Neymar se instala en la cima

El delantero, a sus 23 años, se cuela por vez primera entre los tres mejores del Balón de Oro

El jugador del FC Barcelona Neymar celebra el gol anotado ante la Real Sociedad

El jugador del FC Barcelona Neymar celebra el gol anotado ante la Real Sociedad / PERIÓDICO

MARCOS LÓPEZ / BARCELONA

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Cuando llegó era un proyecto. Más una industria que un jugador. Más una marca que un futbolista. Calidad tenía. Talento le sobraba. Brasil no tenía, ni tiene aún, nada mejor que Neymar, un delantero singular. Singular y, sobre todo, inteligente, capaz de sortear con sus regates los múltiples problemas legales que acompañaron su fichaje por el Barça. Vino a un club traumatizado por circunstancias trágicas y él, con esa alegría tan brasileño (no es carioca, es del litoral paulista), aterrizó en Europa con su industria. El Barça, en manos entonces de Tata Martino, tampoco le ayudó demasiado. Fue el gran triunfo de Sandro Rosell, que se lo birló al Madrid de Florentino en una oscura negociación que todavía hoy, dos años y medio más tarde no se ha aclarado del todo. El gran triunfo y la perdición de Rosell, que tuvo que dimitir acosado por las ramificaciones del ‘caso Neymar’ que se extienden desde la Audiencia Nacional de Madrid a la Audiencia Provincial de Barcelona.

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El verdadero triunfo ha sido de Neymar, tan inteligente en el campo y fuera como descarado. Vive al día, expuesto a cada momento en las redes sociales, ajeno, por ejemplo, al calendario de penurias azulgranas que se vivió en el club. El otro ‘caso Neymar’ habla de un jugador listo, ambiciosamente voraz, sumiso con Messi a su llegada, parecía en ocasiones hasta su mayórdomo, capaz luego de conquistar la confianza de la estrella argentina. Superado el ‘paréntesis Tata’, que no logró conectar a los dos genios, y con la llegada de Luis Enrique, todo fluyó. Entonces, el jugador derrotó a la industria y la marca fue por detrás de ese delantero imaginativo, que además comenzó a interpretar el juego con la astucia que merecía su talento.

MÁS LEJOS, MÁS CERCA

No tardó demasiado. También es verdad. En su segundo año, Neymar se alejó geográficamente de Messi en el campo con la aparición de Suárez, el nueve que fusionó al 10 de Argentina con el 10 de Brasil. Con Leo en la banda derecha y ‘Ney’ en la banda izquierda, el Barça, tras la depresión de Anoeta, voló hacia el triplete. Era Messi quien guiaba la nave, pero a su lado, y de forma cada vez menos discreta, ya estaba sentado Neymar. Ya no era personal auxiliar del avión sino uno de los copilotos. De pronto, las cifras (15 goles en 41 partidos en su primer año) se dispararon en el segundo curso, con 39 tantos en 51 partidos, siendo decisivo en partidos grandes: París SG, Bayern y la final de la Champions en Berlín ante la Juventus.

Y el plan, trazado un día por su padre en Santos cuando tomó conciencia de la joya que era su hijo, ha cumplido ya uno de sus grandes objetivos. Neymar, el pichichi de la Liga con 14 goles por encima de Suárez (12) Ronaldo (9) y Messi (4), ya ha alcanzado la cima. Le falta ahora quedarse solo ahí arriba. Pero, tal vez, eso no dependa solo de Neymar. Pero el tiempo (tiene 23 años) corre a su favor.