El Barça aplasta al Celta

El tridente cuaja una actuación de antología, con Messi al frente, y devuelve, corregida y aumentada, la goleada de Balaídos

El tridente se abraza durante el partido contra el Celta

El tridente se abraza durante el partido contra el Celta / periodico

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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De videoteca. Otro cedé para guardar, de los muchos que ya empiezan a atesorar los culés. El último de la colección no debe durar necesariamente 90 minutos, a no ser que el aficionado quiera disfrutar de un buen partido de fútbol no solo del Barça, sino de un Celta estupendo mientras resistió su fe. Claudicó, como todos, derribado por el tridente.

Tres son demasiados. Ya era un Barça irresistible con Leo Messi (lo dicen los títulos de la última década)  y la suma de Suárez y Neymar han forjado un Barça demoledor, inabordable. Sobre todo, cuando se pone manos a la obra. Y este domingo tenía una cuenta pendiente por cobrarse que se había guardado durante meses. Desde septiembre, nada menos. Toda una vuelta de campeonato.

UN CATÁLOGO DE GOLES

El 4-1 escoció y mucho, porque esa goleada se la comieron Messi, Suárez y Neymar en el campo. La devolvieron corregida y aumentada hasta el 6-1. El cedé ha de ser para conservar la factura de los goles. Extraordinarios, maravillosos, todos, inolvidables, aunque ninguno fue original. Ni siquiera el penalti indirecto que fue ideado y ejecutado por Johan Cruyff hace más de 40 años. Entre Messi y Suárez pergeñaron esa treta de la que se sacará punta, sin duda.

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Una falta de respeto, dirán. Como la 'lambretta' de Neymar al Athletic, que repitió sobre un atónito defensa del Celta, con el marcador holgado y amplio (5-1) y antes de poner el broche de oro a un festival goleador dirigido por el mejor de todos los tiempos. Messi marcó un gol, dio dos asistencias –tres con la del penalti indirecto para que Suárez se apuntara el triplete– y forzó el penalti que brindará debates de todos los colores. Incluso amarillos buscando la escandalera.

SIN LA PIEDRA

Messi sacó la piedra del riñón el miércoles, un día después de la litroticia. Se notó, aunque el astro brilla cada día. Como si se sintiera liberado y feliz, se sacó una actuación de antología. De 10.

Era un día de efemérides y está contrastado que Messi nunca pasa de puntillas por las fechas señaladas. Ayer tocaba celebrar un año sin derrotas en el Camp Nou (la última, un 0-1 ante el Málaga, databa del 21 de febrero del año pasado) y estaba cerca de alcanzar los 300 goles de Liga. Suárez se llevó la pelota conmemorativa de los 31 partidos sin perder (28 victorias) en casa y la de los 30 consecutivos invicto.

De racha en racha marcha el Barça sobre la temporada de forma más autoritaria que el año pasado, lo que debería empezar a preocupar a sus rivales. Por mucho que se enfrentara al Celta B por las bajas tan sensibles que sufría, entre ellas la del tan perseguido y deseado Nolito. Luis Enrique alineó al Barça A, el de la Liga, superado el trámite de Mestalla del que solo conservó un jugador: Sergi Roberto. Rakitic descansó porque ya ha superado los 2.500 minutos de competición.

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PAREJAS DE BAILE

Por ahí andan los tres delanteros. Parecido desgaste acumulan, pero ellos son insustituibles. Messi por encima de todos. Por muy limitado de efectivos que estuviera, Berizzo intentó exprimir a su exigua plantilla para sorprender a Luis Enrique. Removió la defensa: Planas lidió con Messi; Hugo Mallo, el capitán y que suele jugar de central, ejerció de lateral derecho persiguiendo a Neymar (Jonny pasó al centro, un privilegio ayer) y Cabral se encargó de Suárez.

Los tres defensas habían visto una tarjeta antes del descanso. Cuando los tres azulgranas empezaron a moverse, después de que Guidetti complicara el camino, (el sueco mostró un carácter que rompió el mito de la presunta frialdad nórdica), sonó la música del baile.

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