LA SEMIFINAL DE CHAMPIONS

El Barça impone la dictadura del balón (0-2)

Puyol se abraza a Messi tras uno de los dos goles que el argentino ha marcado al Madrid.

Puyol se abraza a Messi tras uno de los dos goles que el argentino ha marcado al Madrid. / RP/KV

MARCOS LÓPEZ / Madrid

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Con la pelota, el Barça ha impuesto su dictadura y ha sometido a un Madrid acomplejado que ha asistido impotente a la exhibición celestial de un Messi de otro planeta. Xavi ha cogido la pelota como si estuviera en la plaza del Progrès de Terrassa y se la ha llevado a donde ha querido hasta que Leo, cansado de que se le ninguneara en el Bernabéu, ha emergido con dos goles siderales, el primero para silenciar el templo blanco y el segundo para coger directamente el billete hacia Wembley con una acción majestuosa en un eslalón inolvidable.

Pero el Barça ha gobernado el partido como solo sabe hacerlo Guardiola. A través de la pelota. Tocando, una y otra vez, en ocasiones como si estuviera en el jardín de la ciudad deportiva de Sant Joan Despí, desquiciando a un Madrid indigno. Indigno con o sin Pepe. Indigno durante una hora porque jamás ha sabido meterle mano al Barça. Indigno en la media hora final, ya con 10 por la irresponsabilidad del defensa brasileño que ha cometido una falta tonta y violenta sobre Alves a 80 metros de la portería de Casillas, para dejar al Barcelona en el escenario soñado.

Revolución Afellay

En la primera hora, el Barça ha torturado al Madrid de tal manera que Ronaldo, un tipo arrogante, ha expresado su ira cuando los dos centrales azulgranas (Mascherano y Piqué) le han bailado junto a Sergio Busquets. Ha soltado el puño al aire de Madrid, lleno de ira, atolondrado, incapaz de contener ese baile al que nadie lo ha invitado. Ha faltado, además, que Guardiola moviera el banquillo para que Afellay, un tipo veloz, algo cohibido ¿en ocasiones durante esta temporada estaba tan asustado que pareció perdir autógrafos a sus compañeros¿ se ha desatado para comerse a Marcelo. Se lo ha comido, literalmente. Ni más, ni menos. Más rápido, más valiente, más atrevido.

Devorado Marcelo, el centro de Afellay ha permitido no solo justificar el fichaje invernal sino que ha abierto la puerta de Casillas para el voraz Messi, un delantero paciente. Ha aguardado con tanta calma que el Madrid ha creído que lo había desactivado. Equivocado Mourinho y, por supuesto, el madridismo. Cuando estaba con 11, ha renunciado al partido. Y al fútbol.

Miedo blanco

El miedo ha parecido que había matado al fútbol. El temor ha acabado con el juego. Terminada la primera mitad, el Madrid vivía solo de las acciones a balón parado. O sea, como si se tratara de un equipo pequeño. Lo ha parecido. Ha empezado con fuerza, pero le ha durado dos o tres minutos. Nada más. Ha renunciado Mourinho al delantero centro ¿tenía a los tres en el banquillo, Benzema, Higuaín y Adebayor¿ y ha puesto al principio a Ronaldo. Pero tampoco ha resistido mucho tiempo ahí, enloquecido como andaba porque ni olía la pelota, hasta que ha enviado a Özil al eje del ataque, aunque ha presionado el alemán con la mirada. Solo eso.

El Barça, en cambio, con Mascherano, de central, y Puyol, de lateral izquierdo, se ha tranquilizado con la pelota en los pies. Le ha costado, todo hay que decirlo, algunos minutos, pero, poco a poco, se ha ido adueñando del partido. Sin mucha profundidad y con Villa, escorado más que nunca a la banda derecha, el socio perfecto de la cal, ha querido abrir el campo para desordenar al Madrid. Pedro, en la otra punta del campo, apenas ha llegado hasta la línea de fondo. Entretanto, Xavi y Busquets tejían con mucha pausa en en el centro del campo, asegurando cada pase como si tuviera una póliza de riesgo incorporada. O sea, tonterías las justas.

Errores resueltos

El Barça ha aprendido de los errores de la final de Copa, cuando regaló balones que eran tesoros para la velocidad blanca. Por eso, no ha tropezado dos veces en la misma piedra, mientras el Madrid, en su impotencia, se ha ido ahogando. Y el equipo azulgrana, con orfebres de la pelota, iba ganando metros con una contundencia aplastante. Así ha llegado el gol de Messi, el primero. Hasta que el mundo ha entrado en un estado mágico cuando Leo ha conectado, de nuevo, con el balón. Otra vez. En el segundo gol, se ha enfrentado al universo blanco. Eran cuatro jugadores del Madrid. Da igual. Si hubiera 11 Mourinhos, también los habría pasado por encima. Ha cogido la pelota y se la ha llevado a casa. Suya es.

Ficha técnica:

Real Madrid - 0: Iker Casillas; Arbeloa, Sergio Ramos, Albiol, Marcelo; Xabi Alonso, Pepe, Lass; Ozil (Adebayor, min. 46), Di María y Cristiano Ronaldo.

FC Barcelona - 2: Víctor Valdés; Dani Alves; Piqué, Mascherano, Puyol; Xavi, Busquets, Keita; Pedro (Afellay, min. 71), Messi y Villa (Sergi Roberto, min. 90).

Goles: 0-1. Min. 76. Messi resuelve un servicio de Afellay desde la derecha. 0-2. Min. 87. Messi, en jugada personal.

Árbitro:Wolfgang Stark (Alemania). Ha mostrado cartulina amarilla a Dani Alves (44'), del FC Barcelona. Ha expulsado con roja directa a Pinto camino del vestuario a llegar el descanso por un incidente con Arbeloa. Amarilla a Sergio Ramos (52'), Adebayor (82'), del Real Madrid y a Mascherano (57'), del FC Barcelona. Ha expulsado con roja directa a Pepe (61'), del Real Madrid, por una entrada a Dani Alves. Y posteriormente a José Mourinho (64'), que ha seguido el partido desde la primera fila por protestar.

Incidencias: 75.000 espectadores han llenado el estadio Santiago Bernabéu. Ida semifinal Liga de Campeones. Cerca de 3.000 hinchas del FC Barcelona han animado a su equipo. 21 grados. Un puntero láser ha iluminado desde el fondo norte a los jugadores del Barça.