El Barça sigue débil

Lastimado por el zarandeo ante la Juventus, la victoria sobre la Real Sociedad brinda al Barça una cura de urgencia mientras mantiene las constantes vitales en la Liga y cobra fuerzas para abordar la búsqueda de otro milagro europeo el miércoles.

El equipo sigue flojo de ánimo, debilitado por las derrotas de Málaga y Turín, producto de la insólita fragilidad que muestra en el campo. Encajó cinco goles en dos partidos y la Real le endosó dos más. Esta vez, el tridente, aun incompleto, no se quedó seco. El propietario del club, Messi, marcó dos goles y cocinó el tercero para que Alcácer compensara la ausencia de Neymar.

SENSACIONES OPUESTAS

Logró el Barça el mismo resultado que el Madrid, y la mayor entidad de la Real respecto al Sporting debería revalorizar el mérito, pero las sensaciones emitidas por los dos aspirantes al título fueron radicalmente distintas.

El Madrid envió a los suplentes a Gijón y remontó el 2-1 en el último minuto con un bufido de fuerza; el Barça, con toda la artillería, sin poder ahorrar esfuerzos para la Champions por los números rojos de la Liga, vivió la segunda mitad con el corazón encogido para preservar el 3-2.

«Con el 10 es muy difícil ganar aquí», reconoció Xabi Prieto, pesaroso por la decimonovena visita liguera con derrota. Hablaba del otro 10. Un sencillo silogismo permitiría enunciar que sin Messi el Barça estaría al borde de la extremaunción. Es el único que sigue vigoroso en un grupo delicado. Al 10 le echó una mano al final el 8, Iniesta, al que Luis Enrique reserva para minutos en los que su presencia es imprescindible, aunque sea para apuntalar el andamio.

UN BOQUETE ATRÁS

La creciente debilidad defensiva del Barça, del colectivo, se personificó en Umtiti, d elos pocos que estaba fuera de  discusión. La fatalidad le situó bajo el foco, con el balonazo del 3-1. Esa anécdota, una broma al cabo de un minuto con el inmediato gol de Alcácer, cobró relevancia en el segundo tanto de la real. Salió Umtiti de su zona para intentar anticiparse, sin conseguirlo, y nadie tapó ese hueco por el que se coló Xabi Prieto. Ni Piqué, como en Turín, ni Alba supieron cerrar ese boquete que se abrió, descomunal. Les faltó determinación y rapidez, a ellos y a los demás, como en otras situaciones defensivas.

Por atrás se descose el Barça, incapaz de mostrarse compacto. El equipo avanza a golpe de goles y se frena según los que encaja. Defendió con cuatro y atacó con tres todo el curso un grupo que ha perdido homogeneidad sin que exista una explicación clara. Entre la pérdida de calidad por las menores prestaciones del banquillo y la pérdida de intensidad de un equipo saciado en títulos, el Barça se ha reducido hasta convertirse en un rival abordable.

LA REAL SE EXPLAYA

Quizá tampoco Eusebio sepa qué le pasa a su exequipo, pero sí supo hurgar en los defectos azulgranas. Jugó al Barça al uno contra uno y desplegó al cuadro donostiarra, sin miedo, al contrario, en toda la amplitud del césped. Abrió al Barça apoyándose en las bandas y le atacó por dentro, con pases profundos y verticales.

El 3-2 del descanso mantuvo la incertidumbre en la segunda mitad. El frenético intercambio de goles (tres en cuatro minutos) multiplicó la inquietud del Barça, poco acostumbrado a que le tuteen. Illarra se atrevió a chutar desde lejos a Ter Stegen, en una prueba de osadía que jamás se le vio durante su beca en Madrid.

Poco a poco la Real fue laminando la confianza del Barça. Siempre con el balón. Tener el objeto primordial del juego era fundamental y Luis Enrique metió a Iniesta en el campo. En lugar, claro está, de André Gomes. El capitán no bastó, y tuvo que recurrir también a Denis.

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