Cesc: "Por cada partido malo, retrocedo diez buenos"

El martes 12 de marzo está marcado en rojo: es la fecha del partido frente al Milan, en el que el Barça se juega los cuartos en la Champions y debe remontar un 2-0 en contra. Jugadores y aficionados están pendientes de ese encuentro que puede marcar el desenlace de la temporada. Cesc ha recordado que ganar este sábado al Deportivo, el colista, encierra una enorme importancia previa: para cerrar la crisis de resultados (tres derrotas en los cuatro últimos partidos) y para aumentar la confianza.

Cesc dice que no ha perdido la suya. Ni en sí mismo ni en el equipo. A pesar de las críticas. Las asume. "Por cada partido malo que hago, retrocedo diez buenos que hubiera hecho antes", ha explicado este jueves, remarcando inmediatamente que no se lamentaba ni lloraba por ello. "Me fui y pagaron 30 millones para que volviera", ha dicho, y solo por eso considera lógico que el nivel de exigencia de los aficionados sobre él sea mayor que respecto a otros compañeros.

El centrocampista dice estar recuperado de las molestias que notó tras el partido de España en Catar frente a Uruguay y quiere salir del banquillo, donde ha estado en varios partidos. Intuye que el dilema táctico, al parecer, reside en la elección entre él y Villa para el once titular. No es nada nuevo. Cesc cree que son "complementarios", pero el momento es tan crucial que solo importa la eliminación del Milan. "Luego ya hablaremos", ha dicho, sin querer abonar tampoco el debate.

Cesc cree que el acceso del Madrid a la siguiente ronda no presiona más al Barça. No a sus jugadores. "Luchamos por nuestra Champions", ha explicado estableciendo cuál es el objetivo: "No sirve de nada llegar a las semifinales y que el Madrid se haya quedado en cuartos, lo que queremos es ganarla".