁCTICOS  CON FIGO Clásico de clásicos UN DÍA PARA OLVIDAR CON EL     4-1 Y LA EXPULSIÓN EL PEQUEÑO INDICIO DEL CAMBIO QUE VENÍA 2008-2009  EL 2-6, EL SUEÑO DE TODO CULÉ 2011-2012  PARTIDAZO ANTES DE SER CAMPEONES DEL MUNDO

2001-2002 LA ERA DE LOS GALÁCTICOS CON FIGO Clásico de clásicos UN DÍA PARA OLVIDAR CON EL 4-1 Y LA EXPULSIÓN EL PEQUEÑO INDICIO DEL CAMBIO QUE VENÍA 2008-2009 EL 2-6, EL SUEÑO DE TODO CULÉ 2011-2012 PARTIDAZO ANTES DE SER CAMPEONES DEL MUNDO

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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Si el Camp Nou sería el equivalente a la plaza del Progrés de Terrassa, allí donde empezó a dar patadas a un balón, el Bernabéu vendría a ser el jardín de su casa. No hay otro estadio en el mundo, aparte del coliseo azulgrana, en el que haya jugado más veces Xavi Hernández. Ni tampoco ha  existido otro rival más conocido ni adversario más frecuente que el Madrid en toda su carrera. El clásico es su clásico. Y no hay nada más clásico en el duelo de los dos grandes que la presencia de Xavi, a punto de superar ya los 40 partidos jugados ante el eterno rival.

Una experiencia nueva, habitual sin embargo, se asoma por la ventanilla al tomar el puente aéreo. Ha jugado en casa del enemigo en todas las franjas horarias, en todas las estaciones del año, ha cosechado alegrías inenarrables y tristezas inolvidables. Siempre diferentes, siempre similares, los enfrentamientos ante el Madrid le evocan una sensación. Insólita y aparentemente sorprendente. Explicable, no obstante. «El silencio del Bernabéu».

Parece mentira, en aquella olla a presión, donde 80.000 almas vierten su sonora pasión con todo tipo de gritos y pitos, y algún objeto, que alguien sea capaz de detectar un instante de quietud. Y se produce. Cada vez con más frecuencia. «El silencio del Bernabéu cuando marcamos un gol». Xavi lo escucha y lo celebra.

«Siempre tienes que entrar al campo enchufado porque ellos suelen salir en tromba. Si se adelantan en el marcador, las dificultades se multiplican porque el estadio empuja mucho», relata Xavi. La fortaleza adquirida por el Barça con el paso de los años se observa en los resultados. El centrocampista solo ganó 4 de los primeros 17 clásicos que jugó, pero ha triunfado en 12 de los últimos 23. El inolvidable 2-6 del 2009 empezó con un gol de Higuaín, el 1-3 del 2011 con un regalo de Valdés a Benzema, el 3-4 del año pasado exigió remontar dos veces, aunque Iniesta hubiera inaugurado el marcador. «Hicimos un partidazo también. Hemos llegado a jugar con solo tres defensas allí», recuerda con orgullo.

La novedad del 2014

Más novedoso en este clásico es que esté en tela de juicio la  titularidad de Xavi. Nunca se debatió sobre ello. Hasta que ha llegado Luis Enrique, el Barça le entreabrió la puerta de salida, Xavi asió el pomo... y finalmente la cerró para quedarse. Sus excelentes intervenciones abonan la teoría de que el hombre que ha sellado el estilo del Barça en la última década, fundamentalmente, no puede perderse la cita. Solo ha sido titular en cuatro de los diez partidos y no padece el desgaste físico que acusaba la pasada temporada. «Estoy para lo que haga falta», insiste Xavi, que repite su pretensión de aspirar solo «a ser útil». Pero titular.

Como lo ha sido en 37 de los 40 clásicos anteriores. Sustituyó a Bogarde en el descanso del que significó su debut en el Bernabéu, (3-0 en la Liga 1999-2000), a Guardiola en la temporada siguiente (2000-2001) y a Thiago en el estreno de la temporada 2011-2012. El futbolista que más clásicos ha coleccionado luciendo la camiseta azulgrana (con la blanca, Manolo Sanchís hijo disputó 43 y Paco Gento, 42) viaja con la incertidumbre de saber si será titular. Pero con la ilusión de revivir el placentero silencio del Bernabéu.

«¡Cómo olvidarlo! El 2 de mayo del 2009, en medio de la eliminatoria ante el Chelsea y poco antes de lograr el primer título con Pep. La victoria, el resultado que sueña todo culé, pero con partidazo incluido. Un golpe sobre la mesa. Aunque, pese a ser un 2-6, creo que jugamos mejor el día del 5-0. Empezaron marcando ellos, pero enseguida remontamos y, en la segunda parte, cuando se colocaron 2-3, Henry volvió a marcar».

«Fue el último partido antes de viajar a Japón a disputar el Mundial de clubs. Celebro mi gol gracias a un rebote que nos adelantó en el marcador. Ellos marcaron pronto, empató Alexis y al final Cesc colocó el 1-3 que nos empataba a puntos en el liderato, aunque teníamos un partido más. Con Guardiola ganamos tres de los cuatro partidos de Liga y siempre jugamos muy bien, llevando la iniciativa. ¡Y en el Bernabéu!».

«La marcha de Luis significó un antes y un después. Dejó un vacío muy grande en el vestuario, como futbolista y como persona. Era un gran compañero. Perdimos un crack que pasó a reforzar al máximo enemigo. Con él comenzó la era de los galácticos del Madrid, una época muy dura para nosotros. Ganaron dos Champions. Nos eliminaron en una semifinal. Empatamos 1-1 en el Bernabéu, pero habíamos perdido en casa».

«Pérez Burrull me expulsa. Era el último minuto. La guinda a un día negro. Es el día del 4-1, al final de aquella temporada que era prácticamente el final de la era Rijkaard. El Madrid nos pasó por encima y el árbitro nos trató bastante mal. Ni el gol de Henry salvó el honor. Solo me han expulsado dos veces en 17 años de carrera. La otra fue Turienzo en Vila-real. Burrull me echó por dos amarillas. Nos pitó un penalti increíble en contra. No guardo un buen recuerdo de él».

«Es el primer gol que marqué en el Bernabéu a Casillas, tras un pase elevado de Ronaldinho por encima de la defensa que me dejó frente a Iker. Sirvió para ganar, con un 1-2 que apuntaba el comienzo de otros tiempos. Hicimos una gran segunda vuelta y le remontamos 17 puntos al Madrid desde enero. Ni ellos ni nosotros logramos el título, sino el Valencia. Era la primera temporada de Rijkaard. En las dos siguientes ya fuimos campeones de Liga».