¿Me cambiaría por Neymar?

El odio a Neymar es el odio al futuro de quienes ven venir que después de la etapa de Messi puede llegar la del brasileño

Neymar, atendido por Messi, se lamenta del lanzamiento de la botella en Mestalla.

Neymar, atendido por Messi, se lamenta del lanzamiento de la botella en Mestalla. / periodico

ANTONIO BIGATÁ

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Sí, han leído bien. Parece una pregunta tonta. En principio da la impresión de que todo el mundo quisiera cambiarse por Neymar, un joven que juega maravillosamente a fútbol, es rico y tiene éxito social. Le envidio algunas de esas cosas aunque, en cambio, nunca me pondría el sombrero con que tapa su coronilla cuando quiere vestir bien, ni compartiría sus asesores fiscales o quienes le ayudan a redactar los contratos, e intentaría mejorar su nivel cultural. De joven fui flojito en el fútbol (sólo ponía voluntad) y lo habría dado todo por saber hacer algunas de las cosas que consigue Neymar con la pelota o tener un futuro de jugador del Barça como  él. Evidentemente, parecía predestinado a responder siempre sí a  la pregunta sobre si me cambiaría por él.

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ARGUMENTOS EN CONTRA

Pero ahora tengo argumentos en contra. Desconozco si sabría soportar el odio generalizado que aprecié en Mestalla contra él. Se debía únicamente a que no juega en el Valencia y a que es tan maravilloso como futbolista. No me gustaría oír y ver a gente rugiendo de placer como en el Coliseo de Roma cada vez que alguien me hiciese daño.

También me costaría aceptar que cuando alguien me pegase en la pierna, o me metiese el codo en la cara, o me derribase, surgiesen aplausos de agradecimiento para quien lo hacía. Eso es lo que pasaba en Valencia. Tampoco aceptaría que si la tarascada me hiciese saltar por los aires la satisfacción de bastantes de los aficionados fuese proporcional a lo mucho o poco que subiese despedido por los aires: mayor si llegaba muy arriba, menor si quedaba cerca del suelo.

Que no me diga nadie que esa exacerbación se debe a que Neymar es poco deportivo, que es el mensaje subliminal o explícito de los abogados defensores que tiene el odio al jugador en las tertulias y diarios teóricamente deportivos de Madrid. El mismo Valencia alineó ese día a tres o cuatro jugadores desalmados en lo referente a la violencia y la falta de respeto a las reglas del juego; a todos les caían bien, nadie los reprobaba. La única preocupación de ese amplio sector de habitantes de la grada era que los suyos no se hiciesen daño en el acto de pegar o que el árbitro no compartiese su entusiasmo por las escenas de caza.

LOS ÁRBITROS Y EL COMITÉ

Vale la pena profundizar en los colegiados. Sean técnicamente buenos o malos (el de Valencia era particularmente deficiente) muchos árbitros españoles han aprendido a medir con una regla distinta de la general lo que se le hace a Neymar. Es su manera de contribuir a equilibrar los encuentros en que el Barça muestra superioridad. También es su aportación a la campaña desatada en Madrid para que, ya que  Neymar no es suyo, acabe yéndose a otro país. Muchos árbitros aúnan cobardía e insolencia. Ninguno de ellos consentiría que nadie le hiciese a un hijo suyo lo que ellos consideran absolutamente legal cuando quien lo recibe es el brasileño. Ni soportaría que le llamasen a la madre del rey Felipe lo que dicen de la del jugador.

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Aun así, la culpa de los árbitros es menor que la del Comité de Competición. Además de no actuar de oficio muchas veces que tendría que hacerlo, su nota de esta semana es una confesión de miseria moral. Es inhumano considerar "ridícula" la alegría y la celebración rotunda de los jugadores del Barça tras imponerse de penalti y en el último minuto, después de haber sido insultados durante todo el partido, de haber visto desfilar a Iniesta en camilla tras una entrada que ni siquiera fue considerada falta, y de haber sufrido múltiples patadas impunes en el césped . ¡Y ese comité es el juez de la Liga! Temblemos al pensar en su criterio y su equidad en los otros temas. ¿No han visto los del comité otras celebraciones de otros equipos? ¿Por qué en esos casos no redactaron notas públicas como ésta? ¿Cómo van a pensar los seguidores del Barça que no hay algo oscuro pero sostenido o contra ellos o contra lo que representan como bandera deportiva de Catalunya?     

Me lo tendría que pensar mucho antes de cambiarme por Neymar. Porque estas cosas seguirán. El odio a Neymar es el odio al futuro de quienes ven venir que después de la etapa de Messi puede llegar la de este jugador. En Madrid, de forma especial, hay mucho desconsuelo ante esta posibilidad, máxime cuando ahora Cristiano Ronaldo solo tiene la oportunidad de jugar contra Andorra -el equipo  que le resulta más cómodo para marcar cuatro goles y parecer un buen jugador de campo- muy de vez en cuando.