El 'guerrero' que hirió a Rafinha

El belga Nainggolan, que en septiembre lesionó de gravedad al azulgrana, fue confundido con un terrorista en Amberes.

Nainggolan señala el balón tras la fea entrada por detrás que lesionó a Rafinha, en septiembre pasado en Roma

Nainggolan señala el balón tras la fea entrada por detrás que lesionó a Rafinha, en septiembre pasado en Roma / periodico

ELOY CARRASCO / BARCELONA

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Rafinha acaba de tener una gran noticia. Se le ha visto (hecho un dandi, con traje de tres piezas, repeinado y la barba cuidada) celebrando con la cúpula del Barça su renovación con el club hasta el año 2020. Será un paliativo, una de las primeras sonrisas en medio de la pesada travesía hacia la plena recuperación de su lesión, que no llegará hasta entrada la próxima primavera. El 16 de septiembre pasado, en el estadio Olímpico de Roma, una entrada por detrás con muy mala uva le hizo trizas la rodilla derecha. El responsable fue Radja Nainggolan, a quien, por algo será, llaman 'el Guerrero', y que este martes vuelve a enfrentarse al equipo azulgrana.

Nainggolan, de 27 años, es de esos futbolistas que con su aspecto intimidan ya antes de saltar al campo, en el túnel de vestuarios: peinado de cherokee con la cresta teñida de rubio y algún retoque capilar también en las cejas para resaltar una cierta fiereza. Tatuajes, muchos tatuajes, y mirada retadora. El personaje resultante parece sacado de un pasillo del metro del Bronx a medianoche.

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METE MIEDO

Algo así debieron de pensar unos clientes que lo vieron, hace unos días, en un hotel caro de Amberes. Recelaron de su "aspecto sospechoso" y llamaron a la policía convencidos de que tenían a tiro a un terrorista. Luego se deshizo el equívoco y hasta los agentes terminaron haciéndose una foto con aquel tipo que, es evidente, mete miedo. Seguro que no lo hace con mala intención, pero es un peligro: hace ocho meses también le rompió la tibia y el peroné a Mattiello, del Chievo Verona.

El futbolista belga no lo ha tenido fácil, según dice su biografía. Creció en una familia numerosa abandonada por el padre, de origen indonesio. La madre, fallecida hace cinco años, tiró del carro. Él la homenajea con su nombre impreso en tinta en su espalda. En el fútbol, Nainggolan empezó como portero y muy pronto, a los 18 años, entró en la órbita italiana, ya como jugador de campo. Piacenza y Cagliari fueron sus primeras etapas, hasta que en el 2014 lo contrató el Roma, donde hoy parece asentado y vive como un dulce padre de familia.

CON KEITA Y PJANIC

Allí suele compartir la línea de centrocampistas con hombres que le presentan dura competencia por un puesto, como el exazulgrana Seydou Keita, fijo a sus 35 años, el fino bosnio Miralem Pjanic (sus tiros de falta son de lo mejor de Europa) y el veterano internacional italiano Daniele de Rossi (es muy dudosa su presencia en el Camp Nou porque sale de una lesión). El entrenador francés Rudi Garcia suele confiar una camiseta de titular a Nainggolan: kilómetros, sudor e intimidación garantizados.